lunes, 18 de marzo de 2013

No mires a los ojos de la gente... EL PAIS DEL MIEDO_ ISAAC ROSA Seix Barral_2008








Que la vida pasa como un vendaval sin tan siquiera dar tiempo a carraspear, es una conclusión ha la que he llegado yo solito y sin ayuda: Tan fugaz e impaciente que nunca da pie a la decisión meditada, tan cruel e injusta que te abandona sin dejarte hacer cuentas ni inventarios, tan infiel y ordinaria que se larga con el primer adolescente que se le insinúa. Puta vida!!, como suele decirse en arrebato de maldición.

Recuerdo con cierta añoranza aquellos años de adolescencia aislacionista en los que el que los minutos se consumían lenta y gradualmente sin que la soledad diera signos de aburrimiento, aquellos en los que libros y la música eran mi mejor compañía. Dos complementos a la relación humana casi indispensables, incluso me atrevería a decir de manera egoísta que casi vitales para masticar, saborear y deglutir la vida prolongando hasta altas horas la digestión plomiza del recogimiento.
Las imágenes solo alcanzaban su plenitud estáticas e impresas en papel, detenidas ahí junto a los textos de forma indefinida, sin que aquellas que se movían de manera fugaz en la pantalla tuvieran la más mínima relevancia. Supongo en la vagancia de los recuerdos, que la tecnología de entonces emulaba con maestría a la de Julio Verne; dejando que aquellos inventos del diablo precisaran de un piloto para ilustrar al curioso, y ajustar las manijas del engendro.

Con todo esto, son casi quince los años que han pasado sin que mis manos asieran un libro; los justos para descubrir que tengo un ojo vago y la vista cansada. Pensando incluso que los avances me querían tentar a descubrir las bondades de un Ebook en el aumento de las fuentes, pero no.
Después de tanto tiempo y aunque sea para enriquecer mi prosa oxidada, he vuelto a coger un libro de aquellos en los que puedes usar tu nariz de punto, y embriagarte con ese inconfundible olor a imprenta. Algo que reservaba para una época indeterminada de retiro, donde poder disponer de eso que tanto nos excusa, el tiempo; y que me despertó el señor Sulo Resmes con su incondicional oferta literaria, aludiendo a mi santa mujer y a su avidez por devorar letras.
Puras falacias sí, para que engañarnos si en el fondo siempre he regalado lo que verdaderamente yo deseaba leerme a toda costa. Solo puedo decir en mi favor misericordioso que lo hice con la sana idea de abrir nuevas rutas. Consiguiendo con ello recuperar no solo la afición por juntar letras, si no de leer las de otros bastante más lúcidos que el aprendiz aquí de cuerpo presente.


Un libro de edición de bolsillo (no soy muy manías en el arte del encuadernado, si no es que le faltan letras por la economía del formato), con una narrativa excitante y adictiva; perfecta para uno que como yo, le pierden los nervios y la concentración en disertaciones profundas.
Isaac Rosa es un autor de relativa juventud, sus 39 años le han dado para fraguarse en las columnas del diario PÚBLICO una trayectoria hasta el momento brillante e incisiva. Y la novela que nos ocupa es la quinta de seis que ha escrito desde que en 1999 se lanzara a la aventura de la narrativa. En el tiempo bien aprovechado por éste, colabora en tono reflexivo en la cadena Ser y colabora con numerosas publicaciones en internet. Auténtico suicida a la hora de escarbar más allá de la mera sintaxis gramatical de nuestra sociedad actual; Isaac siempre se ha caracterizado por dar un paso más y arañar en aspectos que por cotidianos, parecen estar exentos de un tratamiento literario de ficción realista. LA CIUDAD DEL MIEDO es sin lugar a dudas su ejemplo más audaz para convertir la situación más común, en un angustioso y apasionante relato de terror y suspense.





Una novela ligera de fácil y adictiva lectura que rebusca en nuestro interior, para extraer aquello que disimulamos celosamente, el miedo y la cobardía. Un miedo que poco tiene que ver con el terror ficticio a lo desconocido; el suyo, el miedo del que Isaac Rosa nos habla es un miedo mucho más cotidiano, y que cohabita a diario con nosotros: Un miedo que implica, crea desasosiego, y produce una reacción en el lector de odio y autodefensa tan curioso como todo lo que se extrapola en esta historia tan particular y a la vez familiar.
Una historia descrita desde los pensamientos obsesivos de un personaje protagonista que se va descubriendo progresivamente y que acaba desencadenando en una narrativa que por momentos roza con lo esquizoide, provoca compasión y angustia, de la misma manera que acaba ilustrando un reflejo cruel y despiadado de nuestra sociedad: El rechazo, los peligrosos Status Quos, las apariencias, el aislamiento , o el miedo a no cumplir las expectativas depositadas en nuestra posición social. En realidad son aquellos miedos que van surgiendo y que nos modelan a todos , por la naturaleza de nuestra propia personalidad.


En realidad la verdadera virtud que hace de esta novela un relato apasionante, es la manera del moldear que tiene Isaac algo tan abstracto como el miedo. Primero desde la desconfianza y progresivamente desde la fobia aislacionista del cobarde propiamente dicho; las sensaciones que nos va provocando reaccionarias en algunos casos, en otras compasivas, y en general autobiográficas por ser algo que todos hemos experimentado en alguna ocasión.
Además de rebote consigue abrir un debate interior en el que nos podemos cuestionar con facilidad la naturaleza de nuestros temores particulares, el contexto de los miedos sociales según la categoría de las castas existentes, el ataque legítimo como autodefensa, o los numerosos errores que existen en el modelo de convivencia de nuestra actual civilización moderna. Algo que puede parecer una chorrada, pero que Isaac Rosa va esquivando con mucho tiento sin que la novela pierda la velocidad y la tensión del relato o la historia que toma como ejemplo. Consigue meternos en el personaje, familiarizarnos con los actores secundarios y hacernos sentir una extraña sensación de compasión y de odio ciertamente curiosa. Y es fácil que incluso al leer esta excitante historia nos sobrevengan momentos de verdadera ansiedad, de incertidumbre, de ternura compasiva, de rabia o de impaciencia al no saber hacia donde nos lleva el suspense de esta historia.
En definitiva, EL PAIS DEL MIEDO es una novela muy recomendable. Primero porque te engancha en el segundo párrafo, segundo porque transmite verdadero pavor, tercero porque sabe modular ese miedo del lector creando toboganes de sensaciones bien diferenciadas, te invita a la reflexión y te coloca en múltiples puntos de vista. Tiene también una tierna alegoría al cobarde que todos llevamos dentro y que nos empeñamos en hacer desaparecer como autodefensa, pero que surge periódicamente a lo largo de nuestra vida.
Y como no, todo esto lo consigue con una lírica rica y digerible, tejiendo una historia con principio y final pero nunca dando carpetazo a un tema que nos es común y con el que conviviremos de por vida.


4 comentarios:

  1. Tu regreso a la lectura después de tanto tiempo merece un comentario!!! Jejeje, la verdad es que todas las cosas tienen su tiempo y es normal abandonar la lectura una temporada más o menos larga, mi madre, que estudió filología hispánica y siempre había leído muchísimo, estuvo quizás unos 10 años sin casi coger libro y ahora de jubilada no hace otra cosa en todo el día.

    La verdad es que no conocía este libro pero tal y como lo describes tiene muy buena pinta, me lo apunto a mi lista interminable de libros pendientes de lectura. Ves? A mí ahora me enganchas en una época en la que sí, leo, pero a un ritmo inferior que otros momentos.

    Qué bueno el acompañamiento musical, esa canción me encanta.

    Un beso!!!

    ResponderEliminar
  2. Sí, la verdad es que tal dejadez merecería una conmemoración; tampoco estoy en disposición de afirmar que la cosa tendrá continuidad, las promesas no son lo mio...
    Pero me alegro por haber comenzado por este ya que invita a reflexionar y es muy ameno. Aunque la cosa tenga delito, ya que la afición por fantasear y escribir me viene de aquellos libros de Kafka, Agatha Christie, Zola, Boris Vian, y E. Mendoza que leía en mi adolescencia... Pero ya se sabe, el tiempo corre en mi contra jejeje....

    SALUDOS!!

    ResponderEliminar
  3. Pues gracias por la recomendación, maese brother, y que agradable es siempre escuchar a los grandes Golpes Bajos. Abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Nada JOHNNY, gracias a vosotros por confiar en mi y pasaros a comentar. De rebote también puedes dar gracias a un paisano tuyo SULO RESMES de http://tcbup.blogspot.com.es/ gran culpable con su prosa socarrona de haberme reinsertando en el mundo de los leídos... Sin él no hubiera leido el acertado libro de rigor

    ResponderEliminar