martes, 31 de marzo de 2020

LA SOMBRA DEL PASADO/2018 de Florian Henckel Von Donnersmark: LA ÚNICA SALVACIÓN ES EL ARTE

 


Ha amanecido un día radiante; como anunciando las borrascas de la semana viniente. Sin embargo, todo encajaba en un estado natural de felicidad exultante y necesario.
He bajado a por mis hiervas que cada noche me infusionan como una tisana de adormidera. He charlado con la tendera a quien siempre se las compro, y ha acudido a mi, una repentina reflexión. De cómo las patologías cognitivas que ya arrastrábamos. Aparecen en estos momentos extraños de reclusión.
Unos – como es mi caso – observando (nos) y desempolvando ese curioso estado de paz que no nos invita - como dicen muchos -: Ha hacer todo aquello que habíamos aparcado por la cosa de la ansiedad cotidiana, las obligaciones y tareas del sistema.
Sino a recuperar un montón de detalles de nuestro pasado, olvidos o pequeñas cimas ilustradas y culturales que nos han formado tal y como ahora somos.

Otros parecen estar a merced del vaivén de la ansiendad que ya arrastraban, y que ponían a disposición del entretenimiento sedante: Ese que no estimula la reflexión, el debate o la perspectiva, y que te deja al ralentí sin más emoción que la queja constante, el no argumento y el confrontamiento con esos elementos a los que siempre les echas la culpa de tus desgracias. O el entrenimiento sin fin, por el mero hecho de desconectar de la realidad.

Se asoman al balcón y hacen de policía política. Salen a la calle engarrotados por sus mismas carencias de siempre, solo que ahora las ilustran en un virus, en la gente como dicen irresponsable y en sus miedos; de siempre.
Se ha confundido la prudencia y la templanza, con la psicosis y el terror que arrastramos a reinventarnos y fortalecernos. Porque si es verdad que la economía se va a la mierda o nuestra normalidad se tambalea. Nuestro reto real es saber extraer el humanismo que hemos ido perdiendo por el camino y sobretodo, la creatividad y la generosidad. Pero la de verdad eh?



Esta sobremesa le he quitado el polvo a ese dvd perdido de Memories of Murder del 2003. Y les he recordado ha mis hijos, que mucho antes que Parásitos nos recordara el Cine de riesgo. Bong Joon-Ho nos descubría esa otra Corea que tan poco tenía que ver con Oldboy y nuestras realidades occidentales.
También me ha recordado Oscar Avedaño (bajista de Siniestro Total) con esta misma reflexión, una de las escasas exquisiteces que pueblan ahora mismo Netflix: Más extraño que la Ficción. Reseñada por aquí hace ya diez años y que ha envejecido maravillosamente.

Y si ciertamente cuesta horrores encontrar películas con guiones arriesgados, o por lo menos creativos a la hora de construir historias. Tampoco son muchas las que le den ese sentido de antaño. Que dotaba al cine de la liturgia teatral, interpretativa o sensibilidad despojada de artilugios ficticios, efectos o frenetismo poco exigente.
Me refiero a esas otras películas de casi siempre factura europea, donde las historias son las verdaderas dueñas del ritmo. Y sumergen en el clímax al espectador, con todos aquellos elementos que el cine actual elude presuntamente, porque nos supone escasos de concentración, sensibilidad o atención. Impacientes por naturaleza; digo yo.


Es el caso de LA SOMBRA DEL PASADO; una de las cintas que más he disfrutado estos días de reclusión. Y que seguramente no tengáis mejor ocasión en la vida ni dispongáis de este preciado tiempo, para meteros entre pecho y espalda 3 horas de filme.
Dato éste, que ha hecho que la tuviera aparcada en el trastero más de seis meses. Y que ahora, conociéndome, no entiendo de la desconfianza cuando tantas satisfacciones me ha dado aquello que ha maltratado la crítica así, en general.
Supongo, y creo no equivocarme, porque la mayoría se centran en aspectos técnicos y teóricos. Y se olvidan totalmente que el cine es mucho más que un producto que pasa por un control de calidad, para valorar esas primeras y superfluas impresiones fallidas.

Si crees que el director de LA VIDA DE LOS OTROS, pretende aquí abordar otro aspecto histórico e ideológico de Alemania. Te encontrarás con una película superflua, poco exigente en lo elemental e incluso ñoña.
Donde se narra la historia del pintor alemán Gerhard Richter a caballo entre su infancia y la trágica vida de su librepensadora tía, el nazismo, la Alemania Comunista y la actualidad. Pero donde ni tan siquiera es la propia vida del pintor la que modula el mensaje real de la cinta; que creo que elude cualquier juicio ideológico o moral a posta. Y donde realmente se quiere transmitir todo lo que significa, o debiera ser el arte en general como una filosofía intangible sin pautas ni retóricas.

Y admito hay cierto desequilibrio en las interpretaciones; de brillantes y también de tan pulcras que rozan lo mediocre. Que algunos saltos argumentales no tiene explicación ni criterio. Incluso que… se potencian momentos dramáticos o de pseudothriller sin demasiado acierto. Ahora:
Yo no soy de los que cuando se dispone a disfrutar de cualquier disciplina creativa (cine, música, literatura o artes plásticas etc). Se arremanga y saca la lupa y el látigo de fustigar, no. Si abro los poros y azuzo las zooxantelas, es para que los sentidos hagan su trabajo y la mente… La mente ya sacará sus propias conclusiones; o no: Que a veces y por lo general, lo que cuenta es el placer o la emoción que te provocan las cosas y chimpún!! Que no se pierda el instinto.
Y que luego surge un debate? Como aquí, que os lo explico y tal. Pues muy bien. Al fin y al cabo habrá que explicarlo para incentivar y esas cosas, aunque la mejor opción siempre es atreverse para sacar cada uno sus propias conclusiones.

Lo que si puedo garantizar es que LA SOMBRA DEL PASADO es una película que pese a su longitud, es realmente accesible. Muy disfrutable – incluso más de lo que uno puede sospechar – pese a que la temática/sinópsis puede parecer poco atractiva.
Y lo es, no porque como dicen las críticas oficiales sea: Superficial, cargada de clichés, sentimentalista y ramplona con personajes unidimensionales. Si no porque como ven, hay cine que se hace para el espectador, y otro que es la coartada perfecta para desacreditar la sensibilidad de los mismos.
Seguramente no sea ésta, una película para todos los públicos; o por lo menos para los que atiborren inmensas salas multicines. Pero es un mísero oasis en un secarral de exceso de efectivismo y nulo estímulo. Que arriesga en la forma poliédrica de exonerar al espectador discurriendo como un rio. Sin apenas alterar la opinión de quien la ve, con una sutilidad a mi entender maravillosa y poética. Es también un ensayo fantástico sobre el arte, la libertad y la naturaleza altamente inspirador. Me encanta esa manera poco convencional en la que los personajes no se pronuncian ni desvelan con claridad los sentimientos, todo tan teutón. Y a la vez con evocaciones al romanticismo gótico de James Yvori, y esas películas donde es más relevante lo que callan los personajes, que lo que nos muestran.
En fin… Creo que es una película que merece un visionado y que es un estimulante ejercicio de libertad personal. Ahora que los dilemas existenciales y sociales ponen a prueba nuestra sensibilidad y nuestra creatividad.
Háganse un favor y suerte lastre. Solo necesitan tres horas para si mismos ¿me van a poner excusas?

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