lunes, 16 de marzo de 2020

CLOS DE LES DÒMINES RESERVA 2015 y LOS MILAGROS PAGAMOS




Ahí me colé, en tu fiesta me planté!! Rondolé y rodolé rampa abajo me tiré. En ese Caprabo de barrio al que acudo a por mis Tortas, el café y yogures dios me de.

Y entre el sindiós de gente que se agolpaba, antebrazos en pecho y dientes enclavijados… Yo hice el cuerpo a tierra que me enseñaron en el acuartelamiento de “Los Leones” (Segovia), y reptando con los codos me escabullí entre las piernas de señoras, madres y padres haciendo de hábiles fajadores; Una cosaaaaaa!!



La People se peleaba por aquello que el otro quería.

Lo mismo daba que fuera papel higiénico (que no creo que sea por la función propiamente dicha del enser, sino por lo simbólico de lo HIGIÉNICO!!; como cura de todo mal). Alcoholes de quemar y otros, Sanitol, Vinagre, y hasta piedra pómez para exfoliar pieles y cualquier rastro de virus.



Me pisó los nudillos una señora mayor de calcetines media cercenadores. Un tipo intentó asirme por el cuello del polar cuando se le cayó una moneda de 10 céntimos, y me guipó; escapé no sabe dios cómo. Una criatura me confundió con un perro y me acarició la lorza a la vez que me propinaba un puntapié (esas cosas de amor odio que tiene el cariño humano).

Y cuando colándome entre estanterías de bollería, panarras y brioxes logre entremeterme por la zona de: “productes de la terra” y me planté con los ojos vidriosos ante las botellas de vino, y la vi. Tal fue mi emoción; cual devoto del Palmar de Troya ante la aparición de la virgen. Que del babeo y salivación sin control, me dio el gallillo y de la tos casi me muero: Rojo como un tomate, los ojos fuera de mis cuencas y las venas como chistorras de Arbizu.

Fue exponencial y sintomático el pánico que se creó en ese preciso instante. Y conmigo postrado reverencial ante aquella botella de vino de 10 euros 80. La gente en pleno canguelo pensando que estaba infectado, huyó despavorida y me dejó allí solo mientras por megafonía se oían las ofertas, promociones 2x1 e indicaciones de seguridad.

- Pasen por orden de tanda por la otra caja, se oyó. La gente saltó con una agilidad sin igual por las cintas que ni Usain Bolt, y hasta el andador de una anciana dejó el rastro del derrape a la salida.



Y no digo que no fuese presa del pánico por unos instantes. Pero en realidad, esa soledad y protagonismo de quien acude a comprar a hurtadillas y se convierte en EL ARTISTA así, sin comerlo ni beberlo, me gustó.

Cogí la botella en mano, aparté los tomates con un gesto de autoridad desconocida en mi, y me subí de un brinco sobre el dispensador de la fruta y verdura, gritando…



- Veis cabrones!! Esto es necesidad!! No los malditos rollos de papel higiénico doble capa, la leche o los botes de garbanzos pedrosillanos!!



Este vino humilde y anónimo del Alt Empordà os salvará de la mediocridad. Ni es Duque, Conde, Pata Negra o Viña de realeza Riojana o Ribereña de Duero. Pero en su locura tramontanera a los pies de la Albera, nace en Catedral Modernista y sin más linaje que el Cooperativista, se ríe de las coronas y también de los virus. Vamos, que igual que Jean-Paul Marat haría limpieza real.



Es fácil que uno haga su peregrinaje habitual a alguna gran superficie, hiper de barrio o comercio de ultramarinos, y se de con un canto en los dientes a la hora de agenciarse un vinito sin más pretensiones que la de estar rico.

Más o menos como poner Rock FM, los 40 principales o M80, y esperar que pongan cualquier día el “Somethin Else” de Eddie Cochran; improbable a la par que imposible. Y no es como digo yo: por raro, selecto, vox populi o sibaritismo. Coño!! que es Eddie Cochran joder!! Rock&roll no? Hablo a caso de Krautrock, Avant garde o Garaje? No verdad?



Pues eso, en los vinos pasa igual. No se trata de ser experto, iniciado o selecto, pues la esencia principal de disfrute es que esté rico, consensúe y tenga Rock&roll, mucho rock&roll; si además tiene un precio para todos los públicos muuucho mejor.





Así pues, situándonos en el pequeño municipio de la Espolla en la todavía desconocida D.O Empordà, donde paradójicamente se consume casi el 100% de su cosecha; para lo bueno y lo malo. Y en una Cooperativista Bodega asentada en una de las tantas Catedrales que se construyeron a principios del siglo XX, en este caso por Pelai Martínez en 1931. Nos encontramos a esta peculiar bodega, nacida del superviviente cooperativismo en plena revolución industrial. Pero consciente como muchos, de su potencial cualitativo general y concreto en la selección de aquellos viñedos viejos, singulares y heterodoxos por variedades y suelos.

Ahora bien. El milagro obrado así, casi por sorpresa. Pese a la buena nueva cada vez más habitual del posicionamiento de pequeños productores de calidad al a basto del desconocedor público mayoritario. En lugares donde primaba la superproducción, el abaratamiento a costa de la calidad, el marquismo sin alma o esos vinos que parecen ser diseñados por una simplista tendencia.

Es encontrar pertrechados algunas anomalías como las de Albet i Noya, Can Rafols, Gramona, La Guita, 3 Picos, Viña Zorzal, Secastilla, algún Terra Alta… O el que nos ocupa CLOS DE LES DÒMINES RESERVA 2015 por diez euros y pico.


Porque seamos sinceros y realistas. Una cosa es que un vino de 3 euros se beba fácil y no sea un abrasivo purgante para montar un brasero en nuestro estómago. Y otra cosa bien distinta lo que nadie quiere saber de vinos que no valen ni el vidrio, etiquetado y embasado de esos 3/5 o 6 euros. Alguien se ha preguntado acaso el precio al que se paga la uva de un vino de 3 euros, y la cantidad de fitosanitarios y sulfitos que se deben usar en su producción para economizar en controles de fermentación, calidad de la uva o mano de obra?? No lo quieras saber amigo.






Como ya sabéis, el origen de las reseñas sobre vino de esta diminuta bitácora. No eran otra que el autoaprendizaje, el antielitismo y la pura aventura; aunque últimamente se me halla ido de las manos.

Porque no hay nada peor que el prejuicio y la manía de convertir el disfrute común en una especie de ministerio donde, o se entra con corbata, o tienes que opositar.

Clos de les Dòmines viene a recuperar ese espíritu de vino con chándal y zapatillas, pero con una personalidad digna de Bryan Ferry.

La calidad de las Cariñenas de viñas viejas que forman en su mayor parte este cupage, junto a un 35% de Cabernet Sauvignon. Tienen la mayor parte de culpa de ese primer contacto olfativo, extraordinario en matices, voluptuosidad y jugosidad. Quizás porque su maceración y posterior fermentado en depósitos de cemento no deja rastro de excesos de vainillas de la madera, y predomina ese aspecto crocante y licoroso propio de las uvas.

Con dos años de crianza en roble francés y uno más de botella. Cuando Clos de les Dòmines sale al mercado, ya está perfectamente afinado aún con el galón de “Reserva”. Mandando al traste, esa fama inmerecida de vinos robustos con tanino indómito y acidez asesina.

Sepan, que hoy por hoy, en L’Empordà se están haciendo vinos extraordinarios al margen de la dominante Perelada; que también se lo están currando a niveles más caros, para que engañarnos. Pero es en bodegas como Olivardots, Espelt, Marti Fabra, Aspres o Arché Pagès; por citar algunos donde se están haciendo cosas chulas, distintas y arriesgadas, con valor a su variedad de suelos, microclimas y riqueza de uvas. Solo que es de las pocas D.O, que venden prácticamente todo a comercios locales, y queda poco para aventureros dispuestos a ir a su caza.




Con una seductora nariz de guindas al licor, endrinas, y sutiles tostados que no enmascaran la fruta. Su paso por boca es exquisito por el equilibrio que funde con su deliciosa acidez final, esas notas de café tostado, algo de sotobosque entre eucaliptos, hongos y bayas. Destacando por su equilibrio y buena estructura, sin penalizar un beber fácil y versátil tanto como entrada, o comidas potentes.

Un caramelito que lo hace un tesoro entre las vulgaridades y poca emoción que se pueden encontrar en un Caprabo de barrio.

Ese vino ideal para el día a día, o para quedar como un campeón en cualquier encuentro donde no perder la oportunidad de vacilar a tu cuñao “experto”; en vinos caros. Que es lo que hacen muchos cuando no tiene pajolera idea, de lo que es el riesgo, la aventura y la algarabía de buscar la CHICHA de las cosas.

No solo de los vinos. También de la música, la lectura o las relaciones que dan para una buena charla. Qué si no es la vida!!
Y mucha atención a sus VINS DE POSTAL 
con identidad y terruños propios. Salut!!

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