Cuqui
Savigné tardó demasiado tiempo en salir de su agujero. Y lo
hizo de noche, justo cuando el sol irradiado fuese tan potente, y el
contraste térmico con la profundidades tan brutal, que hiciera
estallar los acuíferos como géiseres en aspersión. Escarbó con
uñas y dientes los terrones resecos. Empujó con el anverso de su
alma, hacha o azadón. Y trepó por acometidas, bajantes y
tendederos llenos a rebosar de impolutas prendas perfumadas de
higiene. Ni rastro de menstruaciones carmesí ni rodales de salitre
sudorosos estampados como síndomes.
Se agarró
al alfeizar y trepó hasta la azotea buscando un espacio despejado.
La luna ahí arriba colgada de un fondo estelar. Y abajo los aullidos
de quienes en el silencio de la noche, demandan palabra para cuando
el tronío del día los ignora -despedidas a pie de portal, tocan las
palmas contenedores de metal, rugen camiones al cargar- Y allí
arriba, en el terrado, Cuqui Savigné tapiza de aluminio todo
el terrado: Busca señales arriba, en el cielo oscuro o en la
claridad de la mañana. Mensajes errantes que desatasquen meses de
sordera, años de letargo, días de sueño profundo y mortificados
entierros. Baños de luna cerrando los ojos, y esperando otra vez que
el incandescente astro vuelva a catalizar los arrullos de las
Tórtolas, el trinar de los gorriones o el chirrío de Urracas
traviesas, reclamando melodías de soda.
A la mañana
siguiente, despuntando la claridad yacía dormida bajo la sombra de
cien alambres. Las sábanas del terrado se mecían con esa brisa que
solo tu sabes lo poco que duran. Y sobre esos cien alambres, se
habían posado de alas negras y picos anaranjados, miles de
Estorninos que no traían hambre solo de sesos, sino de música.
Canciones aladas de mil razas y especies que atraídas por la
radiación del argentado metal, se la comieron viva mientras
tarareaba, y ellos, trinaban.
Ahora mismo
se han hecho dueñas de la azotea y desde aquí abajo, desde el patio
de luces y su acústica cacofónica, se oye el festín allí arriba.
Es música celestial. Y aunque lo trágico de la fábula y el
chascar de los huesos os erice el bello, a mi, se me antojan marimbas
vespertinas.
Aullaba a la
luna, a los escotes, y el vacío de mis tripas era el que despertaba
cada mañana. Un sometimiento a la abstracción musical fruto del
ayuno cognitivo sin remedio a corto plazo #seis meses. Que me ha
tenido tan en otro mundo, como al de un seso sorbido y laminado en
una bandeja de plata. Hasta que una heroína diera su vida por un
montón de salvadoras canciones.
Dicen que
después de una experiencia traumática, muchos meses después, el
orden de prioridades varía como las estancias de Cube; y quizá sea
cierto. Por más que a punto de arrojar la toalla; un poco
desesperanzado por la falta de sustancia, de tuétano con la que
armar el corazón. Cuqui Savigné se ha encaramado para
sacarme de la ciénaga haciendo reclamo de canciones#con sus discos.
Cuarenta lo menos, que publicaré a lo largo de estas semanas, antes
de que haga las maletas en veinte días en busca de fondos de
escritorio con los que expandirme.
En ellas
además de buenas canciones, que es un poco de lo que se trata, habrá
también miguitas de pan de esas para seguirlas y ahogarse en
frondosos discos. No creáis que el ahogo por así decirlo, es de los
que sofoca y angustia, no. Dan placer y mucho, aunque sea poco y
tarde. Dan para sonorizar un viaje, la asquerosa realidad de nuestro
día a día o como yo, para tirarme al monte y soñar.
Que soy muy
mucho de sueños, sesteos que no sextetos, y de contemplar panza
arriba.
Tomen papel
y lápiz...
EZRA
FURMAN_PERPETUAL MOTION PEOPLE
A este
pendón desorejao le debo parte de mi existencia bloguera. Con su
disco de debut junto a The Harpoons “Inside The Human Body”,
di mis primeros gateos hace seis años casi en este muro de las
lamentaciones. Eran tiempos en los que mi única intención era
hablar de música; que cosas ¿no? con lo que se me ha llegado a ir
de las manos.
Su cabecera
no es casual no, y un detalle superfluo éste, que se resume en tres
aspectos vitales: Es el disco que mejor ilustra mi estado de ánimo
actual, y por otra... Me encanta retomarlo tras unos cuantos años de
olvido, porque es un poco la idea que tengo de la música que acaba
calándome (imaginación, desparrame y sustancia con la que
deleitarme con el paso de los años). Algo que además comparten
ambos discos por muy distintos que sean;y no voy a entrar en
pormenorizar del porqué he pasado por alto el resto de su
discografía.
Escucho
música a borbotones, pero poca es la que aguanta el paso del tiempo.
En el caso de Ezra Furman al igual que sería el disco de debut de
Violent Femmes, el señero de LA's y otros tantos, su forma
inigualable de escupir canciones como gestos naturales, solo se da un
ocasiones. Algo que no es ni bueno ni malo, es así, mágico.
Trece
canciones malditas como su numero, que coquetean con el Vodevil, el
glam y hasta con ciertas reminiscencias del R&B de Nueva Orleans
más callejero. Todo ello sazonado con el estilo inconfundible del
señor Ezra, donde todo parece improvisado, compulsivo y poco hecho.
Imposible no
escuchar “Haunted Head”, y no imaginarse a David Bowie
desplegando turbantes en un club nocturno de un crucero de lujo.
Recostarse en “Hour of Deepest Need” y no visualizar a un
Beck lampiño sobrado de talento. Saltar y volver a saltar en la cama
elástica de sus composiciones sin nadar antes en un océano de
bolas, de toboganes inflables, y querer repetir hasta vomitar.
Perpetual Motion People es un poco así. Como un juego de niños
engachoso y viciante: Arranca cacharreando con las pianolas hawaianas
de “Restless Year”, y todo parece querer girar entorno a
una broma de mal gusto hasta que suena el bajo distorsionado. Pero
para cuando se llega al corte 9 -“Body Was Made”-, la
sensación de que tras ese torbellino de matasuegras, confeti y
collares hawaianos surge algo bastante más serio y salvaje, es
evidente.
Como bufan
los saxofones madre!! Por el camino fakires e ilusionistas nos
atraviesan con espadas y puñales: “Wobbly” tiene ese nudo
herbáceo a modo bisagra, donde brotan tanto Punk como Folkrock de
raíz. Más de un sesudo se ha quebrado intentando situar a Ezra en
un contexto estilístico concreto; recurrir a Gordon Gano es de lo
más socorrido. Pero la verdad es que el muchacho, para sus 28
añitos, goza más de la libertad de crear, que de estar por
monsergas con las que acuñarse y cercarse.
“Tip of
a Match” tira campo a través, recurre al Rock cuando le place.
O se alimenta de los vientos para crear un ambiente cabaretero o de
Mardi Gras, para que exploten de colores “Lousy Connection”
o “Can I Sleep in Your Brain”. Cantos a la libertad
expresiva totales, capaces de amancillarse con “One Day I will
Sin no More” o la preciosa “Watch you go By”, y no
sonrojarse con las citas a Bob Dylan, Jonathan Richman o Lou Reed
cuando es la idea más que la etiqueta, lo que les conecta. A Ezra
Furman desde luego, la sin vergüenza de mostrarse tal y como uno
entiende la música y lo teatral; todo junto y sin visillos.
Discos estos
como los de Courtney Barnett,
Joanna Gruesome, Speedy Ortiz o Rolo
Tomassi, encabezados por féminas ellos cuatro. Y que
desde primeros de este año, han sido los que han agitado mis días.
Son algunos pocos que crujen la monotonía de escuchar cosas que me
parecen -y perdonen mi arrogancia- aburridos, estandarizados, y tan
bonitos, guapos e indefensos ellos, que me mortifican; sin citar
necesariamente.
Que a veces
no se trata de estilos, géneros musicales o movidas de actualidad.
Solo es que todo parece tan pulido y diseñado para contentar a todo
el mundo, que yo, que me considero pelín raro, me aburro como un
preadolescente en una reunión familiar y sin móvil.
Cierto es
que estos cuatro están conectados por una querencia a la guitarra
emborronada, caustica y desaliñada. Aunque a mi sin embargo, me
parecen cánticos de avanzadilla, angelicales y hasta de pura
ambrosía. Ni tampoco es que se trate de ser un melomaníaco de los
90; como si esto fuera ahora una nueva estirpe. Solo pienso yo, que
entre tanto bombardeo y corre que te pillo para no perder la vez.
¿porque no un chup chup a fuego lento y un buen potaje? Con
guitarras, con botones o con bemoles.
Bocados a
manzanas verdes como los de la banda Galesa Joanna
Gruesome. Que se andan descalzos por la inocencia vocal del
Pop, y chapotean sin complejos en los cuatro buenos consejos que los
viejos nos daban sobre el Punk y el Power Pop. Por allí arriba
siempre fueron un poco sinvergüenzas, algo asilvestraos y hechaos
pa'lante.
Con una
nueva solista (Alanna Mcardle), este quinteto de Cardiff se ponen por
montera diez concisas y precisas mojadas. De no más de dos minutos
escasos, ahí cumplen con creces con el tiempo necesario de una
perfecta melodía de PopPunk, que entre veloz, y duela. No hace falta
más, para qué. Es así, ni alargar, experimentar con polvos ni
envoltorios de deslumbrante celofán. Que además dan pie a indagar
en su anterior disco (Weird Sister/2013); toda una ricura. A mi lo
que más me gusta de ellos es ese envoltorio poppy tan frágil y a la
vez rasposo que tanto me recuerda a los Boyracer de Sarah Records.
Pop a fin de cuentas, con mucho espíritu Punk pero sin esconder su
ternura y militancia.
De COURNEY
BARNETT se ha escrito largo y tendido; yo no. Pero sí lo hizo
mi amigo Johnny, y la verdad es que lo resumió a la perfección aquí. Un disco de una madurez y desparpajo que alivia cualquier
congestión de estilos que se repiten, sin aportar mucho más que un
tono de móvil. Ella no necesita inventar nada, porque no se trata de
eso. Pero sí relee algunos pasajes gloriosos del rock de guitarras
americano, para darle otros enfoques y enriquecerlo. Vamos, lo que se
debería hacer con cualquier estilo posible, en vez de publicar sin
ton ni son para alimentar el hambre consumista de festivales, medios
y niños caprichosos.
De todas
formas, si me dan a elegir sobre esta hornada de nuevas agitadoras.
Yo, que tengo una extraña querencia por las disonancias sonoras; ya
saben: Aquellos surrealismos musicales que algunos llaman
experimentación, y que para mi son tan solo notas desordenadas que
cada uno teje a su manera y en su cabeza, a su antojo. De eso SPEEDY
ORTIZ sabe lo suyo, o por lo menos lo lleva a buen puerto en
su tercer álbum, “Foil Deer”. Sonoridades que hacen de
puente entre el grunge más conceptual y bandas como las Throwing
Muses de House Tornado/1988 o los primeros Bettie Serveert. O un
paseo equilibrista por un alambre de espino, donde la que abre
“Raising State” seduce, a la vez que ya avisa con su
aperitivo “Good Neck”. El Lp se retuerce, contorsiona y se
oscurece como una amenazante tempestad a medida que avanza. Despuntan
a veces refulgentes rayos de luz que se abren paso como “The
Graduates” o “My Dead Girl”, entre relampagueantes
“Homonovus” o “Swell Content”. U otras más
oscuras como “Puffer”; negra y penetrante como los sonidos
de Bristol, pero más chirriante e inquietante incluso que sus
anteriores trabajos.
Es un disco
astilloso hasta herirte ¿difícil de escuchar? En absoluto, si te
amamantaste con Sonic Youth, o esos primeros y malavaristas
Pavement.
Eso sí, para cosas pétreas como el calicanto, los
Británicos ROLO TOMASSI.
De Shefield concretamente, como Pulp ahora... bastante más fieros y
Hardcore: This is Hardcore, de verdad de la buena.
El tema
escogido para esta compilación es un poco trampantojo; suave parece,
duro no es; lo que le acompaña mucho más.
Un disco
-Grievances- tremebundo como un megalítico infierno de
afonías llevadas al extremo. Y de sangrante noise vocal en dosis
pautadas para resistir el envite. Pero sin embargo, con una melodía
ciertamente épica que amansa; sí, curioso y extraño. De esas cosas
que dan canguelo hasta que asomas la nariz y abres las orejas. Todos
esos detalles son los que me han llamado la atención hasta
engancharme a su propuesta. Y los que hacen que después de cuatro
Lp's hayan alcanzado cierto equilibrio en su sonido: más profundo y
calculado. Además tienen una vocalista que tira por tierra cualquier
estereotipo del gremio de los compañeros del metal, o de aquellos
que se prostituyen con Evanescence #risas(jajaja).
Si esto no
va con vosotros también hay curas onirísticas con la vuelta de
Carlos Foster (For Stars)
tras 11 años de silencio. Un segundo trabajo -Disasters- tejido
entre colaboraciones con M. Ward, She & Him o Cake, que roza la
divinidad. Referencias al Folk ambiental o espacial de auténtica
banda sonora donde Grandaddy, Dakota Suite o Sigur Ros, podrían
repartir cartas en el asunto y quedarse tan anchos. Discos como digo
yo, que más que un adjetivo estilístico o referencial podrían
catalogarse como un estado propiamente dicho.
Para acabar
el subrayado de esta primera tangada del verano. No pienso largarme,
sin detenerme en los dos últimos discos recomendados en el tablón
de destacados del blog. El primero, el de viejos conocidos de la
escena de Seattle, reunidos entorno al recurrente nombre de: UNLIKELY
FRIENDS (amigos inverosímiles)
Fue a
principios de Marzo cuando cayó en mis manos “Golden
Telephone”: Una resplandeciente pieza de PowerPop de toda la
vida, de aquellas que no tienen fecha. Un mes después publicaban en
Jigsaw records, SOLID GOLD COWBOYS; un esperado disco de debut, sin
más pretensión que el divertimento.
Desde
entonces no he dejado de alucinar con este disco, in crescendo. Desde
la primera escucha y ese aire neófito que le dan a sus canciones de
exoesqueleto tradicional (estrofa, riff, estribillo, coros). Hasta la
mecánica inmediatez con la que dan cuerda a esta especie de juguete,
que tanto me recuerda al diabólico tambor electrónico que le
regalaron a mi hijo de dos años: Un engendro del diablo al que jamás
se le acabaron las pilas ni la energía para escupir melodías
infecciosas y pegadizas, a cada golpe nervioso del pequeñajo.
Unlikely
Friends son algo así: Básicos, parcos y con un sentido de la
practicidad tan estupendamente profano, que ruboriza. Pero
sobradamente iluminados para confeccionar en escasos dos minutos, Pop
infalible de aquel que todo el mundo cree saber la fórmula pero
pocos los sembrados que la llevan a buen puerto. Todos hablan del
PowerPop como el remedio a la incapacidad de quien no da más de si.
Nadie capaz de admitir la dependencia a los cuatro acordes perfectos
de Woody Holly, Ramones en la alta alcurnia de la filigrana. Pero...
aunque todo se engalane y se travista con el relevo generacional y el
paso de las décadas; hay algo que nunca cambiará: El Pop, no
cualquiera, el que brilla como metal precioso. Ese nunca nos dejará
en la estacada.
Pegar la
oreja a las vías y escuchar el columpiarse, el balanceo de las
cuerdas en “Satellite Station”. Uff, me vienen tantas
cosas a la cabeza... The Smiths, Teenage Fanclub, They Might be
Giants. Tienen esa impronta de Daniel Johnston, por lo menos su idea
de cantar lo que sienten de verdad. “Please Lorraine” te
echa a volar, las guitarras marchan en escuadra, del brazo. Sucede
que cuando hincan estandarte en lo alto de la loma con “Soft
Reputation” se encienden las bombillas de la noria, huele a
algodón de azúcar, a manzana de caramelo y a sirope. Es tan
alarmantemente optimista, que podría ser el starter de todos mis
madrugones y el telón de cualquier fin de función.
Para eso
“Sunken Eyes” o “Gold Coat Marauders”, en estas
todo acaba bien y te besa siempre la chica.
DICK
DIVER_ MELBOURNE FLORIDA
Tirando del
hilo de la inocencia aquella, donde primaba la idea y no los medios.
El mensaje sin distorsiones que lo ahogaran o cambiaran la impresión
primera; la que vale.
Eras
verdaderas a fin de cuentas, de Pop arponero, desarrapado, de jersey
de pico y de fenefa. Si hombre!! donde habitaban enjundiosos más
bien tímidos como Go Betweens, The Church o The Bats.
Allí abajo
en el pretextato, donde yacientes los recuerdos se entierran en
salmuera. Solo se desperezan cuando la edad en un alarde de azar,
acude al rescate y se juega a los chinos los mejores y más
memorables. Los que van adjuntos a años benditos, noches
inolvidables, incluso los que se preservan de manera egoísta por
concubinato puro y duro.
Es así la
memoria del melómano: interesada y autocomplaciente. Acudir a la
trastienda de nuestro cerebro, es como voltear el globo terráqueo y
huir despavorido a mundos donde los mandamientos del mercado se los
llevó el oleaje. Territorios soñados, inventados e incluso
cartografiados a capricho. En los que el paganismo musical rige el
día a día de sus pobladores. Hablar de las antípodas es ponerle
nombre al exotismo arcano y a la distancia que no se mide, se
imagina.
Allí
meciéndose en una hamaca que cuelga de dos Nuytsias, se las apañan
los Australianos Dick Diver para marcarse un tanto con Melbourne
Florida; su tercer disco hasta la fecha. Ni mejor ni peor que los
anteriores (Calendar Days ya era la rehostia), pero sí donde afinan
mejor la puntería.
Y si lo que
antes parecía un Pop escuálido donde se marcaban huesos, vasos
sanguíneos y vértebras. Ahora, sin por ello tener que engordar sus
castizas cinturas, parecen haber desplegado su colorido collar como
los Lagartos King, y ampliado dominios. Eso, o es mi nostalgia la que
juega al escondite con sus cadencias tan familiares. La asociación
con The Go Betweens no es casual. Ellos elevaron la inferioridad de
condiciones a algo brillante, sin tener que vender su alma al orden
pretoriano de las tendencias; Dick Diver tampoco.
Si tiramos
unas líneas y conectamos algunas de las bandas llegadas de allí, de
Australia. Las que en los últimos años me han renovado la sabia:
Twerps, Lower Plenty, Popstrangers, The
Drones... la mayoría comparten unas ideas
que se escapan del mero estilo. Refugios subterráneos que recorren
la misma ciudad pero desde otra perspectiva. Pop que busca los
pliegues que no el terso bronceado de mantequilla, las cabañas de la
playa en vez de las terrazas, y que huye de los paseos comerciales
como alma que el diablo lleva a perderse por callejuelas. Una simple
presión en el Play y suena “Wastle de
Alphabet”, me encanta esta estrofa -
When we
makeup, in your makeup
I start
to laugh, I'm mister natural
I fluff
your TV at night,
You got a
hard, hard bed,
say their
names, say their names,
waste the
alphabet
Un despegue
que juega al despiste, a maquillaje y rimel corrido. Melbourne
Florida tiene trucos por doquier, fruto de los años de aprendizaje.
Filtran por las rendijas del Dunedin ochentero, un temario Pop
accidentado. Cuando alcanzas “Year in
Pictures”, te derrites: Aquí, igual que
con “Blue Time” y
“Private Number” no son
casuales las remembranzas a la banda de Robert Foster y Grant
McLennan. No se trata de parecidos razonables, solo de pulso.
Se pasea por
salón, fantasmal, translúcido, el tío Lou. Suena “Boomer
Class”, rebobinas y vuelves a deleitarte
con esa guitarra cristalina de “Private”, las notas como gotas
del piano y el rugoso saxo tapizando el fondo.
En primeras
escuchas puede parecer terriblemente Pop, en ocasiones frágil; esa
voz de Stephanie lo consigue. Los sintes de corte retro de
“Competition”, o
ese caminar patoso y en ocasiones tranquilo, dan una impresión que
no luce los atractivos de las top model. Insistiendo crece, se
ramifica.
El último
disco de este cuarteto de Victoria se brota peligrosamente según se
riega; le pasa algo parecido como al de Happyness: No es cuestión de
dificultad, sino de dejar que vaya creciendo, es peligroso, lo
aseguro. Pequeños himnos como “Tearing the
Posters Down” lo son, porque como esos
minúsculos pioneros de la New Wave: La melodía, armonías y las
cadencias se esconden y aparecen de repente sin forzarlas. Naturales
como el viento que baja de la montaña y se empapa con el sudor de
los árboles.
BUEN VERANO,
MEJOR MÚSICA.
A lot of
movies, and television
Changing
the life, things at a time
More than
the haircuts, more than the style
Hey empty
wet streets, hey all that stuff
Eleanor
walks across the set
Says why
this part, why this part, why this part of anywhere?
Blue time
If I was
China, if I was Spain
All their
monuments, and slang that's not slang
All of
the weather, all of the time
Cars in
the rivers, and the rivers in the cars
Waiting
at the lights, I'm laughing in my head
You can
go your own way, they never did
Why this
body, why this time?
Why this
part, why this part, why this part
2008,
with what's her name
Keys
forgotten in the lock
We become
our fans, ruined to it
You
become your voicemail voice
Blue time
You're
fucked probably
Now we're
totally zone or no zone
Go or
don't go
Take it
from me, take it from me
Zone or
no zone
Blue Time
01_CARLOS FOSTER_Outdoor Miner
02_TORUL_All
03_DRESSMAKER_Love
04_JOANNA GRUESSOME_Last Year
05_SHEER MAG_What You Want
06_ALPHATRA_La Fuite
07_Mc McCAUGHAN_Barely There
08_PORCELAIN RAFT_All in my Head
09_WILD PARTY_Outright
10_SPEEDY ORTIZ_Raising the Skate
11_OWN BOO_Without A trace
12_UNLIKELY FRIENDS_Satellite Station
13_SHINES_Spent Youth
14_GIRL BAND_Lawman
15_BRONCHO_I Don't really want to be soccial
16_DICK DIVER_Tearing the posters down
17_PINKSHINYULTRABLAST_Metamorphosis
18_DRESSMAKER_Another Love
19_ROLO TOMASSI_Opalescent
20_EZRA FURMAN_Hour of deepest need
02_TORUL_All
03_DRESSMAKER_Love
04_JOANNA GRUESSOME_Last Year
05_SHEER MAG_What You Want
06_ALPHATRA_La Fuite
07_Mc McCAUGHAN_Barely There
08_PORCELAIN RAFT_All in my Head
09_WILD PARTY_Outright
10_SPEEDY ORTIZ_Raising the Skate
11_OWN BOO_Without A trace
12_UNLIKELY FRIENDS_Satellite Station
13_SHINES_Spent Youth
14_GIRL BAND_Lawman
15_BRONCHO_I Don't really want to be soccial
16_DICK DIVER_Tearing the posters down
17_PINKSHINYULTRABLAST_Metamorphosis
18_DRESSMAKER_Another Love
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Perdonad las molestias y si no entendéis algún paso no dudeis en preguntar. SALUDOS!!
No conocía a Joanna Gruesome. Gracias por la mención sobre la maravillosa Courtney Barnett. El disco de Dick Diver ya le dediqué un artículo y me sigue pareciendo una gozada. Con el de Ezra Furman creo que tiene temas espectaculares y otros que no están a tan gran altura pero un buen disco. Poniéndome al día. Abrazo.
ResponderEliminarHóstima Johnny pues se me pasó por completo esa entrada master. Yo es de los discos que más estoy disfrutando este año. Tardé en escucharlo y la primera vez fue casi de puntillas, pero es que este año estoy bastante atareado cuadrando mi día a día, el ginmasio y el curro; no escucho todo lo que quisiera ni cuando quisiera. La Groesome mola, le cogí cariño hasta antes que a la Courtney, dos señoritas que nos van a dar muchos buenos ratos de música, creo. Aunque me tiene más soliviantado Speedy Ortiz; me tira muy mucho el rollo abstracto ya sabes jejeje.
EliminarHay cosas chulas, cada cual para su momento. Para mi edad demasiada para digerir, voy poco a poco y va variando según el día. Pero ya voy perfilando las cosas que me van gustando más, de esas que tardan en entrar, como las buenas drogas.
La mención ya sabes que es de justicia, hay cosas que no comento si lo habéis hecho otros. Simplemente porque poco hay que añadir, si acaso con el tiempo porque amigo... vamos cambiando, mutando, creciendo y aprendiendo. La verdadera sabiduría de la vida, la de envejecer... Abrazo grande!!