Que la vida
pasa como un vendaval sin tan siquiera dar tiempo a carraspear, es
una conclusión ha la que he llegado yo solito y sin ayuda: Tan fugaz
e impaciente que nunca da pie a la decisión meditada, tan cruel e
injusta que te abandona sin dejarte hacer cuentas ni inventarios,
tan infiel y ordinaria que se larga con el primer adolescente que se
le insinúa. Puta vida!!, como suele decirse en arrebato de
maldición.
Recuerdo con
cierta añoranza aquellos años de adolescencia aislacionista en los
que el que los minutos se consumían lenta y gradualmente sin que la
soledad diera signos de aburrimiento, aquellos en los que libros y la
música eran mi mejor compañía. Dos complementos a la relación
humana casi indispensables, incluso me atrevería a decir de manera
egoísta que casi vitales para masticar, saborear y deglutir la vida
prolongando hasta altas horas la digestión plomiza del recogimiento.
Las imágenes
solo alcanzaban su plenitud estáticas e impresas en papel, detenidas
ahí junto a los textos de forma indefinida, sin que aquellas que se
movían de manera fugaz en la pantalla tuvieran la más mínima
relevancia. Supongo en la vagancia de los recuerdos, que la
tecnología de entonces emulaba con maestría a la de Julio Verne;
dejando que aquellos inventos del diablo precisaran de un piloto para
ilustrar al curioso, y ajustar las manijas del engendro.
Con todo
esto, son casi quince los años que han pasado sin que mis manos
asieran un libro; los justos para descubrir que tengo un ojo vago y
la vista cansada. Pensando incluso que los avances me querían tentar
a descubrir las bondades de un Ebook en el aumento de las fuentes,
pero no.
Después de
tanto tiempo y aunque sea para enriquecer mi prosa oxidada, he vuelto
a coger un libro de aquellos en los que puedes usar tu nariz de
punto, y embriagarte con ese inconfundible olor a imprenta. Algo que
reservaba para una época indeterminada de retiro, donde poder
disponer de eso que tanto nos excusa, el tiempo; y que me despertó
el señor Sulo Resmes con su incondicional oferta literaria,
aludiendo a mi santa mujer y a su avidez por devorar letras.
Puras
falacias sí, para que engañarnos si en el fondo siempre he regalado
lo que verdaderamente yo deseaba leerme a toda costa. Solo puedo
decir en mi favor misericordioso que lo hice con la sana idea de
abrir nuevas rutas. Consiguiendo con ello recuperar no solo la
afición por juntar letras, si no de leer las de otros bastante más
lúcidos que el aprendiz aquí de cuerpo presente.
Un libro de
edición de bolsillo (no soy muy manías en el arte del encuadernado,
si no es que le faltan letras por la economía del formato), con una
narrativa excitante y adictiva; perfecta para uno que como yo, le
pierden los nervios y la concentración en disertaciones profundas.
Isaac Rosa
es un autor de relativa juventud, sus 39 años le han dado para
fraguarse en las columnas del diario PÚBLICO una trayectoria hasta
el momento brillante e incisiva. Y la novela que nos ocupa es la
quinta de seis que ha escrito desde que en 1999 se lanzara a la
aventura de la narrativa. En el tiempo bien aprovechado por éste,
colabora en tono reflexivo en la cadena Ser y colabora con numerosas
publicaciones en internet. Auténtico suicida a la hora de escarbar
más allá de la mera sintaxis gramatical de nuestra sociedad actual;
Isaac siempre se ha caracterizado por dar un paso más y arañar en
aspectos que por cotidianos, parecen estar exentos de un tratamiento
literario de ficción realista. LA CIUDAD DEL MIEDO es sin lugar a
dudas su ejemplo más audaz para convertir la situación más común,
en un angustioso y apasionante relato de terror y suspense.
Una novela
ligera de fácil y adictiva lectura que rebusca en nuestro interior,
para extraer aquello que disimulamos celosamente, el miedo y la
cobardía. Un miedo que poco tiene que ver con el terror ficticio a
lo desconocido; el suyo, el miedo del que Isaac Rosa nos habla es un
miedo mucho más cotidiano, y que cohabita a diario con nosotros: Un
miedo que implica, crea desasosiego, y produce una reacción en el
lector de odio y autodefensa tan curioso como todo lo que se
extrapola en esta historia tan particular y a la vez familiar.
Una historia
descrita desde los pensamientos obsesivos de un personaje
protagonista que se va descubriendo progresivamente y que acaba
desencadenando en una narrativa que por momentos roza con lo
esquizoide, provoca compasión y angustia, de la misma manera que
acaba ilustrando un reflejo cruel y despiadado de nuestra sociedad:
El rechazo, los peligrosos Status Quos, las apariencias, el
aislamiento , o el miedo a no cumplir las expectativas depositadas en
nuestra posición social. En realidad son aquellos miedos que van
surgiendo y que nos modelan a todos , por la naturaleza de nuestra
propia personalidad.
En realidad
la verdadera virtud que hace de esta novela un relato apasionante, es
la manera del moldear que tiene Isaac algo tan abstracto como el
miedo. Primero desde la desconfianza y progresivamente desde la fobia
aislacionista del cobarde propiamente dicho; las sensaciones que nos
va provocando reaccionarias en algunos casos, en otras compasivas, y
en general autobiográficas por ser algo que todos hemos
experimentado en alguna ocasión.
Además de
rebote consigue abrir un debate interior en el que nos podemos
cuestionar con facilidad la naturaleza de nuestros temores
particulares, el contexto de los miedos sociales según la categoría
de las castas existentes, el ataque legítimo como autodefensa, o los
numerosos errores que existen en el modelo de convivencia de nuestra
actual civilización moderna. Algo que puede parecer una chorrada,
pero que Isaac Rosa va esquivando con mucho tiento sin que la novela
pierda la velocidad y la tensión del relato o la historia que toma
como ejemplo. Consigue meternos en el personaje, familiarizarnos con
los actores secundarios y hacernos sentir una extraña sensación de
compasión y de odio ciertamente curiosa. Y es fácil que incluso al
leer esta excitante historia nos sobrevengan momentos de verdadera
ansiedad, de incertidumbre, de ternura compasiva, de rabia o de
impaciencia al no saber hacia donde nos lleva el suspense de esta
historia.
En
definitiva, EL PAIS DEL MIEDO es una novela muy recomendable. Primero
porque te engancha en el segundo párrafo, segundo porque transmite
verdadero pavor, tercero porque sabe modular ese miedo del lector
creando toboganes de sensaciones bien diferenciadas, te invita a la
reflexión y te coloca en múltiples puntos de vista. Tiene también
una tierna alegoría al cobarde que todos llevamos dentro y que nos
empeñamos en hacer desaparecer como autodefensa, pero que surge
periódicamente a lo largo de nuestra vida.
Y como no,
todo esto lo consigue con una lírica rica y digerible, tejiendo una
historia con principio y final pero nunca dando carpetazo a un tema
que nos es común y con el que conviviremos de por vida.
Tu regreso a la lectura después de tanto tiempo merece un comentario!!! Jejeje, la verdad es que todas las cosas tienen su tiempo y es normal abandonar la lectura una temporada más o menos larga, mi madre, que estudió filología hispánica y siempre había leído muchísimo, estuvo quizás unos 10 años sin casi coger libro y ahora de jubilada no hace otra cosa en todo el día.
ResponderEliminarLa verdad es que no conocía este libro pero tal y como lo describes tiene muy buena pinta, me lo apunto a mi lista interminable de libros pendientes de lectura. Ves? A mí ahora me enganchas en una época en la que sí, leo, pero a un ritmo inferior que otros momentos.
Qué bueno el acompañamiento musical, esa canción me encanta.
Un beso!!!
Sí, la verdad es que tal dejadez merecería una conmemoración; tampoco estoy en disposición de afirmar que la cosa tendrá continuidad, las promesas no son lo mio...
ResponderEliminarPero me alegro por haber comenzado por este ya que invita a reflexionar y es muy ameno. Aunque la cosa tenga delito, ya que la afición por fantasear y escribir me viene de aquellos libros de Kafka, Agatha Christie, Zola, Boris Vian, y E. Mendoza que leía en mi adolescencia... Pero ya se sabe, el tiempo corre en mi contra jejeje....
SALUDOS!!
Pues gracias por la recomendación, maese brother, y que agradable es siempre escuchar a los grandes Golpes Bajos. Abrazo.
ResponderEliminarNada JOHNNY, gracias a vosotros por confiar en mi y pasaros a comentar. De rebote también puedes dar gracias a un paisano tuyo SULO RESMES de http://tcbup.blogspot.com.es/ gran culpable con su prosa socarrona de haberme reinsertando en el mundo de los leídos... Sin él no hubiera leido el acertado libro de rigor
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