martes, 4 de marzo de 2014

PALOPREMIO!!




El pasado Jueves me desperté, creo: Ojos emborronados, legañas petrificadas... Y como si del escoplo de un escultor golpease mi corazón, saltaron las penas por el aire. Por mi cabeza todavía revoloteaba el espíritu de Bill Callahan, un accidente que había dado al traste de manera dulce con mis planes.

Es evidente que la edad nos a hecho olvidar el hábito de recibir y hacer regalos. Pero que duda cabe que en el fondo los añoramos y los necesitamos a partes iguales. Sobre todo cuando nos llegan de manos de un hermano de vivencias como Jose Navas; comandante de la nave "Redondo y con agujero". Desde ese recóndito rincón se han acordado de un servidor, abandonado que está uno a la suerte del ciberespacio. Así que aunque esto no sea estrictamente un premio al uso, puesto que no hay mejor premio que la sola presencia de estos vigías del alma, que son la hermandad blogera.
Desde aquí y ya, quiero agradecer no solo el premio sincero de nuestro amigo J. Navas, si no el echo desinteresado de dotar de significado estas líneas del que aquí suscribe. Unas líneas, párrafos y tochos que encuentran aunque solo sea una vez al año, un interlocutor al que le alegran el día. Ya sabéis que estas aficiones tan poco valoradas por la industria del entretenimiento, aunque uno las haga en la soledad de su ordenador, no tienen mejor premio que el de ser útiles para alguien.

Se que este tipo de premios/detalle tienen unas reglas que entre otras es premiar a quince bloggers, enlazarlos, y contar algo sobre mi. Lo que pasa es que como ya sabréis soy bastante poco amante de seguir las normas jejeje y je. Con esto no quiero decir que no vaya a premiar/recordar algunas de mis bitácoras/creadores preferidos?, bueno lo de preferidos es muy relativo.
Quiero cederles el protagonismo a todos los que están en mi blogroll (que por eso están ahí y su sola existencia ya es motivo de jolgorio). Pero en especial y sin motivo aparente más que el mero echo de iluminar mi existencia con sus reflexiones y consejos, son:



Y bueno como ya digo, esto podría ser extensible al resto de blogs que tengo enlazados en el mío propio. A algunos creo que ya los he premiado pero aún así os recuerdo que vale mucho la pena darse un paseo por todos ellos.
Decir, que podría decir de mi (siempre es mejor que lo digan los demás, es más sincero): Que no se nadar y pese a ello me sumerjo cada día en busca excitantes aprendizajes por la red. Que tampoco se volar y casi siempre estoy en las nubes soñando e imaginando. Y que me muero de ganas por una ilusión, la que sea, me da lo mismo. Ah!! y que sin vuestra compañía ninguna de las anteriormente citadas tendría sentido.
Música maestros!!

viernes, 28 de febrero de 2014

BILL CALLAHAN/ CIRCUIT DES YEUX Sala Barts(Barcelona_26/02/14)





Hacía falta un concierto redentor, que se yo, una señal, un signo... Un asidero donde agarrarse con fuerza y dejarse llevar con el oleaje hasta el ocaso del Sol; que por cierto, cada vez se estira más hacia la Primavera. Y es que pasados ya tres meses y lo que te rondaré morena, desde que mi último concierto acabara con mis carnes sumidas en una septicemia. Elegir a Bill Callahan como el primero de una nueva etapa, es como poco estimulante y esperanzador a partes iguales.

Vaya por delante que respeto y aprecio cualquier otra forma de expandir el alma. Pero para mi que soy un drogodependiente musical de tomo a lomo, el acto casi religioso de acudir a lo que considero la máxima expresión de la creatividad; subirse a un tablao y desnudarse artísticamente ante el público. Es como mínimo, exfoliante, renovador, y sensorial. Sobre todo si tenemos en cuenta que desde que recobré la consciencia en la UCI, y dejé de lado sueños psicodélicos fruto de la morfina. No pasó un momento en el que dejara de pensar cual sería mi primer encuentro con el directo, escenificado en una hipotética recuperación.
Por el camino se quedó Niko Case en la sombría habitación de la Uci, Cass McCombs capeando una anemia de caballo. Y hace una semana Bombay Bicycle Club, del que desestimé por lo improcedente de bailar con una atrofia en las piernas; más cuando mis andares son lo más parecido a una mala parodia de Chiquito de la Calzada.
Así que para que engañaros, Bill Callahan en la BARTS era ya inexcusable. Si encima se trataba de uno de mis discos predilectos del pasado año, y con lo tentador que resultaba verlo en una de las salas con mejor acústica de Barcelona y sentado tranquilamente, claro.


La noche se abrió a las nueve menos cuarto aproximadamente con CIRCUIT DES YEUX, o lo que es lo mismo con Haley Fohr: Una chica larguirucha con cara de no haber roto un plato en su vida, que al coger su guitarra acústica y dedicarse a destripar su repertorio... Se convierte en un auténtico vendaval de lirismo y expresión catársica.
Su música al desnudo y en formato acústico es una especie de Gotic/Folk, que se apoya principalmente en el tono de su voz y la estructura de sus canciones in crescendo. Y la verdad es que hubo momentos que me recordó a Diamanda Galas, Siouxsie Siux, o puede que incluso a Mary Margaret O'Hara; desde un punto de vista tan solo de sonoridad. La media hora con la sala medio vacía dio para descubrir el torrente de voz que atesora. Lo bien que consigue captar la atención de un público despistado con ayuda de tan solo su guitarra y unos pedales; con los que supliría la exquisitez de arreglos que contienen su tres trabajos hasta la fecha: “Overdue”, “CDY3”, y “Portrait”. Abrió la velada con una hermosa “Lithonia”. Desojando con ternura y violencia, cada una de sus piezas hasta llegar a “I'm on Fire”; con la que cerró, dejando a la sala extasiada y perfecta para recibir al anfitrión.



Progresivamente a eso de las nueve y media fueron apareciendo los fieles. Los mismos que hicieran que temiera por unos instantes quedarme sin entrada y hacer en balde el viaje desde casa; eso, sin entrada anticipada (aventurero que es uno).
Por suerte el agua no llego al río y puede que sea uno de los eventos a los que he llegado con más tiempo (uno que se hace viejo): Vueltas y vueltas hasta encontrar un aparcamiento para mi trolebus, sin soltar un duro (que la cosa está mu malita). Visita obligada a La Strada para echar un tentempié y una charradeta, y camino hacia la sala, con 20 merecidos minutos de margen para inspeccionar al personal (Voyeur que es uno).

 Lo cierto es que allí nos dimos cita lo más variadito: Grandes, pequeños, modernos, postmodernos, y gente normal; tan normal que asustaba. Y este es un dato que hace aun más grande todavía a la par de curioso, al bueno de Bill; su público es tan sospechosamente normal como él. Una normalidad que no hace más que corroborar la inutilidad de las modas en cuestión de ampliar horizontes.
Tres músicos lo acompañaban sobre el escenario: Una percusión que se movía por los compases precisos y escuetos, como solo deben sonar en una canción de Bill. Un bajista en un segundo plano, y un virtuoso guitarrista que sería el encargado de electrificar las nueva composiciones de última etapa; la más caleidoscópica y si se quiere, y la que ha cedido el terreno del Folk a un sonido más ambiental y progresivo.
Pero la música de este hombre es así, difícil de catalogar; como una práxis que revoca las teorías sobre lo que debe sonar a Folk de raíz, a Rock, a experimentación, o al simple peso de la canción como vía. Bill Callahan puede ser lineal para algunos, tremendamente aburrido para otros, o tan sobrio que apenas se pueden vislumbrar cambios algunos en su longeva carrera. Pero hay algo incuestionable en su orfebrería musical, un par de directrices inquebrantables por las que se mueve su línea argumental: Su grave voz gravitatoria con la que nos cuenta historias de amor y miserias, y la mecánica de sus canciones que se rigen por un minimalismo tan natural como desconcertante. Pero sobre todo una cadencia hipnótica a la que apenas necesita añadir y quitar ramitas, para tejer un nido confortable donde los que aterrizamos jamás queremos abandonar.


Así estaba la sala BARTS la noche de autos; dispuesta a afrontar con sumisión la dirección a donde nos quisiese elevar su repertorio. Un cancionero que se desplegó enfervorizado y emocionado con tres temas infalibles: “The Sing” que abre su último disco y nos transporta sorbo a sorbo a la barra de un Bar de Hotel de carretera. Le siguieron “Javelin Unlanding” tintineante e hipnótica, “Small Plane” también de su último Lp, y “Too many birds” de su intimista “Something i wish we were an Eangle/2009”; del que por cierto guardo un grato recuerdo por ser el primer disco de él que cayó en mis manos. Hasta desembocar en “America!”; una crítica a las miserias de su país natal, tremenda.
La gente asomó la cabeza y se tiró de forma suicida a su eléctrico bucle de efectos casi psicodélico. Se alargó casi hasta los ocho minutos, pero es que su métrica da tanto juego, que podía haber durado toda la noche; la que más me fascinó, en ese juego de transformarla en un espasmo Velvetiano.



Con “One fine Morning” bajó el pie de acelerador y nos embarcó en una de sus facetas más balsámicas e infinitas; la de la melancolía. Lo volvió a sacudir con “Drover” en un juego por el que hace equilibrios tensando y aflojando cuerda, acunando en ocasiones y sobresaltándonos con tan solo cambiar cuatro elementos del decorado: La posición de la hamaca del abuelo, moviendo la copa para que la luz incidiera de otra forma, girando tres grados la mesa, y sin quitar el polvo que se acumula por el paso del tiempo.
Tiene la virtud de detenerlo, el tiempo no juega en su contra y en las casi dos horas de concierto que nos ofreció. Le dio tiempo para destapar las virtudes de su último disco, del que sonaron prácticamente todas sus canciones. Hasta de recuperar su etapa de SMOG con “Dress Sexy at me Funeral”; de la que me confieso un total desconocedor (será cuestión de no posponer más). Y saltaron como una explosión los efluvios de Dylan, Red, y Percy Mayfield para llegar a “Spring”; mi preferida de su última entrega.
Total que las dos horas de concierto que hicieron por bien pagados los 32 eurazos del concierto, acabó por ser todo un regalo para los sentidos por todo un poco: Por la concurrencia a la altura del envite, por adentrarme un poquito más en el universo de Bill sin temor a perderme. Y lo más importante (o casi), por una vez más volver renovar la ilusión (no es que se pierda, pero a veces se esconde la jodía...). Porque los vehículos para llegar a la música son diversos, y el disco es el más recurrente. Pero los espectáculos en vivo como lo expresa la propia palabra son eso, vivos y un espectáculo sin igual.

PD. Es cierto, no hay fotos, tan solo la del escenario desierto al final del evento como muestra de un recuerdo imborrable. Pero perdonen, hay cosas que uno no merece frivolizar con el flash de un móvil impertinente.

 

viernes, 21 de febrero de 2014

1ª CRÓNICA DE SUCESOS DEL AÑO: #Febrerillo “El Loco” lo revienta!!





Riiiiiiiiiiiiiingñliaaaooo!! relincharon las dos gordas campanas del viejo despertador de la abuela. Febrerillo “el loco” intentaba atraparlo a tientas con la mano, pero el viejo despertador de fabricación soviética era hábil, y bailaba sobre la mesilla como un poseso; tal cual como si Gangman Style lo hubiese poseído.
Febrerillo “el loco” era el pequeño de doce hermanos y como tal, el más inquieto de todos ellos, y sobre todo el más cambiante de largo. Hasta el punto que le habían diagnosticado Bipolaridad acentuada: Lo mismo reía con dos soles radiantes en los ojos, que bramaba como una tormenta oceánica; decían las malas lenguas y su hermana Abril “habillas verdes en el mandil”, que su madre lo sacó a Sol y la apedreó. Aunque esas son historias sin contrastar, más culpa de la envidia que provocaba en sus hermanos que porque realmente fuese tan “mamón”.
En el fondo él solo era un incomprendido al que el rigor invernal y cuesta arriba de su hermano Enero, le hacía ser así: Un culo inquieto al que parecía como si se le acabase el tiempo desde ya. Y la suya, una incontinencia musical y exploradora fruto quizás de su incompatibilidad continua con sus tres hermanos mayores; Abril, Marzo, y Diciembre; de fiestas de guardar y religiosidad monacal. No soportaba el sopor y el decaimiento que precedía a las fiestas Navideñas y a la depresión preanual, que se le va a hacer.


Así pues, nos hallamos capeando como buenamente podemos las inclementes y caprichosas arrancadas de la criaturica. No como un reproche ni un desaire a esa incontrolable manía de hacer malabares con frío, viento, lluvia, y sol abrasador, noooop, que va, al contrario. Esas son las sacudidas que nos hacen, que me hacen vibrar, y que hacen girar la brújula de nuestra existencia como el tambor de una ruleta rusa. Esos mismos que nos hacen buscar entre las ruinas de la celebraciones, aquello que los profetas teorizaron sin éxito alguno.
Febrero es un mes veloz, odiado hasta nuestros días por no albergar fiesta alguna, y sin embargo el mes del despertar; por lo menos en mi caso particular. Enero es deprimente, no me gusta: Intentas arrancar te incorporas pero solo da par4a renegar; como si el cambio de año nos sumiera en un sueño profundo. Olvidamos las mierdas personales acaecidas, y albergamos deseos; no se de qué ni para qué. Y en este caso lo será para hablar y abrazar de forma vehemente cuatro de las creaciones que han soliviantado mi despertar del año.


Me han elevado, sin pararme a pensar demasiado si hago lo correcto o las debería diseccionar con minucioso empeño. Haber si encuentro algún error, algún motivo de medio felicidad, de alegría contenida; no fuese que nos alegrásemos en demasía y nos rompiésemos la crisma.
Pero no, la verdad es que paladear la vuelta a casa de BOMBAY BICYCLE CLUB, FANFARLO, o WILD BEASTS en el momento trascendental en el que se encuentran, o me hallo, resulta... dulce, que no empalagoso; para que mentir. Los tres sin hacer demasiadas diferencias entre ellos y a sabiendas de que serán criticados y ensalzados a partes iguales. Que se escribirán ríos de tinta en infinidad de medios, e incluso que pasarán al olvido absoluto por ser de aquellos discos y puntos de tu carrera en los que: O has sacado tres putas obras maestras (valga como tal tener el beneplácito de Pitchfork & Co.), o pasarás a engrosar el vasto universo de novedades de temporada.

Para mi sorpresa, puesto que sobrellevo lo mejor que puedo un cierto hartazgo de propuestas lúdico-bailables con exceso de himno coreable. Los Londinenses Bombay B.C me han inoculado el virus. Sin darle demasiada vueltas, al echo de que no son ni la sombra de mi idolatrado “I Had the Blues but i Shook Them Loose/2009”, ni siguen los patrones de su genial anterior disco. Sin embargo han parido un disco bailable a la par de interesante.
Podrían haberle sacado más punta a un estilo que se balanceaba con grácil soltura entre el pasado y el futuro inminente. En cambio han optado por girar 360 grados abrazando en su totalidad teclados y electrónica, sin por ello haber perdido de vista esa virtud para construir canciones de manera atípica: Canciones que crecen sobre si mismas, que ganan con las escuchas, y que al final no dejan de ser pruebas tangibles con las que demostrar que una banda siempre avanza; sin por ello tener que sacrificar su personalidad. 
 


El caso de FANFARLO y THE WILD BEASTS es parecido. Los primeros por haberme devuelto el gusto por disfrutar de un disco de ellos de principio a fin, y dicho sea de paso por demostrarme que se puede evolucionar sin dilapidar la herencia de su personal Reservoirs/2009. Del que llegué a pensar que sería la esperanza del Pop Británico con alma y carácter. De aquellas bandas que eran capaces de hacer caras b con calidad (In the Trunk”, y discos inimitables e inconfundibles. De Wild Beasts también pensé lo mismo ingenuo de mi, cuando los abracé sin concesiones en su silencioso y espiritual “Two Dancers/2009”. Pero sus siguientes pasos me parecieron tan carentes de alma. Tan recargolados en fórmulas de originalidad que se pierden como humo, y que machacan y vuelven a machacar sobre la misma fórmula; que me aburrieron profundamente.
Es evidente que ahondar en el universo vocal de Hayden Thorpe y en las arquitecturas desfiguradas de Wild Beasts exige una predisposición casi religiosa. Aunque es posible que la dificultad de su propuesta halle su secreto, en el equilibrio que requiere el no esclavizar la música con la voz, ni a la inversa; y dejar que las dos se complementen.
En su última entrega todo eso parece ya superado, y el resultado es una armonía tan natural como el curso de un río con su entorno. Por lo que apostaría mi dedo corazón a que Leo Abrahans (Brian Eno, Jon Hopkins, David Byrne) y Alex Dromgoole, maestros de los sonidos orgánicos y artesanales, han tenido mucho que decir sobre eso.
Sus nuevos y lustrosos trabajos puede que no arrojen demasiada luz, sobre un panorama musical donde se busca constantemente el hit. Pero consiguen algo esencial en la elaboración de un disco, que no es otra que conseguir que éste tenga personalidad; independientemente de si consensúa a crítica, aficionados, o si aporta algo nuevo a una travesía donde se valora bien poco la estirpe ancestral de nuestros inmortales antepasados.



De todas formas me gustaría no darle demasiada cancha a tres discos de los que nos hartaremos oír hablar. Grandes trabajos por supuesto, pero quizás no tan significativos como para aportar aires de riqueza varietal, a una escena demasiado acomodada y reservona (opinión totalmente personal ésta).
Por eso como viene siendo habitual en estas “playlist”, me gustaría recomendar otras propuestas menos populares, y más exigentes en mi particular forma de entender el entretenimiento y el enriquecimiento sensorial. Por un lado la vuelta a los estudios de la veterana de nuevo cuño SHARON JONES, quien una vez superado su Cáncer ha vuelto con otro espléndido trabajo de Soul de profundas raíces. La de un compilado de Rare Grooves bajo el auspicio de Born Bad Records, cargado de Jazz espiral con vistas a la herencia Africana de nuestro país vecino Francia, titulado: “MOBILISATION GENERALE (Protest & Spirit Jazz from France 1970/1976). Y la del debut de una banda Griega llamada CIRCASSIAN, donde el Post Rock con aires de Rock Progresive, Shoegaze, y experimentación hurga sin pudor y con muchas intenciones, en su legado Mediterráneo y Oriental.

Tres verdaderas joyas que se podrían unir a los adelantos prometedores de nuestros amados ETERNAL SUMMERS, de FUTURE ISLANDS, THE SOFT MOON, o el debut en solitario del ex-Doves JIMI GOODWIN; entre otras muchas curiosidades.
En cualquier caso prefiero centrarme de entrada en CIRCASSIAN. Una banda originaria de Atenas que tras la edición de un par de Ep's se consolida con puesta de largo de lo más interesante y ecléctica. Un viaje que hace escala en muchos de los países limítrofes a Grecia y que da sentido a su nombre (Caucaso), ampliando las miras del Post Rock o del Shoegaze al uso, hacia territorios lejanos. Donde el mestizaje psicodélico hará las delicias de los que como yo; piensan firmemente que la música no tiene porqué estar sujeta a los patrones establecidos por la escena Anglosajona.



Esto no quiere decir que reneguemos de la raíz esencial del Rock & Roll, del Soul, o de la música de color en general, todo lo contrario. Darnos de bruces con la rabiosa vitalidad de una señora como Sharon Jones, quien no publicó su primer disco hasta los cuarenta y pico años, y que sin embargo nos traslada con su poderosa voz a los mejores años de la Motown. Es como ahondar en el origen de la música negra sin dejar de perder de vista el origen de la misma; tan bien ilustrado en la compilación de Jazz AfroFrancés de Mobilisation Generale.
En estas dos propuestas tan dispares en apariencia se halla el meollo del asunto. Una manera lúdica de disfrutar de nuestro amor por la música, sin dejar de cultivar el contexto social y cultural de la misma.

Sharon Jones nos habla en su último disco fechado a principios de este 2014 en clave de Soul Funk. Aunque limitar su arsenal en un simple revival de la época sería andar muy corto de miras.
En “Give the People what They Want” se pueden respirar en las cadencias de sus trompetas, esos alegatos de Funk Jamaicano que tan bien dispuso Bob Marley con sus maravillosos “I Know”, o “Turn your Lights Down Low”; algo en lo que vuelven a dar en el clavo los inseparables Daap-Kings y la mano mágica de Bosco Mann. Un feeling propio e innato el de esta mujer que hace que suene como las mil maravillas y nos devuelva el esplendor del Northern Soul, el Funk, y los metales de Nueva Orleans a términos tan contemporáneos como siempre deberían serlo: El erizante y abrasivo “Retreat!” o “Wet Get Along”, el optimismo al que te catapultan temas como “People Don't get What they Deserve”, o las sutilezas de “Wet get Along”, o “Making up and Breaking Up” tan Yah. Entre medio un verdadero abanico de texturas que hacen de este disco una auténtica celebración de su feliz regreso, y un consenso que unifica al Soul y al Funk, uniendo los puntos cardinales más diversos de la geografía Americana. 
 

Inevitablemente y como es de esperar, hay un punto cardinal inexacto e imaginario donde se cruzan éstas y otras propuestas. Es el caso por ejemplo del curioso compilado de este  pequeño sello Francés; donde también abundan muchas de las más relevantes y novedosas iniciativas Garajeras, Psicodélicas, Surferas y en general, Undergrounds Francesas. Donde se abre una nueva puerta interestelar al fenomenal multiverso de los 60/70 Californianos. Y donde se escarba en una parte de la HISTORIA musical relativamente desconocida; el Underground Francés de finales de los 60 y principios de los 70. Es allí donde conviven los artistas que la poblaron: Brigitte Fontaine, Alfred Panou, Atarpop 75, François Tusques... entre otros. Y las bandas de nueva ornada, que este fabuloso testimonio sociomusical nos ha puesto en el punto de mira: La Femme, Cheveu, Yosuff Jerusalem, Frustation, o The Feeling of Love.
 
Mobilisation Generale es un estupendo catálogo de doce aristas y colectivos Jazzísticos de la época. Donde el título del sample en cuestión nos ilustra de la mejor manera, cuales eran los fundamentos sociopolíticos, musicales, y artísticos de este movimiento, que nació en unos de los años más convulsos del pasado siglo. Entre los surcos y pistas de su interior, podemos encontrar un buen ejemplo de como la cultura musical Francesa se impregnó de la multitud de referencias Africanas, que la sazonó en su afán colonialista. Mucho Jazz humeante y surrealista, pinceladas de Bossanova, Psicodelia, algo de krautrock... pero sobre todo mucho mestizaje.


Éstas tres contrastadas referencias, son tan solo una parte de lo mucho que podéis husmear en este compendio que el loco de Febrerillo me ha traído. Tres recomendaciones que subrayan con vivos colores la luminosa sonrisa de nuestro díscolo, que despunta en el horizonte mientras escribo estas líneas. Y de las que solo me queda esperar que disfrutéis tanto con ellas, como lo he hecho yo al confeccionarla. SALUDOS!!

00_ GEM CLUB - Soft Season
01_ WILD BEASTS - Past Perfect
02_ MODERAT - Last Time
03_ FUTURE ISLANDS - Seasons (waiting on you)
04_ THE SOFT MOON - Feel
05_ FUTURE UNLIMITED - With Saints
06_ PATTERNS - Blood
07_ BOMBAY BICYCLE CLUB - Whenever Wherever
08_ FANFARLO - We're the Future
09_ FEAR OF MEN - Alta Waterfall
10_ CLOUD NOTHINGS - I'm not part of me
11_ CHEATAHS - Geographic
12_ ETERNAL SUMMERS - Gouge
13_ DOUBLE ECHO - Sylvia
14_ HOLY ESQUE - Silences
15_ SHARON JONES & THE DAP-KINGS - Long time, wrong time
16_ K.R. NAGATI - De l'orient a Orion
17_ GET THE BLESSING - Little Ease
18_ YATCH - Plastic Soul
19_ THE NOTWIST - Lineri
20_ CIRCASSIAN - Feels like home
21_ CHAD VANGAALEN - Where are you
22_ YUCK - Athena
23_ ROKU MUSIC - Reflector
24_ JIMI GOODWIN (exDoves) - Oh! Whiskey