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viernes, 18 de octubre de 2019

COMET GAIN_FIRERAISERS FOREVER! 2019: CANTA Y NO LLORES




Hay mañanas, mañanas terribles en las que te cuesta incorporarte y caminar hacia el lavabo por no orinarte en la cama.

Hay pasos infructuosos y que tu robotizado cuerpo no domina el arte caminar, ponerte derecho, y sonreír, hasta bien pasados unos veinte minutos; a veces más. Mirarte al espejo con el demacre nocturno, el tiempo y la aventura de vivir y familiarizarte con tus bolsas de los ojos, las canas, y esas arrugas (dicen de expresión). Que no es más que la cara que ofreces al mundo en una proporción realmente alta.



Otras, en las que una vez superada la realidad y con una taza de café en la mano. Ofreces la mejor de tus sonrisas subiendo el volumen de tus latidos. Pese a que un buen puñado de HIJOSDEPUTA, se empeñan cada día en convertir este maravilloso mundo y sus increíbles criaturas. En un lodazal, donde la mezquindad, el egoísmo y la intolerancia. Para quien busca su propio sino y libertad; pareciendo tener que pagar un indecente peaje a los inquisidores.

Tanto, que incluso tienes que justificarte por escrito, con penitencia e incluso con donaciones de cariño, aprecio e incondicional amor a las hienas que cada día te puedes cruzar por la calle (la vida se llama también). Y que… no te preocupes!! Harán lo posible porque sepas de su existencia.

Son estrellas, o iban para ello.






Pero que suerte, que entre tanta zanja y juego sucio. Siempre (siempre siempre siempre) Hay un Dick Turpin, Robin Hood o mangurrino entrañable, para echarte el último cable antes de que te des al Lorazepan, la persiflora o directamente dejes de lavarte.



El colectivo Londinense COMET GAIN, con David Feck al frente + todo un séquito de socios/cooperativistas con el libre objetivo Pop de mínima intervención (sin sulfitos por supuesto). Cumple este año, 25 regalando como unos abnegados Hare Krishna, pétalos en forma de canciones salvadoras; por lo menos para mi, que los espero como final feliz.

Solo que este año, y por más que cada cual intente a su más loable manera: Filtrar el insoportable tufo o lo turbio y negruzco, con lentillas turquesa mientras se atiborra de nubes tuttifruti.

Los hay que no pueden disimular lo que les produce esta triste estampa de ver el mundo a punto de caer al vacío.

Y no, esta vez no viene Indiana Jones a salvarte en el último segundo para comerte la boca.




Así que David Feck, M “Woodie” Taylor, Rachel Evans, K. Ishikawa, J. Slade o A.L Guillain se han encerrado con James Hoare (Ultimate Painting, The Proper Ornamentes).

Y han decidido esta vez y tras cinco años de su más reflexivo y melancólico PAPERBACK GHOSTS/Fortuna Pop. Atacar directamente a los órganos vitales, desde la lírica precisa y real. 
Para entendernos:

Llamarle a las cosas por su nombre, sin dejar mierda bajo el felpudo a la hora de empezar poniéndose a parir así mismos “We’re all Fucking Moroons” (somos todos unos imbéciles).

Y la cosa no va exactamente del Brexit, como la mayoría piensa cuando una banda Británica se revela.



En realidad va un poco de todo en general. Porque creo sinceramente. Que para cualquier persona con un mínimo de amor y poesía en sus constantes. Se dará cuenta de que nada va bien, no?.

Y no se trata de edad, ideología o nacionalidad. Sino de AMOR.



En “I Can’t Live Here Anymore” no prescinden de tal mancillado atributo, cuando es un estado o consecuencia de otras muchas cosas.

El amor de esta canción es amargo, es cierto.

Pero empata en melancolía con su punto de equilibrio sobre el muro, que también desprende “The Godfrey Brothers” o “Your Life on Your Knees”.

En esa combinación de Pop cantable, para todos aquellos que queremos cantar sin voz, recién levantados, afónicos por el resfriado otoñal que no hay própolis que cure. O con esa euforia envalentonada de quien quiere vomitar a grito pelado su psique emocional contaminada. Sin que nadie juzgue nuestro deteriorado talento vocal.

Y que tan bien se entreteje con esos farmisas garajeros, contoneos de Americana, Riot Grrrrl, e incluso rockeros. Siempre siempre, pasado por ese filtro del “poco hecho”, que tanto nos mola a los que queremos hacer nuestras esas tonadillas de adolescentes madurotes. Y tan bien espolea David Feck y su voz de: tu lo harás posible chavalín.



Her 33rd Perfect Goodbye” es una de esas joyas omnipresentes en sus discos.

- Como aquel “Wit Til’ December” sí!! el "Love Without Lies".O el trailer de “If Not Tomorrow”

Que no hizo más que acentuar mi síndrome de abstinencia.



Una de esas canciones que de tanto en tanto resquebrajan otro poquito más mi frágil corazón.

Y que no sé como haré para que las arritmias más chulescas de “Warewolf Jacket” de tez nueva olera. O esa especie Rock&roll reanimator con forma de “The Institute Debased”. No terminen definitivamente con mis huesos en un sanatorio.





- Buenos días señor Crespo!! Como ha pasado la noche hoy?



- Le traigo su combinado de pastillas, un vaso de caldo y una pieza de fruta.



- Y de aquí cuarenta y cinco minutos pasarán a lavarle, y lo vestirán para dar un paseo por los jardines y caminar un poco. Que hace un día precioso!!



Siempre que me sacan (que es cada mañana). Me es imposible dejar de asociar ese repetitivo chirriar de la vieja y ruinosa silla al girar las ruedas por el pasillo. Con algún tipo de melodía o Loop musical.

Pensaba decirles de una vez por toda que las engrasasen.

Pero creo que no...

domingo, 17 de marzo de 2019

JOE JACKSON_FOOL_2019: VECINDARIOS, HABITANTES EQUIDISTANTES Y MELODÍAS EXCITANTES.


Conoce de algo al señor Joe?
- Ha tenido alguna relación, conversación o conocimiento de sus actos en estos últimos años? Inquirió el inspector de mi conciencia.

No, señor. Apenas nos hemos cruzado, infinidad de veces, eso sí. Pero en cuarenta años que llevo viviendo en esta colmena de seis portales dobles y quince plantas con casi mil viviendas, no hemos mediado palabra. Y tan solo me ha trascendido su existencia por su cabellera de albino platino y su excentricidad vistiendo.
Todo el mundo lo conoce eso sí, de oídas. La mayoría dice haber estudiado en su mismo colegio y de amigable sonrisa, saluda cada mañana así lo veas cinco veces en una hora o cada cinco años. Pero en verdad nadie es capaz de darte demasiados detalles cuando indagas con enjundia.Yo recuerdo hace muchos años; cuando mi madre se iba a comprar a escondidas y me dejaba solo. Y lloraba desconsoladamente por la ventana mi canguelo congénito, como a quien le sale el demonio de adentro:
- Bendíceme señor!! Bendíceme señor!!
En grito histérico igualito al de una grupie de Los Pecos en el trágico Abril de 1980.
Solo me consolaba ver a una rubia germánica bailar con el hula hoop en el mastodóntico edificio de en frente; seguramente allegada suya, deduzco yo. Ya que en mi barrio, pocos rubios había.
Sin embargo ya por entonces, deambulaba aquel extraño caucásico de deslumbrante melena. Al que apenas entendíamos. Cuando nos contaba historias inverosímiles para los mortales que poblábamos aquellos barrios inundables, vaguadas sin asfaltar y exploradores de descampados llenos de ratas.
Pero yo, que por aquel entonces unía gripes, resfriados, bronquitis, fiebres tifoideas y miedo a la gente. Solo lo podía observar desde el ventanal de la habitación o experimentarlo en mis salidas al practicante o a la consulta del Dr. Padrós.


Pasaron los años. Y un buen día de hace poco: Cuando ya casi te has olvidado, perdido el interés. Y es como un fantasma cotidiano invisible.
Entablas conversación en una soleada y candente terraza de febrero. Mientras das muerte a un café, a ti mismo con un cigarrillo. Y con un chupito de whisky bendecirte esta vez sí. Para caer en la cuenta, de que toda tu vida allí; en esa barriada multitudinaria donde todos se cruzan, chocan y se quejan. No te ha dado apenas para ver las minucias traslúcidas bajo la radiante y deslumbrante luz del estrellato.

Los anónimos (por muy respetables que sean), como Joe Jackson. Solo socavan galerías bajo nuestros pies en silencio, con las uñas y son como las crisálidas transparentes: Se convierten en el vecino de toda la vida que todo el mundo sabe de él por oídas, pero que en realidad nadie conoce con la suficiente profundidad para etiquetarlo, criticarlo, o incluso odiarlo. Pero en realidad, son bellas Saturniidaes.

El miedo a lo desconocido o a lo que no sabemos asociar como reconocible o familiar, en tanto no encaja en unos gustos que son como cómodos cojines de un sofá donde recostar las lumbares y descansar las piernas. Y los códigos unipersonales que cada uno tenemos implantados para empatizar, o temer por no saber explicar la tentación prohibida. En definitiva.

Sin embargo este ya sexagenario avanzado, nacido en la rivereña Burton de los Midlands del Oeste y socio generacional de Elvis Costello y David Byrne. Jamás ha sido un tipo demasiado consecuente con ninguna tendencia, estilo o corriente musical. Y sí un escapista maqui de abrir trochas o explayarse en exposiciones, como se dice ahora: conceptuales (y desconcertantes) para el público más general, como un Jim O’Rourke, pero en una versión omnipresente.
Sus códigos de lenguaje a menudo han sido tan particulares. Que el vecindario no ha sabido de él, mas por su mimetismo con el padre de Michael Jackson, que por lo que tocaba y cantaba (y me incluyo en el desconocimiento más absoluto).
Ese tipo que bajaba la bolsa de la basura en punto como un reloj. Quien cedía la tanda a las abuelas que se colaban nonainoná. Y al que solo se le oía, al salir en defensa del vecino más detestable con un: “cada uno es como es, y tiene lo suyo”.


FOOL por eso, es todo lo contrario a sus aventuras y diatribas por el Jazz modal o la experimentación de autoconocimiento.
Es como un alegato muy consciente recién cumplidos los cuarenta años de carrera, de su vida y el mundo que le rodea. Y una especie de ironía que sea con 64 años, cuando como él dice: Se sienta preparado para escribir una obra, donde reflexionar sobre la vida a modo de filtro como si fuera la suya propia.
Una virginidad y humildad madura, que lo ha llevado a componer ahora (40 años más tarde): Un homenaje juvenil en clave de tragicomedia Dickensiana con D.O.Q puramente británica. Que restaura la mejor identidad de las islas a la hora de cantar amargas ironías y miserias maquilladas con una elegancia extinta; o por lo menos olvidada en la música “moderna”.
Esa mañana intimamos lo que años de vida, ojitos y carraspeos que jamás pasaron de eso: De fracasados intentos por conocernos, hablar y constatar mi admiración por algo que ni siquiera conocía, ni podía explicar el porqué me atraía tanto.

Me contó que “Big Black Cloud” sube el telón con esa épica dramática que se presume de una obra teatral guiada por una orquesta. Y que de algún modo, hace de prólogo con tintes de profecía oscura. De la necesidad de vociferar con la misma vehemencia de su debut “Look Sharp/1979”, en un “Faboulosly Absolute” donde escupe sobre el radicalismo, la ultraderecha con brillantina y la sedación de pensamiento, sin morderse la lengua.
Tanto gritó, que soliviantó en plena noche a todo el vecindario y desde entonces supimos de su existencia.

Sin embargo es “Dave” la que enamora desde la primera escucha:
Su poesía recitada con una rítmica que marca un omnipresente piano y que seguramente, es la virtud más reluciente de este estupendo disco. Y que se cose a una historia de viajeros inmigrantes, desidia y amargura imposible de imaginar en toda su sencilla belleza.
Joe canta y recita por impulso musical jazzístico a la vez que POPular. Y la verdad es que las canciones ya sin más atributos, brillan con luz propia.
Strange Land” podría ser rescatada perfectamente de un repertorio de Nina Simone, o de Paul Buchanan. Y es toda una confesión de perplejidad ante las vistas desde lo alto. Una reflexión de quien en silencio y durante 40 años, ha operado desde la estratosfera sin el menor interés por entrar en los engranajes de la industria; ni de la vida en común.
Se da un respingo y desconecta con “Better Friend”, pudiendo hasta ser el socio de viaje de esa resucitada New Wave de pajarita junto a Elvis Costello y su rejuvenecedora “Suspect my Tears”.

No pierde la oportunidad de retozar en la fusión que tanta savia le ha dado, para ser el hombre que es ahora.
Cumbia, reggea, calipso, son cubano, y hasta ritmos orientales sintetizados en “Fool”, por más increíble que parezca:
Uno de los textos más explícitos y directos del disco. Y además una de las canciones más exfoliantes de este álbum en forma de abanico de pavo real.

32 Kisses” recoge uno de los mejores textos sobre una instrumentación que bien podría ser un homenaje a un joven Elton John. En una historia de amor asfixiada por la nostalgia donde no existen los estribillos, y la lírica toma un protagonismo tan hermosamente poético y suicida. Como el colofón de esta agradecida vuelta.
Alchemy” es una de las más grandes canciones de esta última década. Una de esas que prescinden de fecha, acuñado o género. Rozando a Shirley Bassey o Marc Almond, en una ejecución glicérica como las lágrimas de un generoso en la copa, ideales.
Esos largos postgustos que se adhieren al fondo de tu alma de por vida. Y que te acompañan sin alcanzar a discernir si es el recuerdo o la nostalgia.

FOOL es uno de esos discos por los que preguntarse ¿a que narices dedicaste tu vida? La excusa para enmendar lagunas y bucear sin bombona en la discografía tu vecino “el rarito”.
Y descubrir con asombro que, seguramente, hay un montón de razones para pensar que en esto de los gustos/hábitos. Hay lo mismo de cobardía como de prejuicios. Porque no hay nada más emocionante y revelador, que no conocerse a uno mismo lo más mínimo .
Y se acompaña por: Teddy Kumpel (guitarras y voces), Graham Maby (bajo y voces), Doug Yowell (Bateria, programación y voces), y Patrick Dillett (David Byrne, They Might be Giants, St Vincent, Sufjan Stevens) junto a Joe en la producción. Con una edición exiquisita en vinilo de 18 gramos.

jueves, 18 de junio de 2015

DISCOS ORGÁNICOS: JIM O'ROURKE_SIMPLE SONGS/DRAG CITY_2015






El hombre de los dedos largos esta sentado en el sofá. Frente a él, una gran pantalla apagada. Se levanta de tanto en tanto, pero casi siempre sin apenas susurrar, no se le siente, solo hay que escuchar. La enciende puntualmente bien temprano solo para oír el parte del tiempo: Tempestades en el Pacífico, vientos alisios en los archipiélagos, calima en las planicies... O ver las incidencias del tráfico en las avenidas y circunvalaciones de la gran ciudad. El agitador estruendo del colapso, y el desfile de sus conciudadanos por las líneas de producción con nombre de celebridades.

Desde su bunker de Tokio, todo lo maneja desde su atril sin tener que socializar demasiado. Son dedos largos, ágiles y ociosos solo cuando lo precisa; esta vez desde hacía seis años. Jim O Rourke, convirtiendo a ese joven Irlandés de vivos ojos claros, en un tipo esquivo tras su poblada barba y su gorro de Rey Pescador: Graba, y desaparece tal como vino; sin demasiado ruido. Sus discos no aparecen en las aplicaciones streaming más populares, y su discografía tan variopinta y “difícil”, como inabarcable.

Son pocas las veces que escribo, sobre un disco todavía humeante en la bandeja de recomendaciones mensuales del blog. Pero esta vez, y aun con la certeza de ser poco docto en la carrera de este inquieto alquimista musical. Su último trabajo de una serie bien larga de formulaciones, quimicefas y experimentos sonoros varios -SIMPLE SONGS- Me ha entrado en vena fulminando cualquier atisbo de escapatoria. Una emboscada en toda regla como diríamos.
Un disco largamente meditado tras un dilatado silencio. Lo suficiente para que, si había alguien que lo esperase en el chaflán de al lado, haya marchado por impaciencia. Y que sin embargo, ejerce de un magnético reclamo caleidoscópico, sobre los que como yo, poco o nada han profundizado en las diabluras de este atípico ex Sonic Youth.


Su título suena a chiste fácil, o no. Si lo comparamos de una banda, con su faceta más experimental, cinéfila o corporativa. O si por el contrario, nos invita a husmear en otros más accesibles como: Eureka/1999, o Insignificance/2001; (o todo lo que ha publicado bajo el paraguas de Drag City, su faceta más pop). Pues bien, Simple Songs no es exactamente ni una cosa ni otra. Dedos largos Jimmy se ha rodeado de músicos locales -en este caso Japoneses- con la serie de prejuicios y sospechas que esto pueda acarrear. Y nos ha dejado de nuevas ahí, perdidos entre la espesura selvática de sus composiciones.
Habrá quien considere lícito armarse con un machete bien afilado, para adentrarse entre madreselvas, lianas y Marapuamas. Sin embargo, entre bocado y bocado de revitalizante afrodisíaco. Son batería y piano quien como tambores parlantes, marcaran de ahora en adelante el compás de casi todo el disco. Aquí es donde Yamamoto Tatsuhisa a la batería y Ishibashi Eiko al piano, se convierten en el eje argumental de la obra; hasta nueve músicos acompañan a Rourke. Y no crean que es un mero ejercicio de autocomplacencia donde músico, productor y titiritero, mueven los hilos a su antojo y chim púm, no. Aquí, aun sabiendo del exhausto control que ejerce el autor sobre la idea de su obra y como tiene que sonar. Es dejar girar el disco, y desde el primer acorde empezar a transpirar efluvios con mucha mucha alma.
Discos como este, que como un ente orgánico parecen estar dotados de vida propia; al margen de la que el artista le da. De esos a los que uno le puede pegar la oreja cientos de veces, y cada escucha sentirlos mutar y tomar su propio camino; como la yedra remontando las tapias.

Simple Songs tiene mucho de eso. Sobretodo porque emana una impronta Jazzística de ultramar por los cuatro costados; aunque de manera totalmente libre. En “Friends for Benefits” se nota claramente o en “That Weekend” también, incluso cuando de repente parece virar hacia el progresivo de los 70. Después están los arreglos instrumentales que son una delicia, tan exóticos como exquisitos.
Puede ser tan raro como excitante para algunos. Para mi lo segundo. Porque me encanta no seguir un camino previsible en los discos que escucho. Me vienen así de repente a la cabeza Jethro Tull, esa parte de varieté que nos dieron en sus momentos más memorables los Beatles cuando suena luminosa “Half Life Crisis”, Blue Nile y si se quiere es destello de cantautor a lo Randy Newman. Son muchas cosas las que se me viene a la cabeza, pero simplificando y buscando un claro entre tanta parábola, a mi me suena a Art Rock. Entendiendo el Art Rock como algo que abarca muchos estilos, pero que yo entiendo como una filosofía.
Algo que me llama especialmente la atención. Y que quizás resida tan solo, en esa magistral forma de orquestar tantas capas sonoras sin que ninguna quede pisoteada o se sofoquen las unas a las otras.

Así sucede por pura magia. O simplemente, porque Jim O'Rourke es un genio capaz de dominar el tiempo, el mensaje de sus obras como capítulos, o pequeñas sinfonías de bolsillo. La épica comedida de “Hotel Blue” por ejemplo, que ejerce un efecto de largo suspiro tan terriblemente melancólica. O cuando se detiene a desentrañar sus propios misterios; en la bucólica “These Hands” habla de cosas muy reales.
Vuelve a levantar el vuelo con “Last Year” de Jazz voluble y contorsionista. Las cuerdas de los violines suenan y se retuercen con los platillos, el piano entra en el momento preciso... y revienta; genial. Suena “End of the Road” como un pequeño ocaso y su tarde en deceso, para que suenen los arreglos de cuerdas más sublimes que he escuchado en largo tiempo. Para acabar con júbilo “All Your Love” y maldecir lo corto e infeccioso que se hacen los ocho cortes de este disco.
Una obra mayúscula para saborear a pequeños sorbos, dejarse llevar por las mareas cambiantes, que desde la penumbra maneja este hombre. Y zambullirse de cabeza en los remolinos que cual Nereidas, tejen de manera tan reconfortante el elenco de músicos que acompañan a este Irlandés errante. Un disco imprescindible e irrepetible.

viernes, 25 de noviembre de 2011

CINEMA RED AND BLUE _ 2010_LETANÍAS A LOS ESPÍRITUS DESCONOCIDOS.


CINEMA RED AND BLUE _ 2010
What's your rupture? Records

LETANÍAS A LOS ESPÍRITUS DESCONOCIDOS.




Regresemos a ese viejo y moribundo parque a las afueras de la ciudad , aquel donde nos dimos el primer beso. En el que el mismo desconchado y enmohecido banco a la sombra del Magnolio que irremediablemente se pudría por la humedad del otoño , donde devorábamos nuestros primeros porros junto a litros y litros de cerveza.
Aún creo escuchar las carcajadas de David , Anne , Kyle y el resto del grupo: De como nos íbamos a hacer famosos , de lo próximo que nos inventaríamos , o de como seducía el viejo vecino del sexto a la cajera del hipermercado.
Historias y fantasías que deambulan por nuestra marchita memoria y que nos conectan al pasado cuando las condiciones climáticas emborronan el paisaje y nuestra cabeza.

Tal día como hoy hace aproximadamente un año por estas mismas fechas en las que la mayoría ya estaba planificando: Lo mejor del año , lo más destacado , el inventario , o el manual adscrito de como estar a la última en cuanto a música se refiere. El último en irse exclamó: - El último que cierre la puerta!! - Sin pensar que no quedaba nadie. Quedaron arrinconados los rezagados , los niños malos de la clase , el que siempre suspende , y por no quedar no quedó ni la mujer de la limpieza que andaba ya de compras de Navidad.


Cinema Red and Blue fue uno de aquellos discos que nacieron bajo el oscuro designio de los parias. Ese tipo de proyectos extraños a los que solo se puede llegar de manera accidentada o si me apuran , de una forma más retorcida todavía; De aquellos que se aferran a una batalla perdida de antemano al postularse como irreductibles seguidores del “Indie” más caustico de finales de los 70 y principios de los 80. Unos años en los que vender tu alma a bandas como: Talulah Gosh , McCarthy o Wedding Present por dar algunos nombres , suponía estar situado en ese ambiguo e inexistente trance de lo que no es ni Punk , ni Pop , ni Rock ni nada que se le parezca.
Si alguien te preguntaba que música te gustaba , permanecías unos instantes pensativo y no sabías que contestar. En España por lo menos , salvo la lasciva generación de la Movida Madrileña poca gente sabía determinar si realmente existió alguna vez una escena alternativa en los años 80.

CINEMA RED AND BLUE atesora muchas de aquellas fragancias , de aquella generación de autodidactas e inquietos jóvenes que anduvieron un sinfín de años en busca de una identidad o escena que los aglutinara. De echo , la banda matriz de David Charlie Feck COMET GAIN ya en su día apostó por esa filosofía en 1992 , cuando defendía a capa y espada esa actitud Punk y contracultural de las melodías rugosas y amateur en medio de la vorágine comercial del Brit-Pop.
Su apuesta por ese tipo de sonidos tan directos y virginales no hacía otra cosa que reivindicar con orgullo la esencia de los sonidos más subterráneos de la década de los 70 , amamantados por La Velvet Underground , New York Dolls , Swell Maps o Magazine.


Desde que en el año 2005 COMET GAIN editaran “CITY FALLEN LEAVES” no habíamos tenido noticias de Charlie Feck , salvo un puñado de Ep's y un magnífico compilado con todos sus singles “BROKEN RECORD PLAYERS 2008”, publicado en el sello del nuevo miembro y ex-batería de Morrissey WOODYE TAYLOR , una perfecta piedra de toque para introducirse en la trayectoria de este inquieto personaje.
Para nuestro goce en el pasado y presente año se han visto colmadas nuestras expectativas más halagüeñas. Dejando a un margen el vigoroso disco que han sacado los Londineses “HOWL! ON THE LONELY CROWD 2011 COMET GAIN” más su presencia en la inauguración del presente PRIMAVERA SOUND.
Charlie al quien se daba por extenuado y agotado se sacó de la manga a finales del año pasado , uno de esos proyectos altruistas en los que uno se concede cualquier tipo de caprichos fruto de una auténtica camaradería entre colegas de la profesión.
Miembros de Ladybug Transistor , Aislers Set , Crystal Stilts , The Clean o los propios Comet Gain mano a mano dando rienda suelta a sus anhelos de adolescencia para satisfacción de un servidor y del precursor de tan fantástica idea.



Para algunos el disco en cuestión puede parecer una auto-masturbación lúdica totalmente autocomplaciente , en la que el autor retoza entre sus viejos vinilos , su música de cabecera o su propia reafirmación como idealista. Para otros sin embargo puede suponer una revisión dignísima de todos aquellos sonidos sepultados por la indiferencia , de echo el medio final del trabajo es una revisión exquisita , digna de un profanador de tumbas versionando a: VIC GODARD , THE CHILLS , WRECKLESS ERIC o DEAD MOON. Todos ellos pertenecientes a ese desconocido universo de autores incisivos y visionarios que guiaron el Rock por sendas en las que el “indie” aún estaba por concebir.
Más tarde los alumnos aventajados de ese movimiento juvenil , defraudado por el asfixiante sistema crearía sellos , locales , revistas , modas e incluso etiquetas como el Punk , quien se acabaría desmembrando en innumerables movimientos.



Sin embargo CINEMA RED AND BLUE tiene una visión bastante más pausada y emocional de aquellos años. Sus canciones hablan mucho del motor impulsor de FLECK o por lo menos de su manera de recordar su juventud y lo que él entiende por el arte provinciano o de la periferia. En el que la poesía hace especial énfasis en las pequeñas y anónimas historias de personajes reales.
El disco supura el mismo tratamiento que se le dan a las canciones de COMET GAIN: Rugosas , irregulares , plagadas de fisuras y toboganes , e infectadas por ese espíritu TEDDY de los rockeros más vanguardistas de los 50. Podría pasar por lo que ahora se le llama el sonido LO-FI o por los Punks más inquietos de principios de los 80. Pero en realidad son preciosas melodías POP.
Es como aquel viejo buhonero que aprovecha todo lo que durante décadas ha despreciado el “Mainstrean” , el TOP OF THE POPS o el “indie” de pasarela , para exprimirlo de manera minuciosa y arrebatadora.



La apertura del trabajo recae sobre una composición arrastrada y melancólica: “Far out isn't far enough” evoca el lejano pasado presente en la memoria de Charlie , jugando con el sugerente nombre RED & BLUE , el cual se filtra en una visión cromática tan cinematográfica como evocadora , como si fueran recuerdos representados en una vieja película.
Hay quien dice que al escucharlo suena arrebatadamente a COMET GAIN aunque yo discrepo. La irregular voz y el modo de cantar de Charlie Feck es tan inconfundible como personal , y sobre el proyecto común planea casi siempre ese modo de tratar las sonoridades que tanto recuerda a esas viejas joyas de la Motown o de Phil Spector más cavernosas y garajeras si cabe. Sin embargo su música no deja de rezumar ese intenso sabor a pop bien elaborado con lo mejor de la nueva y la vieja escuela , en el que confluyen el Rock y el Pop de toda la vida.
Si acaso en “Ballad of an night worker” parece decidido a agitarse entre los órganos Farfisa y los punteos más Surferos y Mods de su repertorio , para describir una asquerosa y rutinaria noche de trabajo , en lo que parece un guiño a su faceta más irreverente.
O en ese omnipresente himno que da forma en cortes como “Ballad of a vision pure” o “Same mistakes” , la que fuera oda de Vic Godard junto a sus Subway Sect en aquellos prolíficos años del Punk abrasivo e intelectual de Malcon McLaren. Vic Godard perteneció a ese segundo grupo en el que se vislumbraban otras alternativas al Punk descerebrado de Sex Pistols.
También brilla con luz propia “You're gonna screw my head off” una optimista versión de Wreckless Eric , coetáneo de Ian Dury , Elvis Costello o Nick Lowe pero bastante más desconocido. Su cover saca brillo renacentista a la desgarradora voz de Eric Goulden , en un ejercicio de forense musical , historiador y necesario para el rescate de tantos y tantos tesoros que acabaron naufragando ante la memoria colectiva más contemporánea.

Pero no son estos los únicos argumentos que hacen de éste un disco irrepetible y único. Su sonido se presiente imperturbable al paso del tiempo cuanto más se escucha , no son desde luego melodías depuradas y perfeccionistas a las que se les pueda achacar el adjetivo de una de las muchas y oportunas maniobras revivalistas a las que se nos tienen últimamente acostumbrados.
Si no una sesión entre colegas donde se comienza rememorando esas mustias estampas de la disciplinada Inglaterra oscura de principios de los 80 , y se acaba por grabar un homenaje del tirón.
Sus canciones parecen engarzadas las unas a las otras sin ser las típicas canciones pop , donde el estribillo sucede a la estrofa y así sucesivamente.
La atmosférica y humeante “Jesse Lee Kinckaid” , “Charlie Clarck” , “Melanie Down” o la testimonial y sincera “Ghost confessions” donde ensalza a las canciones perdidas , a personajes sin rostro , a mil paseos entre copa y copa , a oportunidades perdidas o a cajones atestados de discos y canciones anónimas. Un testamento echo música que se va construyendo mientras se escucha y cobra valor real , sobretodo cuando se visualiza en forma de nostálgicos recuerdos de adolescencia.
Sin remedio , uno de los grandes discos del pasado año que gana con el pasar de las escuchas como los buenos caldos y que sería un infortunio no prestarle ni tan siquiera un momento de nuestra ajetreada vida.


Fotografías por orden de aparición: Mosaico de los músicos , Vic Godard , Portada del disco , Wreckless Eric