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martes, 13 de septiembre de 2022

THE HOLIDAY CROWD_PARTY FAVOURS_2022: Misterioso es tu caminar. Y tu mirada…

 


Hay misterios tan indescifrables en la música como en la vida: El de la tostada que siempre cae por el lado de la mermelada; aunque eso sea cosa de la física. El del calcetín que viajó por la red hídrica de tu barriada, cual chip prodigioso, y volvió ha aparecer seis meses después con una historia hermosísima sobre la colonia de objetos perdidos que hay bajo el subsuelo de la ciudad.

Y después.
Después está la de la banda canadiense THE HOLIDAY CROWD; donde caben todo tipo de conjeturas.

 

Hay quien afirma como su vecino, el espía de la tienda de ultramarinos THE DENTED CAN. Que tras bajar con las cassetttes de sus demos en el magnetofón, y ponerlas a todo volumen para que las escuche. Las hermosísimas y trotonas melodías de su cristalino pop, los sumerge en un profundo sueño del que no pueden despertar pasados de media: de cuatro a seis años.

Que no, que no. Que no es problema alguno sobre su inspiración o las tareas pendientes en casa.
Que igual que antaño, lo realmente sobrevalorado es la publicación por año. Y es entonces cuando el cerebro y el alma, en vez de dedicar a segregar esa sustancia mágica que mezcla de manera magistral experiencias, ritmos e imágenes en forma de canciones. Colapsa, y acaba reproduciendo los tics mecánicos del agobio, la rutina y el desencanto haciendo que todo suene igual. O por lo menos, falto de esa chispa donde el olvido, la falta y la melancolía, juega a favor de la novedad.

 

Por eso amo con desmesura esa dupla dual entre los británicos: Alex Roberts/John Coman en la sección rítmica. Y los canadienses de Ontario: Colin Bowers/Imran Hamiff a las guitarrras y voz.

Ellos solo se aparecen como sueños de mensaje oculto, en el reverso de las noches de manera aleatoria y sin explicación médica.
Así que a la conclusión que he llegado al final y después de tantos años tan variables y solubles como la meteorología: Es, que si se quiere llevar una vida óptima y saludable.
Lo mejor es hacer que sea esa bestia que habita ahí, en lo más profundo. Esa que se perdió en el camino de la infancia a la madurez y que ahora parece un minino domesticado. O que como el árbol al que no se poda cada invierno, solo hace que crecer hacia arriba sin abrir brazos, como queriendo alcanzar el cielo para darle la mano a San Pedro, y morir con rapidez. La que decida: Si hoy vamos a deshacer el ovillo y romper en mil pedazos el patrón ese de la línea de puntitos. 
Y tirar por....: 

Pop de manual, guitarras despellejadoras, secuencias electrónicas y sintéticas, obras completas de pioneros y clásicos, flamenco, coreografías modernas de baile, rock duro de cuero grueso y botas, garaje de uñas negras y padrastros en sangre viva, oníricas y aterciopeladas melodías… Y así, hasta el verano que viene inventariando andares.

 

A estos cuatro -por ejemplo- no se les ha olvidado el hilo en que se quedaron; que ahora ya son dos. Pese a los seis años que ya han pasado desde aquella homónima obra con pócimas de: One Thousand Violins, Mighty Mighty, The Smiths. O ramalazos de Style Council y Orange Juice. A los que ya hicimos referencia por aquí hace ya.... ¡joder! Diez años.

Y que hace que el Jangle Pop trotón que afloró entre los 80’s/90’s en las islas británicas. Gire hacia otros matices, sin sonar como un calco de papel cebolla, y sí, a una cebolla con delgadísimas capas donde no es solo el piruvato, amoniaco, y el puñetero syn-propanotial-S-óxido los que te harán llorar como una magdalena; y que sí, a lo mejor, de gustirrinín.
 
Notarás que los dedos resbalarán pegajosos por su piel, moquearás como una ameba gelatinosa. Y desearas habitar por un instante, en aquellos clubes de los callejones perdidos entre Londres, Liverpool, Brighton o Shefield de aquellos tiempos míticos.

 

Es posible incluso, que busques a toda costa unos pantalones de pinzas tobilleros entallados, y tu vaporosa camisa de cenefas. Y salgas a pasear renacida o renacido.

Y todo.
Así junto y hecho un gurruño de vida.
Todo junto.
 
Será nuestro gran hito.

miércoles, 20 de julio de 2022

ISLANDIA NUNCA QUEMA_ 2022: LA AUDAZ CONQUISTA POP, SERÁ LA FUTURA HEGEMONÍA DE LOS TÍMIDOS

 

Érase una noche de una vez de mediados de enero, todavía resacosos nosotros de la brillantor del 2015 y cegados por el resplandeciente 2016.

Nos acompañó de la mano Robert Forster desde la Koska, con un plato de boquerones en vinagre en la mano y en la otra rematado con un Palo Cortado.
Y con una reverencia a lo Joe Turkel en el resplandor. Nos dio paso:
Sonaba como un salmo antiguo de pana, franela y forro de licra, “Reach You”.
Y en la vieja 2 del Apolo se formó de repente, una cúpula capilla con Bid y Lawrence cantándonos al unísono.
Mágico.
Así de fácil.

 

De eso ya hace (echo cuentas)… Seis años y.
Aunque suene como un sueño tenue, vago, y lacrimógeno. “Elgin Baylor” me recorre como un escalofrío de sudor forzado, que por el espinazo intenta disipar los 37 grados bajo el tostadero. Mientras Salva estira las notas de su Telemaster casera hasta el ocaso, como en el juego del elástico de las amigas de mi hermana.
 
 
Me reconcompongo, cierro los ojos, y me atraviesa Max Décharné con sus Flaming Stars; en un suma y sigue de nostalgia.
Esa cosa extraña que siempre siempre te rumorea como una condena a cuestas, mientras caminas y lanzas un vistazo atrás.
Aclaro:
(Si hay algo verdaderamente emocionante de hacerse viejo. Esa es la de rememorar los tiempos míticos con una simple cadencia, hechura, o gesto).

 

A veces aparecen sin tan siquiera buscarlas; es lo bonito.
Te asaltan como una corriente de aire fresco en plena canícula.
Y por su brevedad.
Son idóneas, precisas, y preciosas.
Por eso Carles Ribas nos dice rasgando su Gretsch: “Seremos Imperfectos
-      
quiero pasar los días contigo, sentado al sol. Y hacer de nuestras vidas, algo más soportable”
-      - Seremos, imperfectos, esclavos de los deseos, que nunca pedimos, nunca fueron nuestros
 
Llamándonos a la revolución de la contemplación, con una mueca entre lo glamuroso y lo demodé. En ese mundo ideal, donde los tímidos dictarán las pautas del éxito.
 

 

 

En el nuevo y esperado regreso de ISLANDIA NUNCA QUEMA vociferando cánticos de art pop. Hay, sin ser evitable ni quiera uno. Esa esencia que tanto cuesta encontrar en las bandas de ahora, que como si fuera una reestructuración de plantilla. 
Parecen estar empeñadas en no dejar rastro de ese pop que deambulaba entre la New Wave, los sonidos dunedin, el de los clubs de los suburbios, o esa imprecisión de sonidos que huyen del código de barras o la estantería estipulada para bobos. Para ajustarlo todo, al estándar del refrito; ahora que ya no hay escena que enderece el panorama.
Pero ¡hey amigos! Siempre hay un esperanzador asidero donde agarrarse ante el zarandeo de la vida, que acelera a toda velocidad, sin avisar a los que no nos queremos subir a bordo.
-        Espera.
Que todavía estoy olisqueando el perfume a rosas de la copa y descifrando mi destino en el rastro que deja la silueta de la cafeína en mi taza.

 

Subo el volumen de la rueda hasta que hace “clic” el final de carrera, y suena “La Por” ¿el miedo? Creo haber hallado mi evangelio; de veras. Con esas guitarras elásticas que saben a sol y huida, y una estrofa final demoledora.
 
 
UTC” me da la puntilla y el descabello, desangrando pop del que ya hace lustros se le olvidó a Jarvis ¡cha cha chá! ¡Dale Carles!
 
 
Yo también prefiero bailar a los libros de autoayuda.
Y si estamos tan bien, para que vamos a cambiar.

 

Camisa de cuello Mao” alcanza una velocidad de crucero de vértigo pop en plena garbinada.
¿Qué puede salir mal entonces?
En este caso concreto, nada.
 
 
Elgin Baylor” es el mejor ejemplo de la enseñanza de los errores y las derrotas en forma de canción de amor. La templanza del vigía sin más premio que la gloria del esfuerzo y la clase, en pleno tiro suspendido e infalible.
Como Elgin Baylor yo te amé, te perdí una y otra vez, y hoy me vuelvo a levantar
El paradigma de un jugador que lo ganó todo a título personal, y que cayó derrotado una y otra vez con los Boston Celtics. Retirándose de manera trágica, y ganando Lakers su primer título por fin, con él sentado en la grada.

 

La mala suerte, la desdicha, y la frustración. Pero con el pundonor del elegante luchador/perdedor más tenaz que ha dado la NBA.

 

La elegancia como mantra de bajo y percusión. Que “Pornografía Amateur” rabiosamente hipnótica y adictiva, nos asalta en vuelo rasante: “con tu indiferencia mátalos sin más” - Písale fuerte Jordi & Marc!!
Es otra de esas joyas que puebla la vuelta de ISLANDIA NUNCA QUEMA, en pleno clear CMOS post pandémico.
 
 
Un regreso necesario para florar ese paisaje yermo solo en apariencia.
Lo clama “Vanitas Vanitatis
No es tan fácil recorrer el mundo, que separa la cama y el mueble bar, intentando mantener la vertical”
“el secreto está en aparentar

 

Como si su elegancia arrogante e irónica como adn de actitud a la hora de firmar canciones. Nos encomendara esa excursión planificada hace meses por nuestra ilustre historiadora reusense Anna, para visitar el Museu del Vermut en su Reus natal.
 
 
Que digo yo que deben ser cosas de los astros, de esa aproximación superlunar, o de su lírica y guarnición musical. Que, a buen seguro, busca que saciemos de notas frugales y nutrientes este verano secante de agitador el avispero. A golpe de vinos macerados en hiervas, de copiosas comidas en el Pil Pil, y de conexiones invisibles hacia Porrera y Torroja del Priorat.

 

O es la alineación de los astros. O de esa llamada muda e inaudible que como cantos de sirena. Nos buscó, nos encontró.
Y veinte años después de mi entrevista con David Carabén en un bar de Vía Laietana.
Los sube este mismo sábado sobre un escenario de Tarragona, a Mishima y a Islandia Nunca Quema. Para cantarnos la buena nueva, mientras recorremos el mundo que separa la cama del mueble bar.

 

En serio, no es por aparentar.
Pero a veces, creo en el libre albedrío.
O el magnetismo que hace que cuerpo y alma, se atraigan sin remisión.