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sábado, 13 de mayo de 2023

THE BUG CLUB 2022 Y 1/2 Y TRUCHÓN 2020: ¿SACUDES? O…TE AGITAS

 


A veces, me llevan lejos.

Y digo me llevan. Porque pese a que me agarro con la fuerza de un mono araña a la pata del pedazo de mesa maciza forrada de fórmica de casa de mis padres...
Fue más o menos igual que cuando mi madre se empeñó en que debía aprender a nadar con 8 años y yo solo quería cantar y bailar:
La podía arrastrar perfectamente, pese a que necesitábamos a cinco y el vecino, para moverla al empapelar.

 

A donde me lleven da un poco igual porque yo solo quiero oír a los chiquillos gritar calle abajo, mirando desde arriba sin juicio ni reproche. 
Así que cuando salgo de allí donde esté, magullado por las obligaciones laborales. No hay más megáfono que el del corazón ecualizando la piel erizada cuando suena y sueno aquello que me sacude.
Al escribirlo, lo saboreo como el metal de la sangre en el paladar al morderte y sentirte vivo. Y me gusta, vaya si me gusta. Me gusta incluso más todavía.

 

Te hablo de los galeses THE BUG CLUB; por si no lo adelanté:
Son la quinta esencia de la naturaleza musical más libre y desencorsetada que puedas inhalar por tus poros en la actualidad, por fanfarrón que pueda parecer mi afirmación. O la suficiencia de Sam Willmet, Tilly Harris, y Dan Mathew para proclamar a acorde pelao igual que si por guitarras asiesen un tirachinas:
-         - Subámonos sobre un promontorio y con una mano sobre la cadera y la otra en alto con medio giro -¿visualizas la solemnidad de la pose?- alzando el dedo corazón   chupándolo con pasión y vehemencia; a la vez que se cuestiona la  intelectualidad en el arte y la ociosidad.


 

 

GREEN DREAM IN F# es uno de esos perdigonazos que se publicó justamente cuando mirando al techo en blanco, estabas ordenando todo aquello que conformaba el maravilloso universo musical del 2022; en octubre concretamente.
Y claro, pasa que babia y el corre que se me churrascan las tostadas. Hace que (por fortuna), nuestra minúscula neurona y ese saquito estomacal, no den para tanta pantagruélica información (otra cosa que también pasa por suerte); no vaya a ser que como hacen algunos, tengamos que provocarnos el vómito y solo nos quede la bilis en el paladar.

 

Así pues, con la misma velocidad que suceden sus canciones; al primer toque y con la verticalidad de antaño.
Sam y Tilly me contaron una tarde de descifrar el TRUCHÓN de Gonzalo (Fábregas). Lo que para ellos es verdaderamente el ARTE, cuando se trata de cantar y tocar en 2/3 minutos una melodía bailable ¿Por qué recuerdan que es para eso para lo que se inventó la música?
Y sonaba “It`s Art” con ese tono de pánfilo que pone San cuando te dice que no le busques tanto sentido a las cosas que realmente te hacen pasarlo bien; que bien podría ser la vida. Y volvía a dar otro sorbo, previo olisqueo a esta Moristel (Graciano) centenaria de Barbastro. Y mientras me convencía de la magia de la esencia: movía las caderas, marcaba el ritmo con la bola de los ojos, y salía disparado como un cohete.
Y volvía otra vez sobre mis pasos one steep beyond.
Observando que “Only in Love” cumplía perfectamente con las premisas de lo funcional, útil, y brillante por eso. De aquellas canciones de Jonathan Ritchman, Buddy Holly o si me apuran, Ramones.
Y el resto del disco -a ver si me explico- Es como si They Might be giants, Pavement, Hefner como alumnos aplicados de esa conjunción de la cadencia, el instante, y la armonía que la Velvet engrandecieron con esas canciones de apariencia sencilla. Tuvieran en The Bug Club, unos dignos herederos que juegan entre lo simple, lo brillante, y lo contagioso; dando lo mismo si son 2, como 7 minutos de canción. Cuando el objetivo es pasarlo bien, y hacerlo lo propio por los demás.
Hey!! Y con auténticas maravillas musicales; ahí, ni lo duden un instante.

 


My Guy”, la misma canción que da título y cierra este disco, o “Chrismas Lullaby”. El disco apedazado de los registros en directo que perpetraron bajo el pseudónimo de Mr. Anyway’s Holey Spirits el pasado año, con material totalmente inédito. E incluso los dos temas nuevos que publicaron este pasado abril, triplicando el minutaje de cada canción, y resultando tan frescos e inmediatos como siempre.

 

¡¡Son -cojo aire y bebo un sorbo- joder que maravilla de extinta Moristel ha parido el bueno de Gonzalo!! Con el mismo arrojo de estos galeses de prescindir de levaduras añadidas o sulfuroso, para que la auténtica identidad sobresalga apartando maderazas, sobremaduraciones, o extracciones cansinas.
Solo Moristel con perfume a regaliz, frutillas maduras y crujientes. Y la sensación de patear suelo y levantar polvo para que las cosas sean y sepan como la expresión sincera de una sonrisa, de verdad.
Y sin desviarme, ahora sí.


 

En esta simbiosis de música y vino que a menudo hace que pierda las llaves de esta bitácora. Y pasen los meses si ponerme al volante.

Debo decir en mi defensa:
Que los instantes de magia suelen ser tan concretos e ipso factos, que plasmar esas sensaciones por si mismas en un texto. Se me antojan pueriles y hasta no sé… Como cuando a algo o a alguien se le da la importancia que no se merece.
aGUR

miércoles, 20 de julio de 2022

ISLANDIA NUNCA QUEMA_ 2022: LA AUDAZ CONQUISTA POP, SERÁ LA FUTURA HEGEMONÍA DE LOS TÍMIDOS

 

Érase una noche de una vez de mediados de enero, todavía resacosos nosotros de la brillantor del 2015 y cegados por el resplandeciente 2016.

Nos acompañó de la mano Robert Forster desde la Koska, con un plato de boquerones en vinagre en la mano y en la otra rematado con un Palo Cortado.
Y con una reverencia a lo Joe Turkel en el resplandor. Nos dio paso:
Sonaba como un salmo antiguo de pana, franela y forro de licra, “Reach You”.
Y en la vieja 2 del Apolo se formó de repente, una cúpula capilla con Bid y Lawrence cantándonos al unísono.
Mágico.
Así de fácil.

 

De eso ya hace (echo cuentas)… Seis años y.
Aunque suene como un sueño tenue, vago, y lacrimógeno. “Elgin Baylor” me recorre como un escalofrío de sudor forzado, que por el espinazo intenta disipar los 37 grados bajo el tostadero. Mientras Salva estira las notas de su Telemaster casera hasta el ocaso, como en el juego del elástico de las amigas de mi hermana.
 
 
Me reconcompongo, cierro los ojos, y me atraviesa Max Décharné con sus Flaming Stars; en un suma y sigue de nostalgia.
Esa cosa extraña que siempre siempre te rumorea como una condena a cuestas, mientras caminas y lanzas un vistazo atrás.
Aclaro:
(Si hay algo verdaderamente emocionante de hacerse viejo. Esa es la de rememorar los tiempos míticos con una simple cadencia, hechura, o gesto).

 

A veces aparecen sin tan siquiera buscarlas; es lo bonito.
Te asaltan como una corriente de aire fresco en plena canícula.
Y por su brevedad.
Son idóneas, precisas, y preciosas.
Por eso Carles Ribas nos dice rasgando su Gretsch: “Seremos Imperfectos
-      
quiero pasar los días contigo, sentado al sol. Y hacer de nuestras vidas, algo más soportable”
-      - Seremos, imperfectos, esclavos de los deseos, que nunca pedimos, nunca fueron nuestros
 
Llamándonos a la revolución de la contemplación, con una mueca entre lo glamuroso y lo demodé. En ese mundo ideal, donde los tímidos dictarán las pautas del éxito.
 

 

 

En el nuevo y esperado regreso de ISLANDIA NUNCA QUEMA vociferando cánticos de art pop. Hay, sin ser evitable ni quiera uno. Esa esencia que tanto cuesta encontrar en las bandas de ahora, que como si fuera una reestructuración de plantilla. 
Parecen estar empeñadas en no dejar rastro de ese pop que deambulaba entre la New Wave, los sonidos dunedin, el de los clubs de los suburbios, o esa imprecisión de sonidos que huyen del código de barras o la estantería estipulada para bobos. Para ajustarlo todo, al estándar del refrito; ahora que ya no hay escena que enderece el panorama.
Pero ¡hey amigos! Siempre hay un esperanzador asidero donde agarrarse ante el zarandeo de la vida, que acelera a toda velocidad, sin avisar a los que no nos queremos subir a bordo.
-        Espera.
Que todavía estoy olisqueando el perfume a rosas de la copa y descifrando mi destino en el rastro que deja la silueta de la cafeína en mi taza.

 

Subo el volumen de la rueda hasta que hace “clic” el final de carrera, y suena “La Por” ¿el miedo? Creo haber hallado mi evangelio; de veras. Con esas guitarras elásticas que saben a sol y huida, y una estrofa final demoledora.
 
 
UTC” me da la puntilla y el descabello, desangrando pop del que ya hace lustros se le olvidó a Jarvis ¡cha cha chá! ¡Dale Carles!
 
 
Yo también prefiero bailar a los libros de autoayuda.
Y si estamos tan bien, para que vamos a cambiar.

 

Camisa de cuello Mao” alcanza una velocidad de crucero de vértigo pop en plena garbinada.
¿Qué puede salir mal entonces?
En este caso concreto, nada.
 
 
Elgin Baylor” es el mejor ejemplo de la enseñanza de los errores y las derrotas en forma de canción de amor. La templanza del vigía sin más premio que la gloria del esfuerzo y la clase, en pleno tiro suspendido e infalible.
Como Elgin Baylor yo te amé, te perdí una y otra vez, y hoy me vuelvo a levantar
El paradigma de un jugador que lo ganó todo a título personal, y que cayó derrotado una y otra vez con los Boston Celtics. Retirándose de manera trágica, y ganando Lakers su primer título por fin, con él sentado en la grada.

 

La mala suerte, la desdicha, y la frustración. Pero con el pundonor del elegante luchador/perdedor más tenaz que ha dado la NBA.

 

La elegancia como mantra de bajo y percusión. Que “Pornografía Amateur” rabiosamente hipnótica y adictiva, nos asalta en vuelo rasante: “con tu indiferencia mátalos sin más” - Písale fuerte Jordi & Marc!!
Es otra de esas joyas que puebla la vuelta de ISLANDIA NUNCA QUEMA, en pleno clear CMOS post pandémico.
 
 
Un regreso necesario para florar ese paisaje yermo solo en apariencia.
Lo clama “Vanitas Vanitatis
No es tan fácil recorrer el mundo, que separa la cama y el mueble bar, intentando mantener la vertical”
“el secreto está en aparentar

 

Como si su elegancia arrogante e irónica como adn de actitud a la hora de firmar canciones. Nos encomendara esa excursión planificada hace meses por nuestra ilustre historiadora reusense Anna, para visitar el Museu del Vermut en su Reus natal.
 
 
Que digo yo que deben ser cosas de los astros, de esa aproximación superlunar, o de su lírica y guarnición musical. Que, a buen seguro, busca que saciemos de notas frugales y nutrientes este verano secante de agitador el avispero. A golpe de vinos macerados en hiervas, de copiosas comidas en el Pil Pil, y de conexiones invisibles hacia Porrera y Torroja del Priorat.

 

O es la alineación de los astros. O de esa llamada muda e inaudible que como cantos de sirena. Nos buscó, nos encontró.
Y veinte años después de mi entrevista con David Carabén en un bar de Vía Laietana.
Los sube este mismo sábado sobre un escenario de Tarragona, a Mishima y a Islandia Nunca Quema. Para cantarnos la buena nueva, mientras recorremos el mundo que separa la cama del mueble bar.

 

En serio, no es por aparentar.
Pero a veces, creo en el libre albedrío.
O el magnetismo que hace que cuerpo y alma, se atraigan sin remisión.