sábado, 15 de junio de 2013

PLAYLIST TRIDIMENSUAL 1+1+1 *LA MUERTE A MANOS DE UN PRESENTADOR.


El pasado fin de semana murió apuñalado un Marroquí dos manzanas más arriba. Tan cercano el suceso, que mientras escuchaba estupefacto el asesinato en las noticias, parecía estar oyendo los lamentos y los gritos tras la puerta de mi casa.
Podía visualizar aterrorizado el frío metal hundirse en la carne de la víctima, mientras la vida del desdichado iba desvaneciéndose en una huida agónica. Como aquellos sueños de adolescencia que me despertaban entre sudores por una fuerte convulsión, y que siempre tenían el mismo desenlace: Persecución, forcejeo, y puñalada certera como la de Pedro Navaja. Esa fobia por el metal afilado y sanguinario me acompañaron sin saber porqué durante largos años, sustituyendo las caídas al vacío de mi infancia. Sin acabar por acertar jamás si mis pesadillas eran fruto de un miedo irracional o una simple escenificación teatral de mis miedos y de mi inseguridad.

Desde aquel entonces no puedo evitar estremecerme al sentir penetrar la aguja en mi brazo, cuando imagino un intervención y el bisturí afilado me aterrorizo; O cuando me corto en el trabajo, se me pone el vello de punta al visualizar la secuencia en cámara lenta. Pequeñeces si se comparan con la indefensión e impotencia que uno siente cuando la realidad da una patada a la puerta y se planta de golpe ante tus narices. Aquellas cosas que ves día si, día también frente al televisor y contra las que te has inmunizado a fuerza de verlas, escucharlas, o leerlas constantemente.
Tan banalizado está en la actualidad el asesinato, como lo estaba la muerte en boca de aquel cobrador de seguros de mi madre: “- los muertos!!, gritaba a la vez que picaba en el timbre de casa” quitando hierro a un asunto tan incómodo como es el de la muerte. Pero por más que silbemos distraídamente cuando la muerte de otros congéneres tiñe de rojo los píxeles de nuestras pantallas, ella sigue allí; impregnado de cotidianidad nuestra vida salpicada de excrementos decorativos.
Se comenta a la entrada del trabajo, se debate en los bancos del parque e incluso disecciona en la plaza mientras el carnicero decapita pollos y el pescatero disecciona Sardinas: La señora Fulanita declara ante el señor Menganito, mientras éste pesa la mercancía: - Creo que alguna vez lo vi pasear por el barrio cogido de la mano de su señora, era Española – Apostilla la señora con los ojos boquiabiertos.
La verdad es que a ella no se la veía afectada, porque vaya cruz casarse con un “moro”!! Relata buscando y encontrando inmediatamente la causa/efecto del altercado. Se sabe a ciencia cierta hasta el porqué de la reyerta, la nacionalidad de los ejecutores, y el origen de la disputa. Tan sumarísima es la resolución, que la sentencia de los allí presentes es bien sabida por todos: La inmigración y esa espeluznante importación de sus hábitos nativos.





A nuestras espaldas quedaron los barrios de la periferia a medio construir, las bandas de los Correas a los que nadie había visto pero a los que todo el mundo temía. Pellizco o pinchazo te susurraban al oído cuando te desplumaban en un callejón oscuro, los billetes de veinte duros con Manuel de Falla impreso y desdibujado en ese trozo de papel que escondíamos en el calcetín, y nuestra madre en los sostenes. Los timos de la estampita, los coches desvencijados y en llamas sobre los descampados perdidos de la mano de dios. Los correctivos que mantenían a raya la jerarquía del barrio; el tonto del mismo y el matón protector de pelotas o rastreros. En resumidas cuentas la jungla salvaje y primitiva con la que crecieron los barrios satélites de los 80; mi infancia a la que en ocasiones veo tan bien representada en la miseria hacia la que caminamos, y de la que nos quisimos escapar años atrás.

En realidad el paisaje no ha cambiado tanto como creemos y por mucho que nos separen a viejos y jóvenes, décadas y generaciones. Los barrios han mutado increíblemente, pero las vidas anónimas siguen ahí ocultas entre cuatro paredes.
Las decoramos con calles peatonales, columpios y plazoletas, pero los suburbios no nos han cambiado demasiado. Ahora que a todos nos toca de cerca el efecto supervivencia al que tan saludablemente nos ha invitado la crisis, parecen hasta cobrar sentido los más diabólicos de mis pensamientos: Imaginar un mundo ruinoso y desolado en el que los afortunados empleados saldrán a la calle escoltados por las fuerzas de seguridad. Acosados por los desprovistos de todo bien (trabajo, recursos, vivienda y dignidad); un mundo a lo Mad Max en el que el equilibrio natural de la economía global se cobra sus convenientes bajas.


Así que de manera premeditada o inconsciente la playlist ésta que me ocupa ha salido así, tan poco primaveral y soleada, más bien fría y decrépita. Como mi morbosa pasión juvenil por comprar El Caso o escuchar las historias de difuntos aparecidos que contaban las abuelas en el pueblo de mis padres, como ficciones imposibles.
No se si también afectado por una de la últimas películas con las que he satisfecho mi gusto por el desasosiego, EMERGO; quien transmite esa misma sensación de inquietud, aunque esté apoyada sobre el sobado método de filmación del found footage y plagada de clichés del género.
Y aunque en el alzado del telón de esta retahíla asome la cabeza DEVENDRA BANHART con esos pétalos en la boca: “ Mi amor no tiene vengansa, aunque te matará. Este viejo no se cansa, siempre te persigará”. O aunque los Escoceses CAMERA OBSCURA quieran teñir proporcionalmente en tiempo y calidad con melodías de Femme Fatal despeinada nuestros días de... ¡¡Por fin llega en Verano, Fermín!!
Al apretar el play de Excavation; puesta en largo del debut de BOBBY KRLIC aka. THE HAXAM CLOAK, se aviva de nuevo el fulgor de la auto aflicción. No es una postura forzada de placer masoquista por lo horrendo de las realidades mundanas o por regodearnos en la introspección más deprimente, si no un clic clac de contrastes que a mi modo de ver preciso para notarme aquí.

Electrónica Sexagesimal: The Haxam Cloak & Disclosure

Bobby Krlic ha diseñado un universo personal que inquieta y aterroriza; mis hijos cuando lo escuchan tiemblan de pavor. Y yo que soy un cabrón enfermizo, gozo desenterrando esos sentimientos que van del susto a lo desconocido, a la risa histérica y contagiosa; bofetadas tan parecidas a una ducha gélida tras un baño Turco. Como acometer las realidades, sin perder de vista la frivolidad de los placebos a los que llamamos necesidades.

El disco de este Británico es más parecido a una marea submarina que te arrastra sin aparente resistencia, que a un concepto electrónico experimental. De verdad que lo parece, puede que incluso vuestro primer cara a cara os exaspere por impaciencia o por la excesiva tensión que se palpa en su caminar. Pero desde luego, me parece tan temerario y desobediente como combinarlo con la frivolidad de “Stimulation”, debut de DISCLOSURE.
Un artefacto sonoro que desencadena un estertor compulsivo en nuestro tórax tan acorde con el Soul Train de las cadenas Americanas de los 60, o como los pantalones acampanados al peinado Afro. Un disco infeccioso de Funk electrónico que deja el esperadísimo trabajo de Daft Punk en un simulacro pseudoconceptual que se evapora conforme avanza, mientras uno se pregunta... ¿cuando demonios despega?
Este dúo de "niñatos" emigrado desde Sudoeste Inglés de Reigate han comprimido en su esperado album de debut, 18 cortes que van desde House más ochentero procedente de Chicago, al Funk sintético. O serios ramalazos que van en dirección a la pista de baile.

Lo increíblemente lúcido del asunto, es que no se andan con tapujos cuando dejan de lado esa despreocupada impresión de parecer comerciales; siendo su disco algo muy apetecible que da la espalda directamente a lo que piense la gente; para ser prácticos y honestos en su discurso.


Sin embargo y al margen de esta peculiaridad tan mía de combinar pasajes oscuros con sonidos etéreos, o destellos de Pop y Punk. Estas listas de canciones que se suceden espaciadas a lo largo del año, no son más que señuelos. Dejo a propósito de lado novedades y otros asuntos, que a mi modo de ver los tenemos demasiado a mano, así que no tendría mucho sentido volver a machacar con la misma cantinela o repetirme con algunos grandes discos que de sobras acabarán repicando en nuestros oídos.
Si hay algo realmente emocionante de escudriñar la red en busca de tesoros, es descubrir como las casualidades y coincidencias me llevan a topar con discos que tienen forma de libro; con sus paisajes imaginarios, su fórmulas inverosímiles, o su entrada lenta y pausada. No es cuestión de comercialidad en absoluto, tan solo un sano ejercicio de tonificación sensorial y neuronal.



Al Brokowitz/A Long Hereafter, Nothing Beyond_2013


Así más o menos es como llegué a AL BROKOWITZ. Y es que a veces uno no puede figurarse donde puede encontrar de repente esos brotes tan apetitosos; a mi por ejemplo me vale casi todo: Enlaces que te llevan a otros enlaces, intuiciones... en fin cualquier cosa es buena si lo que se quiere es aprender. Con ellos creo recordar, porque la memoria me falla últimamente una barbaridad, que fue al descubrirlos como seguidores del grupo de facebook de ésta bitácora. Y no es que tenga una malsana afición de voyeur, pero la verdad es que no deja de sorprenderme encontrar nuevos seguidores; teniendo en cuenta que cuando empecé ésto, no ambicioné ni lo más mínimo que alguien me siguiera.
Pues su disco familia, en este caso el segundo de estos veteranos Madrileños; es de aquellos de los que te absorben a los cuatro compases. El tempo y la variedad de su bestiario parece ser un auténtico libro de viajes repleto de caminos escondidos; de aquellos a los que la curiosidad ha impedido quedarse con tan solo una parte de la música. Con lo cual, etiquetarlos bajo el paraguas de un solo género musical me parece una fórmula tan corta de miras que me la ahorro, mejor escúchenla. Sobre todo porque recoge casi todos los fundamentos de la música para pilotos intrépidos: Tiene un magnetismo peligroso y embaucador para curiosos como yo, de aquellos en los que una sola canción se descompone en tres más. Donde los metrajes largos y sinuosos invitan a esperar pacientemente el desarrollo del monstruo, y donde cambia el panorama de una forma tan excitante como el de sus cambiantes palos, totalmente interconectados por un sibilino mensaje de profundidad.
Puede que no sea un disco fácil de escuchar según que expectativas, pero desde luego si es un memorandun para los que como yo tienen buena boca, cercano al Post Rock tal y como se desarrolla, antes que a un concepto propiamente dicho.


Pero no son éstos precisamente, los trabajos que más me han enganchado en este caluroso meridiano del año, aun siendo tres magníficas referencias con las que disfrutar de muy distinta forma.
Hace ya unos meses tras volver a recuperar un interés por sonidos lóbregos y asfixiantes a los que me encomendaron The KVB o Featureless Ghost, caí en un viaje mental no tanto de sensaciones como de recuerdo. Tanto, que he regresado sin billete de vuelta por pura inercia, a ese estado con el que descubrí el placer por esa música en mi tierna juventud. En ese plano existencial puede haber una clara conexión entre el sonido sintético de Hexam Cloak y lo que vengo ahora a referiros, los Franceses BLACKMAIL: Una triada de inconformes en busca de algo más que un mero sonido y que se cobijan en el selecto sello Yunk-Fü, su descubrimiento es del todo accidental; algo que los aun todavía más enigmáticos. Sobretodo si somos capaces de dilucidar donde acaban los géneros matrices, y donde empiezan sus ramificaciones (dilapidando toda la simbología que abrevia la música)


 Blackmail/Bones _ Yunk-Fü Records



Encontrar sobre el terreno una referencia clara y creíble de este proyecto surgido en tierras Galas por miembros de diferentes bandas, puede ser una tarea realmente complicada; sobretodo si tenemos en cuenta que también hay una banda Germana que se hace llamar Blackmail.
Por suerte sus estilos son tan contrastados que no hay margen de error a la hora de dilucidar quien es quien.
Blackmail podrían de esta manera pasar por una banda de cualquier punto de Europa. Su sonido con claras referencias a la electrónica Industrial sin embargo, tiene otros interesantes aspectos que la hacen personal: A parte de contener una colección de canciones de gran nivel, consiguen sonar personales manejándose en un género trillado hasta la saciedad, el Post Punk apocalíptico si no alguno más.

Claros referentes a la electrónica de principios de los 80, atmósferas tensas y herméticas, y lo que más me atrae de ellos: Navegan entre lo sintético y lo Rockero de su pasado, sin acabar de ser ni una ni otra cosa. Quizás porque pese a que los estilos musicales se acaban extenuando por la repetición de fórmulas, afortunadamente siempre hay un pequeño atisbo de genialidad en grupos, que sin importarles ese inconveniente apuestan por trabajarse a fondo la presencia a la hora de confeccionar un disco.
Una particularidad que hace de Blackmail un proyecto surgido de las tripas de la electrónica pero que camina por sendas tan subterráneas como lo hipnótico de esos ambientes que recrean sus canciones.
En el fondo esa forma de irradiación o de tratamiento sonoro no es que sea un invento de nuestros días. Ya lo hicieron los mecenas del Krautrock, lo puso en práctica Martin Hannet en sus producciones con Joy Division (principalmente en Closer/1980), y también sirvió de punto de partida a la primera oleada electrónica de finales de los 70. Una de las técnicas de sonido que mejor expresan la decadencia post industrial y que mejor transmite ese debate interior del ser humano respecto al progreso y a la deshumanización de nuestros días.
Quien sabe si eso que comento es una paja mental mía, pero lo que es evidente es que siempre ha sido un de los aspectos de la música que más me ha atraído: Esa manera que tienen algunos de transmitir los sonidos, sensaciones visuales, e incluso contextos sociales, que ya se impartían a mediados de los 60 con la Psicodelia y el Progresivo.
Y se que en la actualidad cuesta pensar en las tendencias como un motor contracultural, sobretodo porque detrás de la música no hay un público verdaderamente combativo. Pero si que me satisface observar como todavía existen pequeños sellos como Yunk-Fü, a los que le sigue importando esa filosofía artística que hermana electrónica y Rock, tradición y vanguardia.
Bones es un disco reptante que atrapa como un remolino que surge de las profundidades. En él se pueden escuchar los sonidos de la desesperación como cánticos de sirenas, te atrapan sin evitar sucumbir a una especia de rito mecánico e industrial, su estética es electrónica pero sin embargo suena tan subterráneo y Rockero que el desconcierto se acaba por convertir en una adicción.
Son discos de paso lento pero profundo, absorventes por sugestión con un comportamiento parecido al DELTA MACHINE de DEPECHE MODE.


Depeche Mode/ Delta Machine

Nunca he sido un seguidor confeso de la banda de Essex, viví de manera bastante distante la eclosión a finales de los 80 del 101, pese a estar rodeado de buenos amigos a los encantaba esa especie de nuevo florecimiento del Electro Pop. Pero hay algo que es incontestable, independientemente de si eres un fiel seguidor de la banda o como yo, un mero observador al que le atraen aspectos muy concretos de su carrera: Pocos son los pasos en falso que han dado, pudiendo tirar por el camino fácil (teniendo en cuenta su popularidad y ventas) y mucho mérito tiene saberse certero y abstraerse de las corrientes actuales para seguir construyendo su obra.
Es así cuando en la actualidad uno se decide ha escuchar al completo su último trabajo de forma escéptica, ya saben: Dejando a un lado toda la serie de prejuicios que uno pueda tener respecto a una banda que edita cada 4 años (como si estuviera en un constante regreso), el creer que lo suyo es tan y tan previsible, o que se yo; sinceramente pienso que Depeche Mode hace tiempo que dejó de atraer a la nueva hornada de adictos al ElectroPop de tintes épicos, quienes prefieren un SynthPop más desenfadado y menos críptico.
Puede que incluso yo me encuentre entre ellos, lo cual hace que mi satisfacción sea doble al comprobar que Delta Machine (por feo que sea el título y diseño, como siempre) Me halla acabado por dejar rendido a su atractivo. Sobre todo porque mi primera experiencia con él fue demasiado pretenciosa, lo que hace que me trague mis manías y talibanismos reconociéndolo como un disco que colocaría al mismo nivel que Music For the Mases/1987 o Speak & Spell/1981, dos de mis preferidos; algo que para algunos se puede antojar como una notable herejía, no lo dudo.
Pero también he de reconocer que me complace comprobar como bandas endiosadas hasta límites insospechados son fruto de un enjuiciamento cruel, y sin embargo siguen rindiendo culto a su sonido con empeño y cordura. Así que puede que sea eso, que me siento más cómodo en el orden opuesto del de la mayoría.

DELTA MACHINE es un disco que vuelve a recuperar el erotismo de Depeche Mode, aquello que más me gusta de ellos sin que me afecte ya el contoneo de David Gahan, al igual que me pasaba con Bernard Summer. Se que puede parecer una idiotez pero es así, no puedo verlos sobre un escenario. Por suerte los timones de la nave vuelven a estar en las manos de Martin Gore, el verdadero idealista de Depeche Mode; un personaje que en su humildad nos hizo olvidar al disciplinado de Vincent Clarke.
Y puede que el secreto de este disco esté en la elegancia de su sonido, un sonido electrónico purista que abandona hits llena pistas y se concentra mucho más en las texturas. Aquellas que lo convierten en un disco que se balancea con maestría entre el electro, el Soul, el Blues, incluso es capaz de impregnar de una sensación melodramática cada una de las canciones sin por ello perder la esencia de su personalidad. “Heaven” con los desgarradores coros de Martin Gore, la retórica industrial de “Secret to the End”o “Soft Touch/Raw Nerve” donde resuenan en los inicios unos efluvios de Nitzzereb, el paso arrastrado de “Slow”, o el minimalismo de “My Little Universe” que acaba emergiendo en un torbellino final.
Un disco que posiblemente no será aclamado por aquellos que los ensalzaron como una banda que supo animar las fiestas. Quizás sea éste, un disco de final de fiesta. Un perfecto escenario de regreso a casa de madrugada, de ambientes más profundos , de desencantos, o un disco que rompe con brillantez cualquier conexión aparente con sus últimos discos. Un disco que gana increíblemente con cada escucha y del que presiento largas, muy largas escuchas.


(Los rastros más evidentes del sonido más clásico de Depeche en su último album están aquí, en Broken, una joya)

Son éstos los paisajes mono-cromáticos que principalmente han teñido de ritmos oscuros esta Playlist de Verano disonante y alocado al que nos asomamos cual niño curioso en un balcón. El vértigo del desenlace al que nos abrazamos como desesperados cuando la realidad nos engulle sin ni tan siquiera digerir los sucesos del día a día. O quien sabe si mi tendencia por acotar con tecnicismos geocientíficos me regurgite irremediablemente a los orígenes de la música con la que crecí.



Nosotros, quien aquí escribe. Y esas otras voces que se enfrentan en la dualidad de quien se debate con la duda de ser un correcto samaritano, o dar rienda suelta a los tormentos de la vejez. Solo pueden argumentar en su defensa que lo que aquí se plasma, es tan solo fruto de purgar mi circuito interno tal y como lo haría un compresor. No quiero ni imaginar que sería de mi si mis allegados tuviesen que soportar mis devaneos de juventud transitoria; si ya asienten con cara de resignación, cuando emocionado les suelto una reflexión parabólica.
La ventaja de tener un blog es que uno nunca llega a saber a ciencia cierta si hay un interlocutor al otro lado de la pantalla del ordenador: Sueltas tus retahílas sin pensar demasiado en el efecto o el que pensaran y al final son solo eso, opiniones personales con las que nadie debería estar de acuerdo. Es por eso que el puñado de reseñas, el hilo conductor con el que enlazar la playlist, o la dirección que acaba tomando tal desvarío, no son desde luego vinculantes al contenido.

Este tercer trimestre del 2013 que nos acontece tiene como siempre cosas bien distintas y dispares como mi culo inquieto me dicta: Cosas realmente oscuras y tenebrosas de esas que abundan, moderneces presuntuosas y frívolas, y algún que otro viaje a las aguas profundas del Rock abigarrado.
En el fondo canciones que hablan por si solas mucho mejor de lo que yo lo pudiera hacer en deserciones infinitas plagadas de metáforas. Con esto solo quiero decir por enésima vez que una compilación jamás puede atender a explicaciones ni argumentos posibles, tan solo depende de la curiosidad que cada uno pueda tener por perder unos minutos de su vida y escarbar con los horizontes bien expandidos. Pero claro, eso sí; todos o algunos de ellos merecen cuanto menos unos apuntes a la carrera, ni que solo sea porque su presencia no se limite tan solo a un nombre/título en una tracklist de tantas que pululan por la intrared blogeril (esa donde siempre nos sentimos espiados).

Por ejemplo: no podría pasar por alto por nada en esta vida el regreso de los Hnos. Kadane (Bedhead, The New Year) junto a David Bazan (Pedro the Lion, Headphones) y Will Johnson (Centro-Matic, South Sant Gabriel), los cuatro juntos de la mano con un proyecto tan excitante como viperino; OVERSEAS como una cura de almas tras la muerte de Vic Chesnutt (gran amigo de ellos cuatro). 

Así es que este disco tiene sin posiblemente llegar a apreciarlo un halo especial cercano a lo divino; baja fidelidad, con alto grado de intensidad emocional. Como ya pasara con aquellos primeros proyectos de Bubba & Matt de crujidos y susurros, Overseas podría decirse que es la suma de eso con un plus de músculo y rugosidad, la que les dan sus otros dos socios. Una de mis mejores noticias de este año, y es que tanto Bedhead como The New Year me hicieron pasar hace 17 años, algunos de mis momentos más íntimos y recogidos; ¿se imaginan lo que supone tener noticias de ellos tras cinco años de silencio?

De las dos últimas obras insoslayables de The Drones y Thee Oh Sees ya di cuenta con cuatro apuntes sobre mi hipotético PS/2013. Con lo que me gustaría subrayar algunos hallazgos como los que nos llegan desde tierras Californianas de la mano de Aquariun Dunkard; filólogos de la lengua cantada en pos de la Psicodelia más subyacente: THE NON TRAVELLIN' BAND o KING KHAN son solo un ejemplo del mucho que daño que hicieron los nuggets cargados de PsychFolk, en los aburridos jóvenes de la Costa Oeste; algo que aunque no aporte demasiadas luces a determinada porción del pasado, por lo menos da un toque de color a un panorama que a ratos, apesta a monocronía.


The Blackwater Fever/ The Dephs

En otro bando están THE MEN o THE BLACKWATER FEVER, entre ellos no parece haber relación alguna; pero ambos desprenden un tufo a ciénaga que tira de espaldas. Sendas esquirlas que parecen estar salidas del mismo tronco podrido y pestilente aunque los separen miles de kilómetros de distancia.
Los primeros Australianos ellos; podrían ubicarse en la Chinchinagua: Un paraje imaginario situado en cualquier antro recóndito de los páramos del Valle de Hunter, o establecerlos adyacentes a las escenas de aquel antropófagista film, “Van Diemen's Land”. Y su trabajo más reciente “The Dephs” a su manera, cabalga de manera pérfida por un Rock metálico y plomizo con estructura descaradamente Bluesera. Un disco perversamente oscuro que nos sugiere de manera inevitable los sonidos heredados de bandas como Morphine, Soundgarden, Days of the New, The Doors... etc etc; son tantas las bandas que nos pueden venir a la cabeza. Que más que buscarles una manada o un sonido concreto; deberíamos asociarlos a un efecto, o a una sensación de cadencia oscura que acaba sugiriendo aquello que deseamos de forma instintiva, pendenciera y viciosa pero que jamás nos hemos atrevido a vivir: El atractivo del Rock y la vida al límite que tanto nos hechiza de él, y de sus personajes. En efecto, nuestra vida suele ser tan asépticamente razonable, que siempre hemos tenido todos (o casi todos) esa curiosa debilidad por lo prohibido.
En cualquier caso lo mejor de todo es que el disco es sublime, así de sencillo y taxativo. Y aunque su sonido nos recuerde a tantas y tantas cosas e incluso nos esboce una sonrisa al refrescarnos la memoria. Lo que acaba quedando es la imponente presencia del conjunto de sus canciones; uno de los discos más nutritivos que he tenido el gusto de echarme a la boca.



The Men/ New Moon

Para acabar semejante memorándum , no me perdonaría por nada en el mundo dejar cuatro rasgos característicos de otro disco la mar de interesante. Los Neoyorquinos THE MEN han regresado por la vía de la discreción con un extraño compendio de disparidades en su cuarto disco hasta la fecha.
Esta banda asentada en Brooklyn de la que parece desprenderse una doble personalidad indudablemente singular, reúne en este conjunto de doce canciones; momentos de Rock dócil e incluso cotidiano “Bird Song”, “Open the Door”, o “Half Angel half life”. Con otros de un caos descontrolado más propio de una banda de Punk/Hardcore/Psicodélico/Lofi, ciertamente desconcertante: “Supermoon”, “Seeds”, “Elecrtic”... En efecto puede que nos quedemos con una sola dimensión y no seamos capaces de separar tal contraste; o con ambas por criterios diametralmente opuestos. Pero lo cierto es que en todo ese viaje de excesos también puede pasar que disfrutemos como enanos con ese juego mal intencionado de la cosquilla y el pellizco; cuestión de desajustes personales recíprocos supongo, y... STOP. El disco rayado saltó.


Solo os pido por último que no perdáis la ocasión de indagar en cada uno de los proyectos que completan esta tracklist: Podrían haber entrado tantas más cosas... Pero no os penséis que me caí en un pozo del que no puedo salir; son muchas otras cosas las que me interesan, pero éstas las que lo componen.
Sean felices contra viento y marea, pero no se dejen abstraer por las cortinas de humo que difunden. Disfruten de la imaginación y de la realidad más asquerosa por partes iguales, el Ying y el Yang como se suele decir.

01_ DEVENDRA BANHART - Mi negrita
02_ CAMERA OBSCURA - Do it again
03_ MOON DUO - Trails (White Raibow RMX)
04_ THE HAXAM CLOAK - The mirror reflecting (part2)
05_ DISCLOSURE - When a fire starts to burn
06_ BLACKMAIL - Ol' shitty music
07_ DEPECHE MODE - My little universe
08_ SAVAGES - I am here
09_ SHEARWATER & SHARON VAN ETTEN - Stop draggin' my heart
10_ THE MEN - Bird song
11_ THE NON TRAVELLIN' BAND - Two hands full of fingers
12_ THE KVB - Human
13_ THE BLACKWATER FEVER - Don't fuck with Joe
14_ OVERSEAS - Hellp
15_ SEAN ROWE - To leave something behind
16_ PANTHA DU PRICE & THE BELL LABORATORY - Photon
17_ DIRTY BEACHES - Casino Lisboa
18_ MERCHANDISE - Anxiety's door
19_ FOALS - My Number
20_ BEACHES - The good comet returns
21_ SEPTEMBERGIRLS - Some for me
22_ SHONWALD - Mercurial
23_ THE HERE AND NOW - Keep me in your heart
24_ THE KNIFE - Wrap your armas around me
25_ OMD - Helen of troy (Demo version)
26_ AL BERKOWITZ - Sensitive, not dramatic
27_ THE DRONES - Nine eyes
28_ THEE OH SEES - Minotaur
29_ KING KHAN - It's a lie
30_ BONGLEY DEAD - Big Waltz (Demo version)
31_ YOUTH LAGOON - Third Dystopia
32_ RED CALVARY - At winter's end
33_ LOCAL CHANNEL - Paths
34_ ENTERTAINMENT FOR THE BRAINDEAD - Collision

domingo, 2 de junio de 2013

TRES PRIMAVERAS TIENE MI CRIATURA _ LA EPIFANÍA DEL PS/2013




Aquí me tenéis un Lunes de nubes y claros ante el teclado de mi ordenador, completando mi trilogía personal de Primaveras a tiempo completo; por lo menos en lo que a mi madurez se refiere, si dejamos de lado aquel primer Primavera de 2002.
Con los ojos legañosos, las piernas entumecidas, y el cuerpo aun maltrecho por los cinco días de frío, viento, caminatas, y una rodillera que se ha acabado por convertir en un complemento más de mi vestimenta. Me he animado por fin a rubricar este final de fiesta con un epílogo al que debo sin reparos agradecer el empujón de Atticus y Viola, teniendo en cuenta que no pensaba escribir ni una sola línea más de este último festival.

Pero como la noche de ayer se acabó por convertir en el colofón ideal de esta diatriba: Concierto en sala íntimo y familiar, de The Orchids que disfrutaban como veteranos rejuvenecidos, Julie Doiron pletórica por su embarazo, un Antonio Luque poco hablador, y Come; con cervecitas y charradeta incluida en una pizzería Argentina de los aledaños. La mañana del Lunes me ha desperezado con pocas energías, y con ganas de dejar para la posteridad sensaciones y contradicciones aun palpitantes.
Si dejara pasar el tiempo seguramente esto habría ocurrido jamás, aun sabiendo que lo publicaré con bastante retraso. Pero la verdad es que el fin de fiesta fue tan balsámico en la sala BARTS, (aquel viejo STUDIO 54 donde vio debutar en España a THE SMITHS en aquella gira del 84), que ni tan solo la desazón producida por no poder alargar la noche en APOLO con Merchandise y The Haxan Cloak va ha impedirme narrar la opinión que me ha merecido este PRIMAVERA SOUND de 2013.

Un Primavera Sound extraño y magnético que a todos nos ha puesto a prueba la mala leche de una climatología esquizofrénica y revanchista. Tanto que por momentos parecíamos estar en un Glastombury del Norte donde el barrizal era sustituido por un vendaval gélido y marino, en vez de en un plácido litoral Mediterráneo. Por suerte las estampas de una luna plena emborronada por las nubes en constante movimiento, y una noria a la que los feriantes de Abril dejaron allí abandonada a su suerte; a más de uno/a nos dio un juego de melancolía y desamor tan profundo, que acabó por erigirse como un complemento inolvidable.


Este Primavera Sound que se debate ante el crecimiento desproporcionado auspiciado por un sponsor merienda espacios como es Heineken, y aquella sensación de pequeña familia que tenía todo aquello por lo que nació este festival. Tiene tanto de desencantos como de fabulosas experiencias, en un amalgama de sensaciones contradictorias que están tan arraigadas en el público inconformista como el conformismo resignado de aquellos a los que todo les está bien, con tal de desconectar durante unos días.
Como bien es sabido en lo que se refiere a mi itinerario, poco hay que contar que ya no expusiera en los post que precedieron al FESTIVAL. Las bandas que me marqué como fijas han cumplido mis expectativas de tal manera que el margen de sorpresa solo es equiparable a presentir, y que tras ver el espectáculo uno solo pueda congratularse por la elección. En su mayoría bandas que se alejan lo más posible de una escena musical actual sobrada de inmediatez y escasa de actitud. Exceptuando a TAME IMPALA y NICK CAVE en la que que creo que todo el mundo hemos estado de acuerdo con aquello de que se puede generar expectación y demostrar a su vez una profesionalidad envidiable.
El resto de deberes que me tenía asignados no han echo más que confirmar mi sospecha de que el público que allí nos congregamos durante unos días, caminamos por sendas opuestas en lo que se refiere al difícil teorema en el que se debate la música alternativa tal y como la entendemos. Llegados a este punto, juzgar el criterio de la gente en particular o en general se me antoja estúpido e inútil; pues si a uno/a ya le florece el pubis, no voy a ser yo el que venga a sentar cátedra sobre el camino que cada quien quiera tomar a la hora de separar entretenimiento y riesgos emocionantes.


En un bando y otro se pueden alinear a unos y otros, como si de un cuadrilátero se tratase y todos saldrían victoriosos: The Oh Sees, The Dromes, Fucked Up, Dope Body, o Menomena como aquellas bandas que me ofrecieron esa dosis de víscera, que sin ser una sensación física de rabia; se percibe que algo flota en el ambiente cuando un artista lo da todo sobre el escenario e irradia felicidad en aquello que hace. Ya sea con unas dotes técnicas encomiables, o con la actitud de quien despierta los instintos más primarios del espectador.
THE DRONES
En otro frente tenemos a aquellos que me han dejado boquiabierto en el manejo de las melodías desde un contexto instintivo: El lenguaje de la música sobre un escenario, de unos tipos que se comunican con miradas, gestos, y notas musicales. En ese crucigrama sonoro no existen los manuales ni los itinerarios, puesto que lo que allí sucede solo ocurre en ese instante y jamás será igual: Mulatu Astatké, Orchestra Poly-Rythmo, Melody Echo Chambre, o Phosphorescent.
MELODY'S ECHO CHAMBRE

La excelencia sonora sin paliativos de artistas que llenan con su sonido espacios por grandes que sean, que sobre el escenario ejecutan con rigor casi artesanal su catálogo personal, y que además son capaces de recrear sin perfecciones las mismas atmósferas que nos transfieren sus discos tirando de profesionalidad: Dead Can Dance, Tame Impala, o Postal Service dieron esa sensación de peso sobre un escenario sin acusar en absoluto el tamaño del espacio, la presión del momento, ni las expectativas creadas. Algo que sin embargo si que acusaron Jesus & Mary Chain o The Breeders, y de lo que se podría extrapolar un laaargo y extenso debate sobre el forzar el regreso de depende que bandas.
DEAD CAN DANCE

No es que por lo general esté en contra de la descriogenización de aquellos mitos musicales que regaron nuestra juventud, al fin y al cabo tampoco es que me importe un comino si su regreso es puramente por dinero ¿a caso creen algunos que los artistas en activo sobreviven gracias a la fotosíntesis?
Sarcasmos a parte, ni esperaba encontrarme sobre el escenario a aquella banda que me hizo vomitar de placer en el vestíbulo de la sala Zeleste allá por 1992. Ni tampoco algo mucho más digno que aquel regreso al Summercase de 2006; por en medio ya es sabido que Jesus and Mary Chain ya pagaron sus excesos en algún que otro FIB y que nunca han sido una banda de mantener las formas sobre el escenario. Lo de los hermanos Reid siempre fue actitud constructiva y deconstructiva, vamos mala leche a raudales para abreviar; ah!! y sobre todo hacer canciones, grandes e inmortales. Tan inmortales y soberbias que con los años han ganado tanto, que se han merendado ha sus autores.
THE JESUS AND MARY CHAIN
Jin Reid se frotaba las manos en cada inicio de canción, como aquel que dice: Vamos allá niño, tócamela. Y el niño, William Reid; quien años atrás pagara sus excesos con el alcohol sobre el escenario las tocaba, y como las tocaba señores. Quizás el único que conserva aun intacta la maravillosa brillantez de sus puntéos entre el Pop, el Rock arrastrado y esa sensación de día soleado a punto de emborronarse. Y que paradójicamente salvó los papeles, lo que son las cosas ¿no? Porque la banda de acompañamiento (bajo y guitarra rítmica) era lo más parecido al regreso de los Centellas 50 años después.


Pero para que hacerse mala sangre, todos envejecemos y por supuesto ellos también, quizás incluso un poquito más. Las canciones por suerte si son tan cojonudas como las suyas no; un inconveniente en esto de la música para el que deberíamos estar preparados.
Algo parecido lo que les ocurrió a Breeders, un proyecto doméstico que no merecían el juicio sumarísimo de veteranos y jovenzuelos al que fueron sometidas en un escenario desproporcionado a costa de que la muchachada volviera a escuchar Canomball, el único hit por el fueron conocidas en este mundillo indie. Y mira que Pod/1990 le da mil patadas a éste (opinión personalísima la mía).



Pero no se crean que la vejez cruel y despiadada en esto del artisteo, cuenta en suerte con la misma sentencia en manos del inquisitivo espectador, en absoluto.
No hay más que ver a Nick Cave sobre el escenario y echar un vistazo a su trayectoria desde aquellos Birthay Party/1979 hasta nuestros días. Si para unos ha sido un descenso a tumba abierta sin redes ni guarda raíles; para el pendón desorejao de Nick, ni los postes cercenantes han supuesto un problema. Sobre todo si tenemos en cuenta que el Australiano no ha dado concesión alguna en su propuesta, ni cuando acentuaba su don de predicador libro en mano de sus primeros discos, ni cuando se acercó a un Rock más amable con Henry's Dream/1998 o Dizy Lazzarus dizy!!/2008. Tan solo en Murder Ballads/1996, se ve a un Nick Cave romántico y meloso que se deja querer para con el público más temeroso.
NICK "MALABABA" CAVE
Desde entonces y con toda la fama que le precede de malhumorado, egoísta y perfeccionista, al bueno de Nick Edwards Cave hay que acogerlo como quien es: Un tipo que eleva la música y los textos que van impresos en las notas, a un estado tan melodramáticamente teatral; que bien estaría canonizarlo como un oportuno antídoto contra el inmovilismo. Y aunque el concierto se quedase en un suspiro fruto del malhumor del divo al que pareció incomodarle la jarana que le llegaba desde el contiguo ATP, en el que tocaban Meat Puppets; para que darle más vueltas, el tipo sigue estando en un plano superior, por lo menos de quien busca en él una mala baba con actitud, mucha actitud; aquella que les faltó a Jesus. Aunque bien mirado, cuando se te acerca Jota de los Planetas para elogiarte y confunde a William con Jim es como para plantearte, que cojones pintas en semejante festín.
Concierto sobrio y comedido que dista mucho del que años atrás dio en piel de Grinderman, pero como no hay mal que por bien no venga. Me dio la oportunidad de parapetarme cerveza en mano del molesto viento que asola las planicies del Forun, y esperar a Atticus para ver bien de cerca y cómodamente a Phosphorescent. Una de las gratas sorpresas junto a Melody's Echo Chambre y que acaba por dar sentido, aunque sea en pequeñas dosis, de una de las particularidades más hermosas de este festival; la sorpresa de descubrir pequeñas propuestas a las que uno se abraza en busca de la intimidad de las minorías.
PHOSPHORESCENT

El caso es que mirando con el rabillo del ojo lo que he dejado atrás, ahora que la semana ha sido suficiente para digerir lo vivido y sollozar por el final de una de mis citas más trascendente del año, las cosas se ven con mucha más perspectiva desde la lejanía. Una de las lecciones mejor aprendidas con la edad; que no es otra que la de ver siempre el baso medio lleno: Porque ¿que sería de nosotros sin el vaivén caprichoso de las circunstancias? ¿Acaso nos iríamos a la cama colmados de satisfacción viendo que todo ha ido según el plan? Yo creo que no.
Y haciendo balance de estos cinco días vividos, ni me planteo por asomo sopesar los pros y los contras, si no lo maravilloso de convivir con tantas naturalezas distintas; las que te dan la razón y las que te la quitan. Porque aunque la cerveza fuera una auténtica basura, el público asistente tan asquerosamente pintoresco, y la programación de los conciertos una gincana suicida de horarios y distancias. Al final solo te quedan los momentos inolvidables que uno ha decidido espontáneamente asumir, riesgo le llaman.

DOPE BODY

Tras presenciar algunos grandes conciertos como los de Tame Impala en el que pude certificar que pese a la euforia desmedida de la presa, siguen siendo una banda de claros y oscuros muy alejada de los mega hits; algo que me congratula doblemente por aquello de que, no todo debe tan sencillo y previsible.
Desdecirme de los temores que me asustaban al afrontar el directo de Postal Service y comprobar que lo suyo es profesionalidad superlativa, viendo lo bien que manejan los tiempos de un único disco. O comprobar que la esencia del Primavera Sound sigue intacta, cuando uno decide apartarse del bullicio y perderse por los escenarios pequeños para saborear exquisiteces como las de Chris Cohen, la solvencia de Menomena, los salvajismos de la talla de Fuched Up o Dope Body, o andanadas de metralla como las que nos propinaron Neurosis en el gélido ATP.

STUDIO 54 VS. SALA BARTS


Solo me queda poner punto final con una de las tardes noches más plácidas de la pasada semana, y volver de nuevo al principio del post. Un Domingo urbano y cosmopolita en la rectilínea avenida del paralelo, viendo el bullicio de los transeúntes abstraídos del Festival, consumir sus últimas horas del fin de semana entre teatros. Y a los festivaleros más madrugadores a las puertas de la sala BARTS (antes STUDIO 54) agotados, sosegados y medio moribundos, expirar los últimos alientos con un tono más melancólico de lo habitual, pero aun visiblemente emocionados.
THE ORCHIDS

Los ecos resonantes que aun se entreveían por los pliegues de la guitarra tremulante de John Scally, Rick White, o Chris Brokaw en una sala repleta de recuerdos como lo es mi vieja Studio 54, porque para mi siempre será aquella vieja discoteca donde debutaron en 1984 The Smiths. Se podía sentir como se daban la mano con el semblante desdichado y taciturno de Nicholas Savage sobre la tarima montada el Sábado en el Parc de la Ciutadella, allí donde Eduardo Mendoza narraba las vicisitudes de Onofre Bouvila. Allí mismo corrían niños, olisqueaban canes y nos dábamos un respiro soleado en aras de un aperitivo/comida/merienda que nos cosiera de por vida un recuerdo, que a veces solo se graba mediante las glándulas gustativas y la charla: Vinos, fideuá, queso, berberechos, carne, y las famosas Cocretas de Poble Nou hacían a su vez de cómplices y testigos. De fondo la música de King Tuff y el cuchicheo del personal tumbado en el césped del Parque convinieron que me perdiera a Chucho, Guadalupe Plata, y a Merchandise; a los que tuve frente a frente hasta en tres ocasiones, pero... ¿quizás el destino, las casualidades, quizás... no debía estar predestinado?
El ¿que hubiera pasado si...? No existe en mi diccionario, mucho mejor el: No voy a ningún sitio en concreto, si no que es mi cuerpo inerte y automático el que se activa por los impulsos de la casualidad; que maravilloso vivir en el mundo de las casualidades caprichosas y del rumbo incierto.
            

Mi concierto vigía de este PS/2013, MULATU ASTATKÉ con un full concert levitante.
  


FOTO ROLL
 
MENOMENA

MULATU ASTATKE
ORCHESTRA POLY-RYTHMO
TAME IMPALA
JULIE DOIRON
TADIA ZEDEK Y SUS SECUACES, COME
ANTONIO LUQUE AKA SR. CHINARRO
WOODS

martes, 21 de mayo de 2013

MULATU ASTATKÉ _ YA ESTÁN AQUÍ... PS/2013 Y YO CON ESTOS PELOS!! viernes 24 de mayo Auditori Rockdelux 17:15




Son las historias que van unidas a las melodías las que dan sentido a la liturgia de la música. Por lo menos a la liturgia asociativa de la melodía y del recuerdo, como si los do re mi fa sol la si?? fueran el sacacorchos que trepana nuestra memoria en aras de la emoción auto infligida.
Como un castigo vamos, pero esta vez cosiendo imágenes con historias, e historias con músicas de trasfondo fue como tropecé con Astatké. No son muchos los cineastas a los que aprecio no tan solo por su cine exhortador, si no por la música que inevitablemente va unida a las secuencias: al igual que la fotografía, los planos, los diálogos y guión, la música juega en el imagenio del director de cine, un papel crucial para que las imágenes cobren un sentido especial.
Jin Jarmush lo clavó en Broken Flowers, una película que narra en forma de Road Movie sentimental. Un viaje por Estados Unidos de un Bill Murray hundido en su miserable y anodina vida, al que una carta anónima con la noticia de un hijo inexistente hasta el momento, empuja a visitar a sus exs con la curiosidad de conocer a ese hijo ignorado hasta el momento.
En el viaje le acompaña una banda sonora exquisita y repleta de joyas musicales: The Greenhornes, Marvin Gaye, The Tennors, Gabriel Fauré, The Brian Jonestown Massacre, y Mulatu Astatké que a su vez se cruza en un mestizaje temporal con los Camboyanos Dengue Fever. Las tres piezas en cuestión “Gubèlyé”, “Yekermo Sew”, y “Yègeyé Tezeta” ejercen el mismo efecto que las melómanas bandas sonoras de Wog Kar Way, y que se fundían en perfecta sincronía con el crisol de colores de su fotografía.


Así es como se despertó en mi un inusitado interés por los sonidos que nacieron en la década de los 60 en el desconocido continente Africano. Una forma tan casual como excitante de descubrir los secretos que atesora la cultura Africana, en un viaje cultural de ida y vuelta: Tribalidad por Jazz, influencias mutuas, y raíces universales las que han distribuido por todos los rincones del mundo, etnias y tribus primordiales.



Mulatu Astatké adopta la función de maestro de ceremonias, en un concierto de horario intempestivo que se dará en el Auditori. Su batuta tiene forma de vibráfono, pero la esencia de sus arreglos e instrumentaciones recorren la historia del EthioJazz con Saxofones, percusiones trémulas, Vientos nobles, violines... un sonido de encantador de almas a la deriva que conecta de manera sobrenatural los ritmos urbanos de Chicago, Nueva York, con las extensiones del Continente Africano e incluso con Asia. Toda una experiencia única e inimitable de sumergirse en el Jazz y sus diferentes ramificaciones, como un género maldito que está tan presente en la música contemporánea como el aire que respiramos.


Estamos a las puertas del Primavera Sound, y a nuestras espaldas hemos ido dejando un mes de Mayo extraño y raro al que no parece preocuparle la inminente llegada del Festival: Calores tempranos y lluvias intermitentes a las que escoltaba un fresco hasta impertinente; han puesto a prueba a aquellos valientes, quienes en un desafío arrogante y con los abrigos, jerseys y chaquetas ya guardadas en los armarios, se han aferrado a sus camisetas y bermudas como un niño testarudo al juguete ajeno.
Yo no, lo juro; yo soy un temeroso de las desgracias cuando se acerca una cita/evento. Tanto, que un mes antes ya planificaba organizando los deberes del mes, reservaba los días, e intentaba preservarme en vano. Pero he de confesar que cuanto más planifico y preveo con antelación un cita, más se tuercen y ciernen las desgracias a mi alrededor; con lo cual, me voy a tener que reafirmar en mi filosofía particular de dejar que todo discurra a lomos de mi despiste, dejadez, e improvisación, y una pizca de desconfianza para permanecer en guardia.
Tan raro ha sido este mes que he estado todo el mes pensando que el festival era del 30 al 1 de Junio, o por lo menos así reservé mis días en el trabajo. Hasta que ayer debatiendo con Atticus en una de esas redes sociales, me dio un vuelco el corazón al comprobar que era yo el que iba con retraso. Suerte que la cosa tan solo quedó en una llamada por teléfono.


Como si la compra del abono con tanta antelación presagiara una jugarreta del Sr. Murphy. Conforme se acercaba el mes de Mayo llegué a notar taquicardias y molestias en el pecho cuando me metía en la cama. Tal fue mi acojone y la congoja en la boca del estómago, que llegué a pensar que se desataría a la vuelta de una esquina un jamacuco y hasta me veía en las alturas celestiales postrado en un tanatorio. Por suerte toda clase de temores que acechan nuestra ociosa imaginación se disipan por arte de magia, cuando alguien con bata blanca y fonendoscopio nos lo explica todo; ayudado por el aroma a yodo, lejía, y almidón de un hospital: Estrés o ansiedad lo llaman, con lo pachorras que soy yo señor médico.
Debe ser sin duda alguna que estas cosas del subconsciente nos agarran por los machos sin aviso alguno; como la electricidad, te fríe pero no la esperas. Espero que sea más por la cercanía del Festival, que no por el trabajo, las presiones u obligaciones cotidianas.

La cosa no acaba ahí, al torozón se suma un porrazo con todo el peso de la edad cuando jugaba con mis hijos a fútbol en la montaña: Que con veinte años uno se despanzurra grácilmente y con espectacularidad, pero con 43 cae como un saco de patatas (no juguéis nunca con unas All Star en la yerba mojada).
Cojeando, con la rodilla vendada, renqueante e ibuprofenizado inauguré el día uno de Mayo, homenajeando al pureta venido a menos. No contento, llevo todo el mes contracturado de la espalda, del cuello y del espíritu santo; quizás por el zepazo que muy probablemente debió desajustar toda mi estructura osea.
Vamos todo un rosario de la Aurora que a hecho de estas últimas semanas una carrera de obstáculos espero que con final feliz, a base de esterillas térmicas, zumitos, vitaminas y reposo. Me quedan dos días de trabajo y me encomendaré a San Cristóbal (protector contra la peste y la muerte por accidente). Y para que el desenlace sea lo más satisfactorio posible, a mi solo me queda citaros en cualquier barra del festival para brindar con una cerveza a todo aquel que se apunte.
Y como no, que tanto si estáis en el evento como si no, disfrutéis del compilado de turno para variar; el cual se enviará exclusivamente por petición vía comentarios o facebook.
No están posiblemente los artistas de más renombre, pero si los que he seleccionado en mi Primavera Sound personal... y por supuesto los que se sumen a los agradables descubrimientos que nos depare este PRIMAVERA SOUND 2103.
SEAN FELICES Y TENGAN CUIDADO AHÍ FUERA.

MULATU IN STREAMING

01_ love song - ANTONIA FONT
02_ true thrush - DAN DEACON
03_ can't get my mind off you - SEAN NICHOLAS SAVAGE
04_ make them dinner at our shoes - WHITE FENCE
05_ people got a lotta nerve - NEKO CASE
06_ optimisy high - CHRIS COHEN
07_ drivin' on 9 - THE BREEDERS
08_ kulunmanqueleshi - MULATU ASTATKÉ
09_ se tche we djo mon - ORCHESTRE POLY-RYTHMO DU COTONOU
10_ back to the middle - DEERHUNTER
11_ lucity - TAME IMPALA
12_ the place lives - MOUNT EERIE
13_ rakin live - DEAD CAN DANCE
14_ pinnacles - FOUR TET
15_ hechicera - LA BIEN QUERIDA
16_ tantalus - MENOMENA
17_ metropolis - ROCKETNUMBERINE & FOUR TET
18_ husbands - SAVAGES
19_ esclavo - GUADALUPE PLATA
20_ upside down - JESUS & MARY CHAIN
21_ love machine - MY BLOODY VALENTINE
22_ deanna - NICK CAVE & THE BAD SEEDS
23_ careers in combat - PARQUET COURTS
24_ a moat  you can stand in - THE DRONES
25_ froshed - CHEATAHS
26_ im so unclean - EVANS THE DEATH
27_ time - MERCHANDISE
28_ candy clock - THEE OH SEES
29_ summer 720 - BORED SPIES

sábado, 18 de mayo de 2013

PS/2013 Ejercicios Prácticos para morir en paz. THEE OH SEES _ Y EL CAOS PRIMORDIAL sábado 25 de mayo Escenario ATP 22:15




Volver la mirada atrás cuando todavía retumban en nuestra cabeza los monitores saturados, los pies aun doloridos por los peregrinajes absolutos, y las horas de sueño que se perdieron en cualquier lavabo portátil con olor a desinfectante azucarado. Tiene siempre siempre un amargo recuerdo de desazón, unas veces por una oportunidad desperdiciada, otras tantas por una compañía desafortunada... y como no; no hay vez que no pensemos que hubiese sido de nuestro probe corassón, si en vez allí hubiéramos estado acullá. Quien sabe, pudiese ser que fuera que nuestro recuerdo en vez de...
  • Me cago en los clavos de cristo, ¿en que narices pensaba cuando me convencieron de ir al escenario X? Fuese...
  • - Joé bendita mi suerte por escoger ver a The Last Allop in your Mouth en vez de a Leslie Trajano & the Conchabators (no los busquen en Pitchfork porque son ficticios ¿no?)
Desde que tomé tan afortunada decisión mi vida ha cambiado por completo, no solo duermo a pata suelta flotando en el recuerdo de tan maravilloso momento, si no que se lo puedo contar a todos mis amigos porqué ninguno los vio.



Algo parecido me pasó el pasado Primavera. Venía yo junto a Lapor de ver a White Denin y una esquizofrénica actuación de aquellas en las que no se sabe cuando acababa un tema y cuando empezaba otro, cuando... (Modo pensamiento propio, con eco y todo):
  • Mejor no la arrastro a ver a Thee Oh Sees, no vaya ser que la cague, y lleve cual condena toda su vida estas 2 horas perdidas.
Total que acabé en el concierto de Beirut, que se parecen a los primeros lo que un huevo a una castaña.
No es que los Libaneses estuviesen mal, pero cuando todos tus conocidos te dicen que Thee Oh Sees dieron un concierto acojonante, entonces... entonces... Carraspeas mientras maldices para tus adentros y sueltas:
- Pues anda que Beirut... fuah!! que rigor, que colorido, que juego de voces, y no veas lo bien que vocalizaban el Inglés para ser de allí abajo. En fin, que este año no pasa sin que vea a los Californianos sobre el escenario, vamos que se podría caer el cielo y sufrir una indisposición de tres pares, que allí estaré. Aunque sea con una braga pañal.



Mi primer encuentro con THEE OH SEES fue en Noviembre del 2011 con su tema “Carrion Crawler”, que daba nombre al trabajo de aquel año y con “Chem-farmer. Con ese arsenal llegué a ellos, y de rebote como es evidente, al resto de la obra que había publicado la banda hasta la fecha: “Castlemania”, “Help”... Wow!! la sorpresa fue mayúscula porque si bien es cierto que este cuarteto no comenzó a destacar hasta entonces, a sus espaldas dejaban un reguero de pildorazos a pico y pala que poco tiene que ver con la flor de un día, en la que se han visto convertidos algunos antojos de la escena musical en general.
Efecto por cierto, a la que se ha visto abocado por la euforia/novedad, cualquier hijo de madre que se precie, y en el que se incluye el que aquí suscribe.



Desde el año en el que John Dwyer, guitarrista y voz de THEE OH irrumpiera en la escena de clubs de San Francisco, allá por 1997 bajo el pseudónimo de Orinoka Crash Suite. Este personaje de semblante extasiado, mirada beoda y una retirá a Alan Tudyk en estado de alucinación “que pa que”; no se ha detenido ni un instante en su prolífica adicción por fecundar melodías desquiciadas, y procrear discos a una velocidad orgásmica conejil. Su porte de Lux Interior afectado por una insolación en las playas Californianas y esa hiperactividad creativa, ha hecho de él una fuente inagotable de proyectos variopintos: Grupos y subgrupos, colaboraciones, experimentos en solitario... hasta recaer definitivamente en THEE OH SEES, una banda tal y como la entendemos los mortales de andar por casa.
En ese trayecto que comenzó en 2006 con “The Masters Bedroom is worth spending a Night in”, y que ha llevado al grupo a grabar de manera compulsiva siete Lp's y nueve Ep's hasta la fecha; la banda de San Francisco ha conseguido tal identidad, apoyada en en un binomio acción/efecto, que la poblada camada de cachorros que sale a diario de las filas Slumberland Records y de Captured Tracks parecen pasatiempos de carácter lúdico a su lado.


Y lo realmente destacado del asunto no es que hallan publicado cuatro discos en dos años y medio, no. Si no que entre todo este tropel de canciones por así llamarlo; en las que nos hicieron seguir la pista errónea del Garaje de reverberaciones surferas y espaciales. Si tenemos narices de echar el freno y pararnos a reflexionar, descubriremos que John Dwyer y sus cuatro compañeros de viaje (Lars Finberg, Pete Dammit!, Brigid Dawson, y Mike Shoun), han tenido el suficiente tiempo para idear una trilogía con su precuela incluida y llevarnos de paseo a lomos de su Punk-rock pasado de revoluciones por todo un variopinto mundo de detalles y deferencias, a los géneros más abominables a los que pueda uno echar mano.

El pasado año me la colaron y casi se me escapó como un suspiro, uno de sus trabajos más cómodos y públicos hasta la fecha. Algunos pensaban (yo incluido), que Thee Oh Sees habían caído en las redes de la accesibilidad cuando su sonido aminoró la marcha y creció en arreglos fantasmagóricos, que parecían querer buscar a un público más amplio. Craso error, ya que aquel Putrifiers 2 con aquella desconcertante portada del hombre/perro postrado contenía uno de los inicios más endiablados del pasado año, siendo un disco al que pocos tuvimos el arresto de dar la importancia que se merecía.
Wax Face” es un trallazo de puro Rock rocoso, santo y seña que conecta directamente con el sonido empleado en Carrion Cawler/2011 (Contraption/Soul desert, The Dream, o Crushed Grass). Pero en trazos generales, Putrifiers 2 demuestra una vez más que la inestabilidad e hiperactividad de John Dwyer se traduce en una incontestable creatividad y curiosidad de amplio espectro, basta con dejarse llevar y darse un paseo por: “Hang a Picture” o “So Nice”, donde se cambia ese sonido Lo fi juguetón de Castlevania/2011 o el Garaje galáctico de Carrion Cawler por otras ramificaciones a las que algunos llaman Psicodelia.
Aunque no acabo de estar seguro si es correcto aplicar este adjetivo tan recurrente actualmente; cuando en realidad la sensación que me queda cuando repaso sus dos últimos trabajos , es la de estar ante una banda la cual no entiende del sentido estricto de los géneros como un concepto, si no que se parecen más a aquellos pioneros que exploraban nuevos territorios en busca de filones.

Hablar de Garaje, Surf, Rock primitivo, Punk, Psicodelia, o Pop sesentero estrecha demasiado el cerco, cuando quizás THEE OH SEES es un poco de todo, o nada de eso en concreto.
Sería a lo mejor, más acertado emparentarlos a unos CRAMPS como una banda que rendía culto sus ancestros del Rock & Roll Americano más oscuro de los 50/60's, y que sin embargo crearon un sonido tan personal como escabroso. A unos Ramones que igualmente resucitaron el Surf Californiano y a las Teddy's más azucaradas convirtiéndolas en Punk Rocker's. O si me apuras a unos Velvet Underground, por esa visión a la hora de conciliar el Pop de los 60, el Rock Americano, y la experimentación, tan cercana al Krautrock como antesala de sonidos futuristas. Algo que llama bastante la atención de la última entrega de Thee Oh Sees, “Floatin Coffin/2013” y algunos de los ritmos secuenciales que salpican todo el disco y que a su vez también se encontraban en el anterior; determinando una filosofía bastante abierta y poco encorsetada a la hora de componer, para marcar un rumbo cáustico y multicolorista.


En algunos sitios he leído que dicen de éste: “como su disco definitivo”, vamos el mejor para entendernos. Un disco de aquellos que comienza también sin tregua, “I come from the Mountain”, remonta colinas a golpe de baqueta y mástil de cuerda gruesa y avanza implacable dejándose sazonar con órganos, loops alucinógenos, vocooders, fuzzs de bajo distorsionado, que zumban como moscardones pegados a un cristal... y que buscan la salida nerviosamente. Su sonido es una especie de todo eso, algo inconcreto por la manera compulsiva de escupir latigazos mecánicos que acaban por agarrarse a tus intestinos para hacerte vomitar la tensión biliosa que nos oprime.
No sabría si dar por buena esa afirmación de “lo mejor de...” como su techo artístico. Demasiado fácil para una banda pagana que disfruta en la ciénaga como cochinos salvajes al igual que Ty Segall o White Fence; otros socios que no parecen buscar la excelencia, más bien ejecutar con oficio una terapia exorcista de mantras tan poco ortodoxos como liberadores.
Un universo fascinante lleno de fetiches bizarros que desnudan la esencia del ser, como un animal que al fin y al cabo debería usar su escaso raciocinio para justo lo contrario: Escapar de lo manuales de instrucciones y volver a ser un caos primordial.
  
 FULL LIVE ON PIONEERTOWN/2008 & AND ENCORE "Minotaur/2013 song"
 Setlist

The Dream 2:17
Meat Step Lively 8:55
Devil Again 11:40
I Was Denied 15:57
Tidal Wave 19:38
Humans Be Swayed 23:07
Robber Barons 31:04
Block Of Ice 35:33
Destroyed Fortress Reappears 46:03
No Spell 49:28

Minotaur (encore) 55:34
 

lunes, 13 de mayo de 2013

THE DRONES _ LAS ANTÍPODAS DE LAS ANTÍPODAS EN PS/2013





Lo excitante de la vida no es hacer el mayor número de cosas en el menor espacio de tiempo. Si no observar como la vida nos modula cual dial radiofónico sin cobertura, o como si de un osciloscopio en busca de la frecuencia perfecta nos tratase a lo largo de los años. Podemos estar días sin fin mirando la mancha de humedad en la pared y escuchando las mismas notas una y otra vez, pero nunca será de la misma manera.
Es por ello por lo que no hay año en el que asuma con mayor placer, la idea de enfrentarme a lo desconocido sin plan ni estrategia determinada. Primavera Sound tiene una porción de culpa, y cierto es que hubo un tiempo en el que solo quería aquello que podía manejar con soltura; ahora sin embargo, prefiero que sea el libre albedrío el que maneje los hilos de mi actos. No hay decisión más aburrida que diseñar un itinerario acorde a lo conocido, como dejar de pensar que hubiera sido de nosotros si la casualidad no se hubiera cruzado en nuestro camino.


Si hay algo que debo agradecer a la malsana mente de los programadores del Primavera Sound, no es desde luego la idea del cabeza de cartel como reclamo popular, si no esa serie de artistas a los nadie en su sano juicio se le ocurriría invitar y por los que uno se pregunta: ¿Que carajo hacen estos aquí? Es esa la singularidad de este festival, ese equilibrio tan imperfecto por el cual conviven en un extenso recinto miles de universos opuestos: Aquellos que buscan ritmos desenfadados, también quienes se decantan por la electrónica trasnochada, el Pop relajado, o las guitarras bulliciosas, los pactos diabólicos y cortantes, y... mucho más; todo depende de la idea festivalera que cada uno asuma, o de su idiosincrasia personal. Opiniones y gustos hay tantos como culos y colores: Aquello que nos mueve a algunos por no detenernos tan solo en aquello que flota en la superficie o buscar ya no por cansancio, si no por mera curiosidad; nuevas texturas que echarnos acuestas, meternos entre alma y esqueleto... Definitivamente caminos que surcar sin tener necesariamente que recurrir a los deslumbrantes neones que nos asaltan en cada esquina de la tumultuosa red.



A lo lejos donde no nos alcanza la vista, o en las profundidades donde solo se atreven a meter la cabeza los testarudos, o si se prefiere, los más tercos y esquivos... Se encuentran minerales a veces preciosos; Feos y ásperos en apariencia, aunque su belleza no solo se pueda ver con los ojos o escuchar en sus lamentos desgarrados. Tan solo demandan la serenidad, perseverancia; o el tener un gusto un tanto retorcido y enfermizo para así poder separar la fachada de la hermosura interior. Lo bonito de lo incómodo, lo festivo de lo oscuro... O bien tragarlo todo sin pestañear.



Es el caso de THE DRONES, una banda perdida en las inabarcables extensiones de la llanura oceánica, y de las antípodas musicales. Allí se hicieron a si mismos Gareth Liddiarth y Rui Pereira a finales de los 90, escarbando en el subsuelo de los grandes mercados para explotar las betas extintas por la arrolladora modernidad. Su historia tan peculiar como abrupta, es de aquellas a las que siempre se recurre cuando inexplicablemente una banda con su carisma ha permanecido en el más absoluto de los anonimatos: Cuatro álbumes a sus espaldas, y un puñado de registros en directo, sesiones fruto de un contencioso con su anterior sello; lo que les hizo acometer un lapsus de forzado silencio durante casi cuatro años.




En ese sacrificado camino la banda de Perth (Australia), además de perder algún miembro fundador también han ido creando lo que probablemente veamos sobre el escenario el Sábado alrededor de las dos de la madrugada. Un grupo de Rock abigarrado de cimientos tambaleantes en los que se aposentó una furia inusitada, y del que el paso de los años ha ido transformando, que no cambiando en su modo de transmitir las mismas sensaciones.


En el camino que va desde su debut en el 2002 con “Here come the Lies”, donde las guitarras vibrantes y ondulantes hacían gravitar a Gareth Liddiarth como en a un ser endemoniado en canciones como “The cockeyed lowlife of the Highlands”, cuando tuve la oportunidad de conocerlos hace unos años.
Hasta partes de su asfixiante discurso que se diluían en remansos de raíz bastante más clásicos y accesibles, como los de su segundo disco “Wait long by the river and the bodies of your enemies.../2005”.
El regreso de THE DROMES cuatro años más tarde sigue conteniendo su esencia inquebrantable, donde se sigue vislumbrando esa atmósfera salvaje y atormentada de uno de sus consaguíneos, el señor Nick Cave; de quien no se sabe si habrán ido a medias en el fletaje desde el aislado continente Australiano, o si en cambio se verán mejor representados junto a Tame Impala (también de Perth) según identidades, simpatía, o simple ensoñación.

Yo prefiero imaginarme a The Dromes en mi húmedo y perverso sueño, solos y al margen de cualquiera de las influencias que inevitablemente nos vienen a la cabeza: Sus hermanos siameses Gallon Drunk, Trent Reznor, The Cramps por su legado subterráneo,  Tom Waits por sus abrasivos conjuros, Madrugada por la profundidad vocal y por su tono crepuscular, David Eugene Edwarsds por esa especie de ritual oscuro en el que transforma las canciones; más como plegarias que como melodías al uso. Todos ellos rasgos y parentescos de quien comulga más con el concepto de la teatralidad a la hora de transmitir, que con un coincidencia musical. Puesto que la espiral caótica por la que transitan muchas de las composiciones de este cuarteto tiene en muchos casos más coincidencias con el Punk, el Garaje, el Noise, la perfonmance cabaretesca, o incluso con un Blues arrastrado de ambientes cargados, atmósferas asfixiantes. Dibujando melodías que reptan por nuestra espalda, rebotan en nuestro cerebro disonantes, caóticos, y fustigadores de la idea de la canción, del disco, y de la sensación a transmitir como si de un montaje de la Fura dels Baus se tratase.

Su último trabajo cambia las sacudidas brutas y el Rock herrumbroso de los páramos Australianos, por un ceremoniosidad inquietante y oscura. Por forma y melodía un disco más accesible. Por idea y concepto, una obra para entrar machete en mano o escucharlo con los ojos cerrados para imaginar los bucles de 6 a 8 minutos sin prisa, puesto que las canciones se forman como las tormentas o las mareas: De forma lenta, con desenlace súbito y violento; lo más parecido a una patología infecciosa y bacteriana.
Canciones como “A moat you can stand in” conservan su actitud rabiosa con la que parecen querer medirse en duelo. Pero si hay algo presente y verdaderamente destacable de este disco, es su densidad crepuscular. En la que se presenta a Gareth como un compositor incorruptible pese a sus limitaciones vocales , que suple con una inspiración ilimitada a la hora de construir monumentos de peso y personalidad inimitable.
Vale la pena asomar la cabeza y dejarse caer por cualquiera de sus trabajos, a sabiendas que es tan fácil enredarse en cualquiera de sus facetas; como acabar extenuado y asfixiado por un decálogo un tanto áspero, según la versatilidad del oyente si está dispuesto a aventurarse.

THE DRONES - I SEE SEAWEED_2013 by bboyz1970 on Grooveshark

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