jueves, 28 de febrero de 2013

BÁRBARA FORÉS BLANCO (2012): LOCURAS REENCONTRADAS.




Bodega: Celler Bárbara Forés
Ubicación: Gandesa (Tarragona)
D.O: Terra Alta
Uvas: Garnatxa Blanca y 1'5% Viognier procedente de viñas de Gandesa.
Proceso: Maceración pelicular en frío 24h y 15 días de fermentación en depósitos de Inox.
Graduación: 14%
Precio aprox. 8 Euros




La locura como un acto explosivo. Aquel arrebato inconsciente que permanece oculto en un baúl con cien candados y que nos prohibieron nuestros mayores para solo echar mano de él en caso de extrema necesidad. Aquello que los niños y los mal llamados dementes atesoran como la llama de un candelabro; y que ilumina la oscuridad de la tristeza como una chispa, un conmutador, o un resorte que activa el impulso reflejo de nuestro deseo primario.

Cuando con el paso de los años nuestro entorno familiar, cultural e incluso social nos va moldeando, educando dicen. Reconduciendo como a un trenecito de juguete que busca su libertad muy lejos de las estrechas vías y que hay que ir colocando cuando se sale. Vamos creciendo, madurando dicen. Te instruyen, te enseñan a decir hola, buenos días, a ceder el paso a los mayores y a no decir mentiras. Por el camino y sin darnos mucha cuenta, dispersos por el aleteo de una mariposa, por una melodía contagiosa y repetitiva, o simplemente por la sorpresa ante lo que pasa por nuestros ojos inquietos y parpadeantes. Observamos a unos adultos malhumorados que reniegan, maldicen, y nos aleccionan en el firme paso de la vida.
Nos conducen al borde del precipicio. Miramos con el vértigo de quien solo sabe ver con mirada panorámica, y el solo intento de concentrar la mirada en un objetivo ya nos da vértigo. El curso de la vida fluye allí abajo como un veloz rio de montaña.

  • - Papá, es que tengo miedo...
  • - No temas hijo, que quieres ¿ser un niño grande, o un bebé toda tu vida?, - Espeta el padre.

Pasados los años vemos que al final no nos lancemos, si no que nos empujaron. Cumplimos con nuestra parte del trato a trancas y barrancas, para llegar a la desembocadura del rio y comprobar al echar mano de nuestros atriles, que de la locura de la infancia nunca más se volvió a saber.

Hay quien a día de hoy todavía la anda buscando como el chucho que perdido en un pueblo busca a su amo. Los hubo que la encontraron proyectando su aleccionamiento en una buena carrera, un buen trabajo, y una chica guapa. Otros menos duchos en teorías y prácticas, las van descubriendo en los pequeños placeres que nos brinda la vida: Los aromas, las texturas rugosas de las piedras y el tacto de la tierra escurriéndose entre nuestros dedos. Los diminutos acertijos que se nos presentan como insignificantes miniaturas y que activan los mecanismos sensuales de nuestro ser.
Gemidos, pieles de vellú, escalofríos que recorren la espalda, y una cantidad de indeterminadas sensaciones que nos levanta el espíritu hasta levitar de placer.
Carme Ferrer y Manuel Sanmartín, un antiguo farmacéutico que encontró aquello que dejó olvidado cuando se preparó para la vida, en las tierras de bisabuela BÁRBARA FORÉS, lo consiguen.
Establecidos en Gandesa, topónimo de aquello vinos que nuestros abuelos compraban a granel en las viejas bodegas, y escenario de sangrientas batallas.
Este matrimonio elabora vinos, alejados del tumulto turístico que más abajo, en la línea costera se extiende por los municipios de L'Ametlla, Cambrills... Con las Serres de Pàndols Caballs ejerciendo de murallas de defensa y donde solo los aventurados del terruño se atreven a internarse, se desarrolla ajena al bullicio Terra Alta; una pequeña denominación de origen que cada año nos descubre más y mejores secretos, partiendo de la Garnatxa Blanca como una de sus uvas más significativas.




Las estaciones del año, las circunstancias en el disfrute con una buena compañía y una amena conversación. El gusto personal como no, o las comidas como el eje en la toma de un vino, suelen generalmente condicionar nuestra elección, donde mayormente ganan los tintos en épocas invernales y los blancos cuando las calores aprietan. Sin embargo suelen quedar siempre pequeños espacios donde la sorpresa y la posterior euforia muestran aquello de que hablábamos antes: Los estados de demencia como aquel vendaval que nos azota y espolea, arribando lo más cerca posible a la felicidad absoluta.
BÁRBARA FORÉS elabora un blanco joven y básico en lo honesto de su etiqueta, no tanto en lo que se esconde tras esa sencilla presentación. Uno de aquellos vinos que disimulan con humilde sencillez una personalidad franca pero complicada, teniendo en cuenta que hablamos de un vino blanco del año del que buscamos generalmente un ataque directo y sin pretensiones. Pero ese blanco de Bárbara Forés evita con mucha elegancia toda posible apariencia sujeta a creencias y leyendas urbanas, de aquellos que creen que tras una botella de vino blanco se difumina cualquier complejidad tras su pálido color.


BÁRBARA FORÉS es diferente, tanto como que hilando muy fino y dejándome llevar totalmente por mi impulso demente, podría afirmar sin temor a equivocarme que estoy ante uno de los mejores blancos que he probado. La odiosa palabra “mejor” que suscita acaloradas discusiones y que jamás acierta en el consenso general; pero que plasma con instintiva pasión la escala de felicidad, que una mente infantil tiende a proclamar llevada por la alegría.
Bárbara Forés en su versión blanca puede no ser el mejor, pero sí es un vino que en su particularidad innata seguramente serán pocos los que superen su conjunto de sensaciones: Se destapa como un joven que condensa todo el perfume floral, en su palidez de amarillo pajizo engaña su tímida compostura, y bregando con él en dos ocasiones, acaba por destaparse como un potente blanco que combina con maestría la caricia y el pellizco. Un vino blanco ideal para aquellos amantes de las sensaciones que se escapan de lo predecible, y que de paso son gustosos de descubrir las aristas de la siempre complicada Garnatxa Blanca.





Este matrimonio de viticultores han conseguido seguramente sin pretenderlo, una Garnatxa única en su especie. Sin acabar de acertar si es Viogner procedente de las uvas de Gandesa las que le dan esa impronta a Sauvignon Blanc, o es la climatología particular de esta zona a merced del Levante mediterráneo o del Cierzo gélido del interior, las que dotan de complejidad a este fantástico blanco económico.



 Su aroma es de un intenso pleno que inunda de fragancia tropical todo nuestro epitelio: Maracuyá, Mango, hierva fresca y Musgo, Piña. Vuelven a surgir las flores blancas de los limoneros, con un ligero toque de Magnolia que lo da su untuosidad.
En boca es lo más parecido a deslizarse por un tobogán de numerosas curvas y cambios de dirección. Se mastica su paso agradable, denso, untuoso y graso. Su entrada es delicadamente dulce para acabar de desembocar en un amargor todavía más agradable que su primera entrada, y el final es largo, muy largo y persistente. Por la cabeza pueden rondar muchas cosas cuando el paladar intenta descifrar el amalgama de sensaciones que nos da su nariz y su boca en perfecta combinación: Hinojos, Frutos secos, piel de Naranja, campos de secano... pero al final todo queda en una complejidad tan interesante, como a todo aquello a lo que nos recuerda.

Las Garnatxas Blancas de 50 años de media, junto a la dedicación de esta pareja que usa su vieja casa del siglo IXX como laboratorio de alquimia. Nos colocan en la determinante tesitura de acoger con emoción todo lo que en un futuro nos deparará Terra Alta y el Celler Bárbara Forés, como un referente en la difícil encrucijada del terruño y de la búsqueda de caldos “distintos”.
Sin lugar a dudas esta bodega nos brinda la posibilidad a acceder a vinos con una relación calidad/precio tentadora. Con lo cual sería del todo acertado, plantearnos de manera impulsiva y alocada unas pequeñas vacaciones, y establecer el campamento base en las medianías del Parc Natural Els Ports y del Parc de la Serra de Monsant. Para disfrutar de sus otros vinos, de alguna otra bodega como la del Celler La Bollidora y su no menos magnífico NAEVUS, que ando disfrutando estos días de frío. Y de Montsant evidentemente, que está a tiro de piedra.

BUENOS DÍA/VINOS!!


NUESTRO LOCO MARIDAJE MUSICAL:

 

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