lunes, 15 de febrero de 2016

MARC ALMOND EN LA 2 DE RAZZMATAZZ y... esa otra manera de perderse en la memorabilia.




Algunos piensan que en el espacio temporal que separa la preadolescencia y la madurez. Hay un lugar tan muerto como esos mil metros que separan un municipio de otro. Donde los baches ya se han convertido con el tiempo en simas, lagunas itinerantes y grietas espacio/tiempo ilustradoras de LA NADA más absoluta.
Allí es donde conviven mudas, aquellas cosas que a veces nos avergüenzan o nos enorgullecen, según crecemos, menguamos, medimos lo moderno con lo pasado de moda, lo molón y lo petardo. Una zona muerta que se modula con los años, sin apenas darnos cuenta.
Marc Almond y Soft Cell podrían perfectamente ser uno de ellos. Junto a Yazoo, The Human League, OMD; su vertiente más comercialmente explotada. Otra suerte correrían Depeche Mode, Kraftwerk, Devo, John Foxx o Gary Numan; paradigmas de la modernidad.


De repente un día, aquello que nos parecía pasado de moda y que disfrutábamos en la intimidad, nos brota como una fuente en aspersión ¿Nos hacemos viejos, perdimos los prejuicios? ¿O es que solo fue una conspiración entre el Rock y la electrónica para dinamitar el TecnoPop?
La sencillez y funcionalidad del TecnoPop (SynthPop, electropop... etc etc). Nos devuelve -por suerte- la vigencia de una parte muy importante de la música. Y Marc Almond amigos, puede, o es, de los pocos que ha sabido aglutinar bajo los patrones del Pop Electrónico: Soul, Rock, Dance, Baladista, burlesque y teatralidad como nadie... y hasta experimentación. Sin caer en la banalidad y conservando como icónicos, gran parte de sus hits.

Entienden porqué no deberían perder más de dos segundos en someter a juicio sus preferencias? Sino, me explican si después de escuchar este tema. No se sienten tentados a recuperar su adolescencia.
Al fin y al cabo fueron junto a Yazoo y OMD, los que me hicieron tal y como soy. Sin prejuicios al escuchar tal o cual estilo. De comida como en música, cuanto más variada y enriquecedora mejor.




Hacía una eternidad que no acudía a un concierto en sábado. Por otra parte, lo necesitaba. Era mirar el cielo por la tarde volviendo de Badalona, y asomaban tras la silueta de Collserola los cielos que parecían la anunciación, en todas sus escalas posibles de grises.
Se cernían sobre toda la extensión de la gran ciudad, como las siete plagas de satanás. Tierra que quiere agua, agua que quiere tierra. Tres meses sin caer una gota y el sábado a la noche viento y lluvia nos ponía el corazón del revés como los paraguas de a euro.
Lo siento si algunos se empeñan en crearse un perfil de oyente de Marc Almond. En la sala mediana de Razzmatazz, había de lo más variopinto que uno se pueda imaginar. Y es que este currante de los escenarios, por pasión y buen humor, es incapaz de dejar indiferentes. Un radar de largo alcance devuelto a la vida tras un accidente letal, y con una capacidad de irradiar vitalidad inigualable.
ARTISTAS con mayúsculas en vida sobre el escenario quedan pocos, y Marc Almond es uno.

Lleno cómodo para escuchar sobre las tablas su último álbum “The Velvet Trail/2015”, con un puñado de temas destinados a convertirse en clásicos. Y para que engañar, un repertorio que destaca sobretodo por la cantidad de hits inmortales, con los que crecimos la mayoría de los allí presentes.
Acompañado por dos coristas, el teclado de rigor, una batería de toda la vida, y el guitarra de Sigue Sigue Sputnik Neal X. Sorprendió por el dinamismo del repertorio, estructurado con inteligencia en cada una de sus vertientes: la más rockera, bailable, y la romántica; donde esconde algunos sus ases más sorprendentes. Prescindo el recalcar la energía sobre el escenario, porque todos deberíamos saber a estas altura que el de Southport seguramente sea de los pocos que vive el directo como un puro acto de felicidad y generosidad para con sus seguidores.
Veinte temas que sonaron como un ciclón, haciendo de su directo algo que sabe a poco. Sobretodo porque conforme avanza el set, su magnífica voz para los 58 años que calza, es cuando mejor se estira y modula; muchas tablas y escuela.

Así que el cierre con los bis de “Tainted Love” y la más que previsible “Say Hello, wave Goodbye”, sonaron para llorar pulmón en mano. Coreadas hasta la eternidad. De las que te revolotean dos semanas después ¿será por eso que soportan décadas, modas y vidas enteras?
Pero antes de todo eso, hubieron momentos muy muy grandes. Yo por ejemplo, me quedo con ese interludio tras unos momentos muy teatrales al compás de “Jackie”, “Champagne” y los arabescos de “Black Heart”. Probablemente porque sean estas, las culpables de verme el sábado allí: “Scar” y “Zipped Black Leather Jacket”. Dos temas sencillamente bestiales de su último disco, que en directo dan el máximo exponencial emocional de este artista: Sin apenas instrumentación, y con su voz como instrumento solista. En eso os puedo asegurar, no tiene rival, os guste más o menos.



Pero que la emoción nos conserve la vista y el criterio. Rebobinando hasta el principio, cuando sonó “Minotaur”; otra joyita que esconde su último disco. Y que por desgracia sonó por debajo de su valía, con la voz todavía un poco fría. Tardó poco en corregir ese pequeño inconveniente con “Tear Run Rings”; ese clásico del 88.
Su single de adelanto “Bad to Me”, de una ligereza Eurodisco acabó de darle impulso al inicio. Se sucedieron temas menores, pero todos sabemos porqué Marc Almond pese no haber facturado discos históricos, sigue estando ahí. Su cover de Gene Pitney en dueto es un ejemplo claro. “Something's Gotten Hold on my heart” al igual que Tainted Love, son clásicos de los que se ha encargado de inmortalizar. Con esa forma tan personal y única de aglutinar bajo el pop electrónico y cabaretero, estilos aparentemente antagónicos y ser el amo. Llegaron “Variety”, “The Dancing Marquis”, “Darker Times” hasta “Jacky”; melodrama al puro estilo Jacques Brel: Cuatro temas encadenados entre varietés, rozando el petardeo y la autoparodia a ritmo disco; que curiosamente despojó esta última, de eso precisamente #genio y figura hasta la sepultura. Pero que Marc sabe gestionar con algo que supongo muchos desconocerán todavía a día de hoy.

Marc Almond es esa especie única de artistas que con un lirismo interpretativo tan suyo, ha construido un universo inquebrantable pero siempre moldeable e inimitable. En lo plástico, es capaz de convertir lo hortera en pura magia. Llevarte a su terreno y arrastrarte como un vórtice, para hacerte comprender de que va lo suyo. Y siempre gana, sí, es así de fácil por inexplicable que resulte.

Jacky y esa otra vuelta hacia el fulgurante drama que le imprimía Jaques o Scott Walker, marcaría el punto de inflexíon de la noche. Fuera bases y dancing, Marc Almond tenía a toda la platea rendida a sus pies por mucho que la mayoría ya fuéramos predispuestos.
Champagne, Black Heart, Scar, Zipped Black Leather Jacket, Demon Lover y ríete de Pulp o cualquier banda intentando emular ese Britishdrama. La sucesión más irresistible posible en una noche redonda, para los que crean en las casualidades y supersticiones de un Viernes 13 pletórico.
Treinta y cinco años cantándonos los demonios y las luces de la vida. Y todavía sabe sobreponer a un repertorio demoledor, un último disco magistral; otra piedra preciosa que se nos escapó el pasado año a los insuficientes. Aunque eso sí, puestos a estar de antojos, se echo de menos “Pleasure's Wherever You Are” o “Earthy” de su último disco, que no sonaron.



Llovía a cántaros sobre la ciudad; las once y pico contadas. El Bar Pepe nos llenaba el estómago con un Lomo con pimientos y queso +la birra de rigor; el alma ya lo estaba desde las nueve largas. Y la noche no podía acabarse ahí, debatiendo con propios extraños las teorías de la noche:
Lo grande que es regresar sobre los pasos, para bailar y emocionarse con lo que te amamantó a los 12 años ¿se puede pedir más a un concierto? Hablando de Allison Moyet, de Andy McCluskey... Porqué nos hacemos tan viejos, la dioptrías, y tan dulcemente canallas. La madurez es hermosa y la pena, es que hay que llegar para relamerse.
El Raval y Sidecar como destino, pondrían el broche ¿Y acaso no hay mejor forma que hacerlo con el Gloria de Patti Smith y L.A Woman de los Doors? Aunque la pista esté desierta y las carcajadas de dos locas reboten en las paredes. O te figures desenlaces extraños entre los viandantes chapoteando en charcos.

lunes, 25 de enero de 2016

PLEASE, MEET THE BEST/2015 PLAYLIST



Como cada año, más o menos por estas fechas. Justo cuando nos sentimos de pleno engullidos por el año nuevo 2016; éste que nos posee. Llegan las canciones más molonas de la pasada campaña.
Sos regalos que se perdieron de camino a casa el día que Leandro -un enjuto empleado de la posta de San Gilberto de Sempringham- decidió un buen día de Diciembre hacerse un iglú, con la paquetería consignada en su dependencia. Y exiliarse a cara de perro sin dejar una miserable esquela a conocidos ni amigos.

Dicen los que le sirvieron el primer y último carajillo del día D. Que dejó señas de su partida hacia Penoute, en una mañana de impenetrable niebla, humedad descoyuntadora y recio frío; el que se te cuela por las perneras del pantalón.
A él poco le importaba -poco menos que un carajo y 3 ½- Le llamaba la tantalita como quien acude al poderoso reclamo del hambre , o del sexo. También la soledad, y ese irrefrenable deseo de mandar al cuerno las pilas incalculables de murgas, coplillas y sainetes que lo sepultaban cada día. Y si se estima incluir: También ese deseo interior de revolucionario aniñado.

Con los primeros rayos de sol a despuntar, los regalos se derritieron formando un inmenso glaciar de colorines. Se precipitaron ladera abajo, y desbordaron presas, derrumbaron puentes e inundaron aldeas y ciudades.
Ahora y aquí, treinta de esas porciones de año en forma de canciones. Nos vienen a dar la buena nueva del 2015, pasajero y todavía candente legajo de aquello que se nos fue. Un 2015 truculento, reluciente en desenlace y de nostálgico recuerdo. Un cardiograma sube y baja que elige treinta y un momentos memorables. Para que los gustosos de medir los años con canciones, que como diapositivas, nos devuelven lo mejor que nos pasó. Pulsen el Play, y dejen correr los más de tres cuartos de hora de música sanadora.

Yo, todavía digiriendo este nuevo cambio cíclico, no espero más que lo ya vivido: Surcar todavía los rápidos de tan arrebatadora cosecha, que nos arrastra montaña abajo. Y si se tercia, remontarla una y otra vez para rememorar sucesos, onomásticas y esos momentos que se enraízan en cada nota, compás o estribillo.
Ya sabéis que la vida no la miden los años ni los meses; ni siquiera los lustros. Que cuando se avanza todo acaba en el vórtice del recuerdo y la memoria maleable:
Se recuperan cual antojo, para viajar por ella y así cambiar la piel o el hábito. Rejuvenecer como el transformista que se transviste, el actor que interpreta y el guión cambiante según la edad y el antojo de quien la vive. Cada canción una imagen, un estómago anudado, un suspiro largo y hasta una persona amada.
Disfrútenla, y que nadie cambie nuestra visión imaginaria de las cosas.

 TRACKLIST:
00_RYAN ADAMS_wildest dreams
01_DESTROYER_times square
02_COURTNEY BARNETT_dead fox
03_FERNANDO ALFARO_la luna aplastada
04_BILL RYDER_JONES_ two to birkenhead
05_DIANE COFFEE_govT
06_TORUL_all
07_HIDROGENESSE_vuelve conmigo a italia
08_JOHN GRANT_black blizzard
09_YEARS & YEARS_king
10_FOALS_what went down
11_THE DEARS_we lost everything
12_BLACK RIVERS_voyager 1
13_ALABAMA SHAKES_guess who
14_ELVYN_ellie
15_DICK DIVER_private number
16_WHYTE HORSES_the snowfalls
17_ALONDRA BENTLEY_what will you dream
18_MC McCAUGHAN_come upstairs
19_UNLIKELY FRIENDS_satellite station
20_SHINIES_nothing like something happens anywhere
21_SLAVES_sockets
22_P.I.L_double trouble
23_THE SONICS_i got your number-courage
24_CAR SEAT HEADREST_something soon
25_GUN OUTFIT_scorpions vegas
26_PINKSHINYULTRABLAST_metamorphosis
27_SHARON VAN ETTEN_tell me (live)
28_HAPPYNESS_montreal rock band somewhere
29_EZRA FURMAN_watch you go by
30_ALEX BUREY_come over
31_FIN

jueves, 21 de enero de 2016

ROBERT FORSTER E ISLANDIA NUNCA QUEMA_ Sala Apolo 2_14/01/2016: A LA RECONQUISTA DEL CORAZÓN

 
Fotos Mi_Ri

Vale despertarse a principios de la semana, con la explanada de la Mar Bella ante las bruces, y una mala broma de mueca sarcástica dibujada en el horizonte.
David se ha ido, si, en silencio como quien todavía no lo ha digerido. O a lo grande, como lo ha de hacer alguien que torció líneas toda su vida para redibujar lo banal, anodino y soporífero, en algo reluciente y rupturista. Esa sensación de sacudida, la avalancha siguiente, y el silencio después: Tan abrumador el revuelo de los medios, como el hacerte a la idea de su significado en tu más íntimo cardiograma musical.
Sabemos que la semana del 11 del 2016 no volverá a ser otro día cualquiera; sino la que David Bowie nos volvió por enésima vez, a consternar. Pero por paradójico que resulte, y resumiendo cuentas sobre otro más que se nos fue, de esa ilustre simbología musical que nos enseñó a amar la música. Si tiramos del hilo que separa lo trascendente de lo puramente invisible, nos encontraremos de frente con otro testigo directo de lo injusto de pérdidas tempranas, de porqués sin respuesta y del peso de esa falta.
ROBERT FORSTER (exGO BETWEENS). Nos vino el jueves a curar en parte, esta herida todavía sangrante con la que abrimos de obligado obituario la crónica de su reciente visita.



Arrancar la ronda de directos del 2016 con Peter Forster como plato principal, es como esa buena ventura que te prometes de propósitos y esperanzas mejores. Además en una tarde amenazante, de futuros temporales e inviernos que se presentan por sorpresa y sin invitación. Justo cuando el clamor general vive desde quien sabe, en unas sempiternas e imaginarias vacaciones Caribeñas.
Y ademas con la calle Blai ante nosotros. Con pinchos, montaditos, vinos y ganas de celebrar la provisional bonanza del tiempo a discreción.
Fotos by Mi_Ri

En serio, todo es cuestión de tirar con fuerza y echar el resto para que todo suceda según los elementos: sin presiones, tiempos ni condiciones. La primera parada en La Tasqueta de Blai, un rinconcito regentado por tres jóvenes Vizcaínos donde lo mismo puedes beberte un chispeante Txacolí, un pincho de fundente tortilla, o escuchar ritmos surferos sin excusas vanas.
Allí a los cinco minutos apareció Robert Forster acompañado de un amigo; hora de cargar con estampas: Ese porte de atractivo dandy donde no valen aquellas cosas por las que creemos qué debería ser “un dandy”. Fue algo así como una sorpresa mayúscula de casi escaparse la carcajada.
Le dijimos que habíamos venido a verlo claro, era eso o hacernos una foto; que quedaba bastante de grupie ridículo. Además, estábamos todavía bajo los efectos de los pinchos, el “estoy muy agustico”. Es más, él parecía más un intruso corta rollos por lo inesperado de su presencia, que la propia estrella de la función; quitando hierro al asunto por supuesto.

De camino a la sala, sin horarios, sentido de la responsabilidad alguna, ni precisión británica. Nos/Me tomamos un Palo Cortado, que ya es dicha poner en nuestro camino un sitio que se llame Palo Cortado; esto de las modas está entre lo asqueroso y lo “pues vemga!!” Conocimos a una Nepalí, un Sevillano y a una Belga; como los chistes; reímos y mucho. Y al final al filo de las... no sé que hora era; para que mentir. Entramos en la sala Apolo 2 (La 2) con la flojera todavía y el evento bien comenzado.
Así, como lo cuento. Porque de noches memorables donde el artista emerge como la Virgen María ante el pastor, hay muchas e inolvidables. Pero.. ¿y de lo que acompaña al momento? Ya sabéis: la compañía, las conversaciones, el ángulo de de visión, y hasta las interconexiones invisibles que se crean entre el público anónimo, cuando el artistazo libera las ferómonas; sí!!, las que nos ponen!!


La primera impresión, instantánea como un vaso de leche fría con Eko: Ver sobre el escenario a ISLANDIA NUNCA QUEMA; pero casi. Y quedar ambos noqueados, como la mirada cómplice del amante inalcanzable.
Sonido perfecto en formación de a cuatro de Reus: Acústica solista, tambores y escobillas, eléctricas de puntillas que entran casi bailando en círculos. Y un bajo capaz de confundirse con una guitarra grave y relevarse en esto de crear atmósferas entre lo FELT y aquellos primeros LUCKISMITHS. Hacía años -muchos años- que no tenía una primera impresión tan demoledora. Esa sensación de pertenecer a un tiempo pasado y haber despertado en plena adolescencia.
Fotos Mi_Ri

Creo que fue esa primera canción al entrar que no sé muy bien ubicar, pues admito que además de no estar al tanto de la existencia de teloneros, tampoco controlo su trabajo.
Así tirando de la imaginaintuición podrían ser “Reach You”, “Severed Times” o casi. Su sonido en directo supera en matices y sensaciones a su disco, aunque esté mal decirlo. Su último trabajo “Applause/2014” ya tiene un sonido de lujo. Pero su puesta en escena entre lo comedido y pulcro, es lo más parecido a volver a revivir tiempos de Nudenin, Rough Trade o Creation. Una especie de compresión, que reduce a la esencia lo que uno tiene por Pop con estructura, eficiencia y mucha sustancia.
Vinieron “Spillame”, “Airports are a Poor Choice” o “Self-Pity Song”. Digo “O” porque ciertamente fue tal la sorpresa, que ando todavía escudriñando su temario. No sé que tocaron, lo admito, pero sonó todo tan de lujo. Que posiblemente la noche de aquel 14 de Enero, no habría alcanzado tintes de inolvidable, sin su participación.


Apareció Robert Forster al tiempo justo de asaltar la barra a por una cerveza. Y si la 2 de Apolo ya estaba llena con los artistas invitados. Con Robert blandiendo acústica, se acabó de compactar al tiempo de hacerse el silencio. Nos hicieron callar #lógico. Rompo una lanza por aquellos -que igual que los que lo exteriorizamos con vehemencia- lo viven al filo de la meditación. Comprensible era lo nuestro, que veníamos alborotaos y se nos acabó de revelar la anunciación con semejante espectáculo.
El primer disparo, certero y directo “Rock'n'roll Friend”: el reverso de aquel “Was There Anything I Could Do?” del 88. Le sucedieron otras hasta el cierre en pleno éxtasis con Islandia No Quema de acompañantes, sonaba “Surfing Magazine”. Y para aquellos que como yo, pensaban que se centraría escrupulosamente en su carrera en solitario, y en su último y mimbrado trabajo; volvió a sonar “Darlinghurst Nights”, “German Farmhouse” y hasta ocho temas de la banda Australiana. De quebradizos recuerdos inundada la sala, subía la temperatura se sudaba, y se transpiraba la languidez de tiempos remotos.

Llegados al punto de “Head Full of Steam”, Robert Forster estaba ya metido en su papel de músico gestual, misterioso y tan teatral, que las letras se filtraban como el perfume destilado. Vernos desde el escenario como el reflejo del paso del tiempo, metidos en vereda y colgados definitivamente de los acordes de sus canciones.
Cerrar los ojos y ver casi por una rendija, a Robert en aquel vídeo promocional del tema en cuestión: Contoneándose espigado él, insinuándose, ese balanceo entre lo salvaje y lo femenino.

Pusieron el contrapunto algunas de su nuevo trabajo, que aun sin tener una banda con la que igualar el sonido, sonaron a gloria: “Learn to Burn” que apareció de las primeras. Se pasearon como en un desfile de paños menores: “A poet Walks”, “Let Me Imagine You”, “Turn on The Rain”, y mi esperada “I Love Myself and I Always Have”: Pequeños extractos que muchos años después, nos recuperan ese talento perenne y desgarbado para hacer Pop raído, pero tan imperecedero como siempre.
Los acústicos igual que un striptease, nos enseñan tanto los encantos como las cicatrices. Robert Forsters se maneja como un auténtico divo sobre el escenario, sin velados ni artificios. Su guitarra y el masticar de sus letras, suficientes para entrar en la hipérbole.
Que esto ocurra en pleno 2016, todo un lujo que solo se alcanza a valorar semanas más tarde. Lo que tienen los pequeños milagros de la vida. Que igual que crisálidas fosilizadas, aparecen cada tanto para recordarte cuan bárbaros eran aquellos años.