A menudo de
espaldas al batiburrillo tumultuoso de los grandes fastos - películas
de suspense, que a golpe de macabros argumentos y desenlaces
espectaculares, que nos tienen en vilo- ¿y ahora qué, ya
está...?, suceden pequeñas grandes cosas. Corpúsculos de
sencilla normalidad que en una silenciosa y muda subsistencia, nos
dan la verdadera chispa de la vida. Ese otro ruido casi imperceptible
que engrasa mecanismos, da lustre al alma y nos libera de los
grilletes de la cadena de montaje.
Este pasado
Martes volvió a ocurrir tres años después. Bryan Estepa en esa
concentración de talento tan ajena al estruendo de modas en forma de
aplicaciones antivejez, nos volvió a levantar el orgullo de
sentirnos grandes. Casi dos horas de concierto para sacar de paseo la
exquisitez de su repertorio, y nosotros de la mano.
Como si la
excusa de un Martes con el que digerir la semana, fuera suficiente
motivo para cargar pilas. El que aquí firma, se dejó caer como el
que no quiere la cosa en el RockSound de Poblenou, para inaugurar
como se debe la temporada de directos vitamínicos del este 2015. Una
zona industrial de la periferia Barcelonesa de la cual guardo
imborrables recuerdos de juventud: Mi primer curro con 16 años, esas
primeras sesiones de pinchadiscos, noches en vela, e incluso las
últimas sesiones que di hace ya casi diez años en el desaparecido
THE SOUND (media naranja de Fantástico Club, y ahora
RockSound). Una zona de espaldas a la gran urbe que siempre me ha
fascinado, quien sabe si por su pasado agitador en la escena
PunkRockera de los primeros 80 (666, Texaco, Garaje,
Ceferino,Aquelarre... etc), por su decoración decadente desoladora y
resistente a la merienda de negros urbanística de Barna City. O por
ese simpático/inconsciente tic que tenemos los cuarentones a asociar
melancolía, recuerdos y paisajes para recobrar la emoción juvenil.
Es allí
donde a menudo acontecen los hechos verdaderamente remarcables de la
tumultuosa noche decorativa de una gran ciudad. Por lo menos, los que
para un servidor acaban siendo la prueba más palpable de la grandeza
de la música y su ejecución en directo; sin filtros, colorantes ni
falsas apariencias.
Desiertas
las calles y contadas almas en pena las que nos dimos cita en
RockSound ante el sacrificio de desembolsar 10 euretes #Modo sarcasmo
On. Y ya puestos, aprovecho para lanzar un rapapolvo a aquellos que
viven ciegos, sordos y ajenos a estas pequeñeces. Porque a ver, me
cuesta entender el significado de la música (llamémosla
alternativa) pasando por alto discografías tan exquisitas como la de
Bryan Estepa, y tantos y tantos artistas que discurren al margen de
la estética musical; aquella que nos hace sentir inventivos,
trasgresores y modernos, o por lo menos creérnoslo.
Como me
decía Fernando Alfaro hace quince años cuando lo entrevisté en su
gira de Tejido de Felicidad, y que me grabó de por vida: No es
aquello que sale en la tele, medios públicos o en los escaparates
los que moldean y dan forma a la originalidad. Las cosas que suceden
aquí abajo (en el limbo comercial), son en realidad las que
realmente arriesgan, agitan y mueven la cultura.
Sobre las
nueve y media mientras hidratábamos nuestros gaznates, y con un
discreto Bryan apostado a la izquierda dando cuenta de un Gin Tonic,
subieron al escenario Petit Cabroin (Javier Extremera y Ferran
Esteve) . Quienes en formato acústico y suficientemente armados con
dos guitarras y un looper que por momentos quiso dar al traste con el
climax de la noche. Nos regalaron un puñado de canciones entre el
Pop de cantautor y las magistrales guitarras de Max Eider en el Partytime de Jazz Butcher. Una mezcla de la sensibilidad de la Bossa y
el mimbre Folkpopero de su todavía caliente “De Cabeza a un
Charco/2013/Rock Indiana”, del que sonaron algunos de sus
mejores temas: El que da título al álbum, “No más Madera”,
“Disimular Fatal”, “La Ciudad de los que dijeron sí”,
“Nuestra Gran Mentira” o “Pregúntale al guionista”,
mas un par de temas nuevos inéditos.
Sin banda de
apoyo, pero rodeado de buenos amigos entre los que se hallaba en ex
Malconsejos o Amigos Imaginarios Santi Campos. Y algún
compañero de épocas aventureras en CosmopolitANTS, como Jonathan
Zuriaga; batería que acompaña a Bryan Estepa en esta gira española.
La sensación de intimidad familiar quedó debidamente acentuada por
la calidez y el maravilloso diálogo entre los dos fabulosos músicos,
y el público claro. Sobretodo porque el disco, tras escuchar ese
aperitivo acústico, se deja mucho querer: Pop cercano, maduro,
reflexivo y por momentos descarnado. Con una producción exquisita y
una ejecución tan cálida como cercana.
A eso de las
diez menos cuarto estirando la noche como los chicles de Boomer; a
gusto como estábamos los asistentes. Se arrancó sobre el escenario
aquel que por su dimensiones y apariencia, pocos dirían que alberga
tal cantidad de talento y actitud sobre un escenario. Bryan Estepa es
de aquellos que puede llevar a engaños, según se mire claro. Todo
depende si al escuchar su música sabemos o captamos por donde van
los tiros: Pura transparencia y amor incondicional por lo que ama. La
música sí claro, está el amor procesado, el no disfrazar aquellas
influencias que lo forjaron en épocas de Swivel o Hazey
Jane. Cada golpe y tintineo de juvenil efervescencia (You am I,
Beatles, Teenage Fanclub, Beach Boys, Neil Young, Jayhawks, Jeff
Buckley, Wilco o Elliot Smith). Todo eso debidamente tamizado por el
pasar de los años, conciertos y esas mismas aventuras que nos
moldearon a todos. Ese tipo de pequeños detalles que te hacen tener
esa caída andando, esos hábitos y exhalarlos así: Como puro sol
incandescente. Y lo jodidamente maravilloso es que no se limita a una
ramplona imitación y yastá, no, lo suyo es personalidad
indiscutible y honestidad, mucho de eso si.
Sobre el
escenario puro PowerPop vibrante, tal como debería entenderse tan
amplio término. Con sus caricias y con esos mismos latigazos que
cosen Rock&roll, R&B, Funk/Soul, Pop, Folk o Punk para gozar
en orgía comunal bajo la colcha.
Así que el
arranque de la noche no pudo ser de otra forma: pisotón de
acelerador y los temas de su último disco con más pedigrí
powerpopero. “Come with May”, “Then Fighting Word”
y el que no, lo puso de su cuenta, como en “In a Minute”
pese a ese toque de Soul blanco al ralentí, que impregna a muchas
otras canciones. “Seachange” perezosa como una de mis
primera favoritas que sonaron. De su tercer trabajo del 2011 sonó
tremenda “Hard Habits”; una de las mejores de la noche sin
duda. Esa parte de su sonido que a mi en lo personal me remite al
primer Josh Rouse de “1972” o a “Under Cold Stars”
(mis preferidos). Solo que en Bryan, parece ajustarse todo mucho más
en su tránsito del disco a directo y a la inversa.
Luego
vinieron otra de las grandes, “Western Tales” del
primero, sonando engrasados inmensos músico y banda: Brian Crouch
a los órganos y guitarras, David Hatt y sus guitarras
cortantes, Jonathan Zuriaga con esa batería tan Funksoul o el
tímido Da Vi D al bajo. Rescates junto a “Come Around”
o “Your Best night” casi sucesivas, empujadas por la
exquisita selección recién publicada de su trufada y poco conocida
carrera 2001/2014. Retomando la Beatlemana “Restless” de
su último disco y volviendo al agradecido Vessels del 2011 de nuevo
con “Tongue Tied” o “Instincts”, y el candor
del PowerPop/resorte con el que coger la recta final del concierto. Y
lacito en el regalo de “Right Now”, que sonó como los
propios dioses (Soulera, con mucho swing como imperecederas gemas del
pasado).
Para
rubricar la noche y cuando ya casi me había olvidado de alguna de
las confituras de su último disco, sonó balsámica
“Nothing at All”. Y un colofón con un Javier Extremera
sobre el minúsculo escenario abarrotado de amor y fraternidad,
acompañando en guitarra y coros la última “She vs Him”.
Y el
despelote de rigor claro está. Sin guitarra, a pelo y con esa
facilidad que tiene Bryan de mutar hacia sus santos guías, tres
bises con el cierre acechando. Un primer homenaje a los garajeros
Easybeats y su “Friday on my Mind”. El “Don't let my
Down” de los Beatles con otro invitado sobre el escenario a los
coros miembro de los Flaming Shakers. Y echando el telón sobre la
bocina una increíble versión del “Just What I Needed” The Cars.
Un derroche
de buen rollo que ha servido para dar fe de los sabios consejos de
Joaquim (aunque no acertara con los horarios), sí con las
sensaciones. Amarrar buena parte del carácter explorador que tengo,
en esa baliza que me lanzó hace un año Coco. Y lo más importante.
Aunque imposible extrapolar en un largísimo texto todo lo que uno
puede sentir en un directo, que es mucho y siempre imposible. El
gustazo de ahondar y nadar en la imperdible discografía de este
Australiano y esas pequeñas/grandes cosas que ocurren ahí, en el
trastero de Rock Indiana.
PD. Sean
felices y no se queden por favor con lo grande, saben que el tamaño
no siempre es lo que importa?. Y recuerden que aun están a tiempo
27 enero, Barcelona, Rocksound
28 enero, Bilbao, Colegio de Abogados
29 enero, Madrid, El Intruso
30 enero, Castellón, Four Seasons
31 enero, Valencia, Loco Club
COME WHAT MAY... 2001/2014 (Rock Indiana):
27 enero, Barcelona, Rocksound
28 enero, Bilbao, Colegio de Abogados
29 enero, Madrid, El Intruso
30 enero, Castellón, Four Seasons
31 enero, Valencia, Loco Club
Que no le engañen: los mejores conciertos, muchas veces, son los que se hacen a horas intempestivas o en fechas difíciles; y éste es uno de ellos. Gran entrada y qué grande el señor Estepa. Un abrazo, caballero.
ResponderEliminarGran verdad señor Alex, siempre saber encontrar la belleza de lo cotidiano e imperceptible para valorar la grandeza de lo soterrado. gracias Alex!!
ResponderEliminarMe ha gustado el blog, empezando por el nombre , muy de sobremesa , a seguir bien.
ResponderEliminarPues me alegro un montón Orlando, ya sabes, esta es tu casa y la puerta está siempre entreabierta para lo que gustes. UN SALUDO Y GRACIAS POR PASAR A COMENTAR
EliminarDesde hace relativamente poco tiempo que estoy profundizando más en el Sr.Estepa, y cada día me gusta más, maese-brother. Creo que es el primer disco, y el del 2011 los que más me están gustando. Después de leer esto me arrepiento un poco no haber ido a verlo en directo. Abrazo.
ResponderEliminarAaaay malandrín, y lo que yo me alegro... de que te haya gustado, no de que te lo hayas perdido eh. El primer disco el la bomba, tiene un swim que tira patrás si señor. Ahora solo nos queda indagar en sus anteriores banda jajaja Australia es mucha Australia!!
EliminarAbrazo alcachofao mister!!
Ja, ja, bboyz, las excepciones están para confirmar la regla, cagüenros!, oye, te lo aseguro por mis uñas, si vuelves por allá [que seguro que sí, Rocksound engancha] verás como la regla que te expuse se cumple a rajatabla. Bueno, no tenía duda de que sería una gran velada, Bryan puede hacer mejores, o no tan buenos trabajos [cuestión de gustos], pero en el escenario es un figura, lo da todo y sus bolos acaban convirtiéndose en una fiesta. Me alegro de que disfrutaras tanto.
ResponderEliminarJajajá me acordé de ti Joaquim, anda que si voy a las tantas patantas... Suerte que como salgo a mi aire menos que el cometa Halley y cuando lo hago lo estoy deseando (que estoy mu agusto en mi casa eh, pero soy lobo solitario). Me comí un bocata de jamón con una copita de vino tras venir con mis "petits melons" de la piscina y para allí que me fui. Te juro que desde que di mis últimas sesiones como pinchadiscos cuando se llamaba The Sound, no volvía por esos lares, ay por lo menos 8 años.
EliminarAsí que como lees perfecto, llegando a las 9 y pico, lo justo para beberme un ron mientras veía el telonero y con Bryan en frente mio con su Gin Tonic, todo muy familiar.Bryan lo vive, y se nota que lo suyo es vocacional, nada de postureo y muy muy buen rollo. Ahora, no te lo pierdas, la sala no tenía ni idea de que había telonero eh, asi que sí, todo un poco anarka jajajaja
SALUDOZ!!