jueves, 21 de enero de 2016

ROBERT FORSTER E ISLANDIA NUNCA QUEMA_ Sala Apolo 2_14/01/2016: A LA RECONQUISTA DEL CORAZÓN

 
Fotos Mi_Ri

Vale despertarse a principios de la semana, con la explanada de la Mar Bella ante las bruces, y una mala broma de mueca sarcástica dibujada en el horizonte.
David se ha ido, si, en silencio como quien todavía no lo ha digerido. O a lo grande, como lo ha de hacer alguien que torció líneas toda su vida para redibujar lo banal, anodino y soporífero, en algo reluciente y rupturista. Esa sensación de sacudida, la avalancha siguiente, y el silencio después: Tan abrumador el revuelo de los medios, como el hacerte a la idea de su significado en tu más íntimo cardiograma musical.
Sabemos que la semana del 11 del 2016 no volverá a ser otro día cualquiera; sino la que David Bowie nos volvió por enésima vez, a consternar. Pero por paradójico que resulte, y resumiendo cuentas sobre otro más que se nos fue, de esa ilustre simbología musical que nos enseñó a amar la música. Si tiramos del hilo que separa lo trascendente de lo puramente invisible, nos encontraremos de frente con otro testigo directo de lo injusto de pérdidas tempranas, de porqués sin respuesta y del peso de esa falta.
ROBERT FORSTER (exGO BETWEENS). Nos vino el jueves a curar en parte, esta herida todavía sangrante con la que abrimos de obligado obituario la crónica de su reciente visita.



Arrancar la ronda de directos del 2016 con Peter Forster como plato principal, es como esa buena ventura que te prometes de propósitos y esperanzas mejores. Además en una tarde amenazante, de futuros temporales e inviernos que se presentan por sorpresa y sin invitación. Justo cuando el clamor general vive desde quien sabe, en unas sempiternas e imaginarias vacaciones Caribeñas.
Y ademas con la calle Blai ante nosotros. Con pinchos, montaditos, vinos y ganas de celebrar la provisional bonanza del tiempo a discreción.
Fotos by Mi_Ri

En serio, todo es cuestión de tirar con fuerza y echar el resto para que todo suceda según los elementos: sin presiones, tiempos ni condiciones. La primera parada en La Tasqueta de Blai, un rinconcito regentado por tres jóvenes Vizcaínos donde lo mismo puedes beberte un chispeante Txacolí, un pincho de fundente tortilla, o escuchar ritmos surferos sin excusas vanas.
Allí a los cinco minutos apareció Robert Forster acompañado de un amigo; hora de cargar con estampas: Ese porte de atractivo dandy donde no valen aquellas cosas por las que creemos qué debería ser “un dandy”. Fue algo así como una sorpresa mayúscula de casi escaparse la carcajada.
Le dijimos que habíamos venido a verlo claro, era eso o hacernos una foto; que quedaba bastante de grupie ridículo. Además, estábamos todavía bajo los efectos de los pinchos, el “estoy muy agustico”. Es más, él parecía más un intruso corta rollos por lo inesperado de su presencia, que la propia estrella de la función; quitando hierro al asunto por supuesto.

De camino a la sala, sin horarios, sentido de la responsabilidad alguna, ni precisión británica. Nos/Me tomamos un Palo Cortado, que ya es dicha poner en nuestro camino un sitio que se llame Palo Cortado; esto de las modas está entre lo asqueroso y lo “pues vemga!!” Conocimos a una Nepalí, un Sevillano y a una Belga; como los chistes; reímos y mucho. Y al final al filo de las... no sé que hora era; para que mentir. Entramos en la sala Apolo 2 (La 2) con la flojera todavía y el evento bien comenzado.
Así, como lo cuento. Porque de noches memorables donde el artista emerge como la Virgen María ante el pastor, hay muchas e inolvidables. Pero.. ¿y de lo que acompaña al momento? Ya sabéis: la compañía, las conversaciones, el ángulo de de visión, y hasta las interconexiones invisibles que se crean entre el público anónimo, cuando el artistazo libera las ferómonas; sí!!, las que nos ponen!!


La primera impresión, instantánea como un vaso de leche fría con Eko: Ver sobre el escenario a ISLANDIA NUNCA QUEMA; pero casi. Y quedar ambos noqueados, como la mirada cómplice del amante inalcanzable.
Sonido perfecto en formación de a cuatro de Reus: Acústica solista, tambores y escobillas, eléctricas de puntillas que entran casi bailando en círculos. Y un bajo capaz de confundirse con una guitarra grave y relevarse en esto de crear atmósferas entre lo FELT y aquellos primeros LUCKISMITHS. Hacía años -muchos años- que no tenía una primera impresión tan demoledora. Esa sensación de pertenecer a un tiempo pasado y haber despertado en plena adolescencia.
Fotos Mi_Ri

Creo que fue esa primera canción al entrar que no sé muy bien ubicar, pues admito que además de no estar al tanto de la existencia de teloneros, tampoco controlo su trabajo.
Así tirando de la imaginaintuición podrían ser “Reach You”, “Severed Times” o casi. Su sonido en directo supera en matices y sensaciones a su disco, aunque esté mal decirlo. Su último trabajo “Applause/2014” ya tiene un sonido de lujo. Pero su puesta en escena entre lo comedido y pulcro, es lo más parecido a volver a revivir tiempos de Nudenin, Rough Trade o Creation. Una especie de compresión, que reduce a la esencia lo que uno tiene por Pop con estructura, eficiencia y mucha sustancia.
Vinieron “Spillame”, “Airports are a Poor Choice” o “Self-Pity Song”. Digo “O” porque ciertamente fue tal la sorpresa, que ando todavía escudriñando su temario. No sé que tocaron, lo admito, pero sonó todo tan de lujo. Que posiblemente la noche de aquel 14 de Enero, no habría alcanzado tintes de inolvidable, sin su participación.


Apareció Robert Forster al tiempo justo de asaltar la barra a por una cerveza. Y si la 2 de Apolo ya estaba llena con los artistas invitados. Con Robert blandiendo acústica, se acabó de compactar al tiempo de hacerse el silencio. Nos hicieron callar #lógico. Rompo una lanza por aquellos -que igual que los que lo exteriorizamos con vehemencia- lo viven al filo de la meditación. Comprensible era lo nuestro, que veníamos alborotaos y se nos acabó de revelar la anunciación con semejante espectáculo.
El primer disparo, certero y directo “Rock'n'roll Friend”: el reverso de aquel “Was There Anything I Could Do?” del 88. Le sucedieron otras hasta el cierre en pleno éxtasis con Islandia No Quema de acompañantes, sonaba “Surfing Magazine”. Y para aquellos que como yo, pensaban que se centraría escrupulosamente en su carrera en solitario, y en su último y mimbrado trabajo; volvió a sonar “Darlinghurst Nights”, “German Farmhouse” y hasta ocho temas de la banda Australiana. De quebradizos recuerdos inundada la sala, subía la temperatura se sudaba, y se transpiraba la languidez de tiempos remotos.

Llegados al punto de “Head Full of Steam”, Robert Forster estaba ya metido en su papel de músico gestual, misterioso y tan teatral, que las letras se filtraban como el perfume destilado. Vernos desde el escenario como el reflejo del paso del tiempo, metidos en vereda y colgados definitivamente de los acordes de sus canciones.
Cerrar los ojos y ver casi por una rendija, a Robert en aquel vídeo promocional del tema en cuestión: Contoneándose espigado él, insinuándose, ese balanceo entre lo salvaje y lo femenino.

Pusieron el contrapunto algunas de su nuevo trabajo, que aun sin tener una banda con la que igualar el sonido, sonaron a gloria: “Learn to Burn” que apareció de las primeras. Se pasearon como en un desfile de paños menores: “A poet Walks”, “Let Me Imagine You”, “Turn on The Rain”, y mi esperada “I Love Myself and I Always Have”: Pequeños extractos que muchos años después, nos recuperan ese talento perenne y desgarbado para hacer Pop raído, pero tan imperecedero como siempre.
Los acústicos igual que un striptease, nos enseñan tanto los encantos como las cicatrices. Robert Forsters se maneja como un auténtico divo sobre el escenario, sin velados ni artificios. Su guitarra y el masticar de sus letras, suficientes para entrar en la hipérbole.
Que esto ocurra en pleno 2016, todo un lujo que solo se alcanza a valorar semanas más tarde. Lo que tienen los pequeños milagros de la vida. Que igual que crisálidas fosilizadas, aparecen cada tanto para recordarte cuan bárbaros eran aquellos años.

8 comentarios:

  1. Buen grupo este de Islandia no Quema. Y bueno, que decir del bueno de Robert. Enorme crítica. Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eeeeey Carlos!! di que sí y porque no los has visto en directo macho, porque fue como un efecto de retroceder a los ochenta así, con todas las letras. Que sonido... Robert ya es otro cantar. Verlo a él y otros tantos especímenes en vías de extinción, es como volver a deshacer el camino, se aprende tanto del pasado. Sin el pasado no hay futuro.
      Saludos y muchas gracias por tu visita y agradecimiento; un abrazo!!

      Eliminar
  2. Gracias por tus palabras, muchas gracias! Realmente fue un grsn concierto.... Pero el nombre de los teloneros es Islandia Nunca Quema

    ResponderEliminar
  3. Vaya, que patinazo Jordi; lo corrijo inmediatamente. Y gracias a vosotros por el estumendo sonido, y det que disteis.

    ResponderEliminar
  4. Qué gran crónica, los pelos como escarpias. Y qué envidia, brother, me habría encantado verlo en concierto. Y contigo al lado más todavía, asaltando la barra a por cerveza. Abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si hermano, fue una noche fraternal donde sabía a ciencia cierta que todo el que estaba ahí, no estaba de paso. Hay infinidad de formas de recuperar el pasado y ciertos pedazos memorables del nuestro. Pero la de Robert Forster e Islandia Nunca Quema -en todo su conjunto- inolvidable por pureza.La previa de pinchos y vinos de las que se marcan a fuego.... un abrazo!! lo repetiremos, no lo dudes

      Eliminar
  5. No te había leído! Me ha encantado, tal cual lo vivimos _:)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. oH!! esto si que es una grata sorpresa, la artista espontánea. Esta no sale en la crónica, pero redondeó la noche; doy fe :D. Petonets!!

      Eliminar