lunes, 5 de mayo de 2014

EL ATAQUE DEL XITXAREL.LO (#Vinos Divertidos)




Tipo: Blanco joven
Bodega: Martí Serdà (La Granada)
D.O: Penedés
Uva: Xarel.lo 100%
Viñas de 60 años
Maceración en frío, 20 días de fermentación, y Baonnage de 5 semanas.
Precio aprox: 8 Euros



Hay una corriente antaño subterránea que fluía bajo nuestros pies sin la más mínima relevancia. Con los años y la erosión de nuestro fatigoso caminar, hubo quienes la descubrieron como los infatigables buscadores de materiales preciosos de Coloma. Hablo de la estética y las modas como un fenómeno tan cotidiano y aceptado que difícilmente podríamos entender nuestros preferencias actuales, sin querer aceptar lo que nos llegan a influir #lo queramos o no.
Otra cosa bien distinta es la forma con la que cada uno se sienta identificado: Los que llenan sus vacíos con un disfraz de originalidad, con el que paliar su falta de personalidad. O los que intentan buscar el equilibrio entre creatividad y la esencia identitaria. Pero lo que está claro y es del todo evidente, es que convivimos a diario con ella y aunque uno intente escapar, siempre está el subconsciente por el cual se rigen nuestros hábitos.
En cualquier caso siempre es mejor aceptarlo sin por ello sacrificar los principios de cada uno; pues no hay nada más dañino que ser esclavo de las modas, sin que éstas produzcan un debate interno.


Hay quien despectivamente lo achaca a modas pasajeras que van y vienen sin explicación posible. Pero yo creo que en el fondo, lo que hace que algo se establezca como moda, es fruto del trabajo de otros que trabajan desde abajo: Desde las mismas personas inconformistas que buscan el placer propio, hasta los pequeños propios creativos que nacen bajo el subsuelo.
Luego evidentemente siempre están los que se limitan a copiar y a banalizar las ideas, en forma de marcas y corrientes de consumo. Pero no hay que confundir ambas consecuencias: Ni el echo de que de repente a todo el mundo le de por algo, como la maravillosa brillantez del zigoto que dio a luz la idea.


Yo soy de los que cree profundamente en la estética #no en el mal uso que la desvirtúa. Pero sí en la importancia y en el atractivo de la imagen, como algo que expresa un concepto o que simplemente lo lanza al aire para que otros lo desarrollen. Esa forma de transmitir algo con una simple línea, con un gesto, o con una evocación intangible e imaginaria que eclosiona, y que todos quieren imitar.
Es cierto que los verdaderos artífices de las primeras y más descabelladas ideas, son casi siempre denostados e ignorados. Pero luego está nuestra propia responsabilidad como seres, con una capacidad innata para reflexionar y aplicar criterios. Y desde luego, para escarbar y buscar en el pasado el punto de inflexión entre el origen y el desarrollo. No se trata en cualquier caso de sentenciar lo bueno y lo malo, lo auténtico y lo falso. Si no de calibrar y de hacer trabajar el instinto, sí el instinto: Eso tan primitivo que nos otorgó la naturaleza.
Y el mundillo del vino amigos es desde luego y mirando con perspectiva, uno de los máximos exponentes de este cambio. Si antes se ponía un especial acento en la casta y la estirpe familiar plagada de: Ducados, Marquesados, Dones, Doñas y Santos por doquier; quizás para dotar de solemnidad y elitismo al asunto. Ahora son las nuevas generaciones las que han democratizado el vino. Ya no solo como un alimento necesario para la plebe, y a otros niveles un privilegio para unos pocos afortunados. Si no como un elemento con el que se puede conjugar todo o casi todo: una especie de navaja suiza y 6 en 1, donde igual cabe el ritual del respeto hacia el terruño, como su consumo coloquial. El respeto por el pasado de las viñas viejas y la recuperación de cepas extinguidas, como la búsqueda incansable de cupatges inverosímiles. O como un elemento perfecto (la vidriosa botella). Donde diseño e imagen, sean de verdad, el vehículo perfecto para plasmar y transmitir las sensaciones que uno espera encontrar en su interior. 
Y como no, sobretodo el culto al elemento vínico como un transmisor popular de sensaciones, dispuesto a derribar mitos.



Lo mismo da que sean las nuevas zonas y algunos inconformistas los que hayan iniciado la revolución. Porque también los hay que han surgido de las catacumbas de las zonas más aposentadas y herméticas: Rioja, Ribera de Duero, o la mismísima Penedés; como es en este caso. Donde es tan fuerte la identidad que se labraron desde décadas, que se antoja una tarea imposible revolucionar, sin perder de vista por ello la identidad.
XITXAREL.LO es un claro ejemplo de este nuevo concepto de vinos y de su fidelidad hacia su legado. Un blanco joven con aires de gamberro, que no se basta tan solo de su irreverente imagen. Si no que lo hace echando mano de la jerga más profunda y arraigada: El taco primordial, y el palabro que nace en entornos tan hostiles como los pueblos; sí sí, allí donde el cosmopolita se siente más perdido que Adan en el día de la madre.


Xitxarel.lo podría ser como uno de tantos monovarietales que delega cualquier tipo de expresión al propio de la uva. Sin embargo, esta insignificante bodega ha sabido como nadie exprimir las virtudes del Xarel.lo: Una uva que parece haber emprendido un viaje en solitario, sin el continuo vasallaje de Parelladas y Macabeus, ni el servilismo hacia la tiranía de los extenuados Chardonnays.
En esa dura travesía a la búsqueda de nuevos y personales blancos, se han quedado por el camino numerosos intentos fallidos con infinidad de blancos clónicos: En su mayoría frutales, frescos, muy florales, de fácil beber pero sin apenas carisma. Sin embargo esta modesta bodega, ha sabido articular en una especie de mandamiento primigenio, lo mejor del pasado, el presente y el futuro: La osadía de hacer del diseño de una botella, todo aquello nos une con nuestros ancestros #el adjetivo que se crea a fuerza de conjugar nuestros actos, y que no entiende de gramáticas dogmáticas ( Cafre, Tronat, Penco, Escalfabraguetes, Pixapins...). Y que ilustra la botella en un compendio inimaginable de imaginación e investigación seglar. Para elaborar un Xarel.lo de precio popular, con una complejidad arrebatadora y audaz:
Mantiene intactas todas las virtudes de la modesta uva blanca: Personalidad, buena estructura, una acidez refrescante, y un verdor evocador que la hace contagiosa . Pero además consigue que todas ellas se ordenen y sean fácilmente reconocibles.
De entrada por su tímido aroma que según la época del año hace estallar su jovial fermentación en la botella, con ligeros carbónicos y vegetales. O se amanse según pasen los meses, con una tenue fragancia floral a jazmín y a hinojo. En boca evoluciona ligeramente conforme toma una bocanada de aire, convirtiendo la acidez inicial en una ligera untuosidad sin perder el frescor de su acidez, su mineralidad, y su verdor (tomillo, hierba húmeda, flores …). Todo esto hace que sea un vino blanco desenfadado y muy versátil para maridar o tomar como aperitivo. Pero además lo dota con la suficiente personalidad para hacer de él un joven blanco con dosis de complejidad, sin dejar de ser dócil.
Un blanco con cierto volumen que equilibra con maestría: Diversión, elegancia, y sofisticación. Muy juguetón a la par que ilustrador en su impagable diseño.


Si el paladar fuera al oido lo que las sensaciones al alma, sonaría así:

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