Que la fuga del mundanal ruido de la incertidumbre te lleve de un tirón de brazo. Al júbilo silencioso y emocionante, de un paraíso digamos que… ¿desconocido?; si es así como con la mirada puesta en la playa, pudiésemos ilustrar el olvido de lo que se sacude a nuestras espaldas.
Por ende y no en vano, es de las pocas denominaciones de origen catalanas que centra la mayor parte de su producción en la venta local.
Habla del paisaje y expresa fantásticamente su terroir. Es espectacularmente equilibrado, sin perder ese ápice de locura asilvestrada. Elegante y desenfadado. Diferente, y como bien dice su nombre: Adorablemente cautivador, y con un prolijo trabajo magnífico, al embotellar historia, identidad, y singularidad.
Fui a la diminuta y escondida Colera, siguiendo la pista de otros (amigos íntimos) que estuvieran semanas antes. Como si el tiempo largo sin vernos, ejerciera de rastro a seguir en busca del fantasmagórico abrazo desaparecido.
CAMÍ D’EN POCA SANG 2019
Un Rosado de espectacular e intenso color proveniente de las Garnatxas Negras más antiguas de la Bodega, en la parcela de La Coma Fredosa y Coma de Vaixell. Que toma nombre del camino de acceso desde Colera, a escasos 3 kms, y de maduración excepcional puesto que hacen de mirador al mar, y ven despuntar el alba cada día.
Influencia clarísima mediterránea: Salinidad, Intensidad y ese punto de asilvestramiento que ejerce la Tramuntana; donde allí es especialmente intensa (200 días al año).
De intensa entrada olfativa a frutillos rojos silvestres y hierbas de montaraces, se presiente más extracción de lo normal en un rosado, dando: Una entrada con impronta de tinto, a la par de una juventud punk y desenfadada.
Que los Arañones, el Pomelo y la Grosella interactúen tan bien en boca, a la par de su complejidad y largo postgusto. Lo hacen ideal y versátil ante cualquier alimento por potente que pueda parecer. Hasta se le puede intuir una evolución interesante con algún año más.
Pero sobretodo, es un vino muy veraniego sin prescindir de la chicha que se le puede exigir a un vino con personalidad, carácter aunque también juguetón. Que ilustra a la perfección, la ubicación de sus viñas y magnífico paisaje que las ve crecer.
De las extremas facciones costeras de Colera y Port de la Selva, o las impresionantes vistas de la Serra de Rodes; casi en línea recta. Nos fuimos en busca del lado más extremo de los Acantilados de la Muga.
Allí, a un paso del Embalse de Boadella, está Sant Llorenç de la Muga: Una diminuta villa de origen medieval que bien vale su encuentro por el magnífico viaje entre Alcornoques, y su escasa media hora desde Capmany. Y evidentemente, por la belleza y tranquilidad de sus callejuelas y alrededores; claro está.
Y así, prácticamente de casualidad, pues no planifico apenas la dirección que toman mis pasos. Acabamos en EL HOSTAL DE L’AIGUA, donde la funcionalidad y mínima intervención es un valor en alza; para quien la apreciamos, claro está.
Por la misma casualidad y practicidad que hace que me suba en marcha por intuición. Fue allí donde descubrí los vinos que 30Kms más abajo hace el bueno de Jordi Esteve alias RIM (diminutivo de Raïm o Uva en Catalán).
Para entender sus vinos, es imprescindible conocer a su elaborador y lo que le movió en 2013, a perderse en minúsculo pueblo por donde entró la Filoxera hace 140 años.
Sus siete años de trabajo titánicos recuperando la viña centenaria abandonada a su suerte, en pleno yacimiento pirenáico repleto de terrenos pizarrosos y pasos fronterizos clandestinos. Ha invetariado viejas bodegas desaparecidas, ha impulsado ferias fronterizas con la Sierra de La Albera como estandarte, y lo que nos rondará morena.
Yo, de momento. Todavía ando descifrando la vitalidad embotellada, de aquel cupatge imposible entre Garnatxa (Lladoner) y Muscat.
Un Rosado, o tinto mestizo. Que exprime toda la licorosa fruta de la mineral y concentrada Garnatxa, junto esa parte más floral del Muscat, de ambas partes de la frontera. De ahí su nombre:
CONTRA-BAN
Desde los exilios de la guerra civil, al contrabando. Que hace de esas zonas, territorios que poco o nada tengan que ver con el empeño humano por poner límites a lo ilimitado. Como la manera en la que Jordi Esteve ha descontextualizado su pasional juventud, con los viejos viticultores de Rabós. Para elaborar vinos que quiebran esas mismas facciones de los defensores y detractores de lo Natural, Ecológico, Biodinámico, Tradicional o ¿correcto? A la hora de juzgar un vino.
Así como los vinos más tradicionales necesitan exhalar el volátil concentrado, para mostrar su virtudes. Los vinos con mínima intervención, también muestran ese rastro de fermentación, bodega, o Sidra; como dice mi mujer. Antes de eclosionar la plenitud de sus atributos.
A ti te encanta ese volátil a resina y epoxi de los vinos concentrados? Pues a mi me pasa lo propio con ese rastro que deja la fruta, sin colorete, maquillaje y rímel que los disfrace.
CONTRA-BAN es como una tisana de paisaje y territorio. Una golosina de fruta, fruta y más fruta que inunda de gosellas e Higos secos la boca, y la liga magistralmente con el lejano perfume de Magnolias, Hinojos y Retama. Con un fondo apenas inaudible del pedernal, la pizarra y el grafito; también. Convirtiéndolo en un vino mestizo de cien razas y hechuras, u otro rosado que en realidad tampoco lo es. Viviendo salvaje en las zonas más oscuras de la costa sudorosa y playera, y domado lo justo para darte un lametón, una caricia y si se tercia y hay predisposición, contarte una fábula.
Siguiendo esa fina frontera, saltando como las cabras aquí y allá. Tampoco voy a andarme con remilgos y prescindir de esos sitios que me dan la vida cuando las circunstancias te la sustraen, o lo intentan; que ya quisieran.
La vida es un instante, un chasquido de dedos; yo que no se hacerlos sonar. No es ni siquiera un recuerdo, pues los recuerdos solo se deberían grabar por sensaciones momentáneas ya que la memoria la vamos a perder en cuatro días. Y esto no es un blog sino un diario de navegante, pues cualquier día la perderé y también.
Así que a falta de tocadiscos, soundsystem en la casa rural y el tiempo justo al volante para mi ducha estival musical. No iba a ir yo al VINILO? Más todavía si Nico Maytea te dice: - Ves, corre!!
La gente va buscando los típicos restaurantes de L’Escala con aire de peli de Alfredo Landa o Juanjo Menendez; a sus pies siempre, aclaro. Pero VINILO no es eso. Que podría ser un bar musical y una terraza de tomar Aperoles y eso… Y tampoco… o sí
Vinilo es lo que tu quieras, pero sobretodo: Un sitio para confiar tu mejor coche, la novia o tus hijos; lo que más quieres. A Alfredo y su pareja (ni Landa, ni es Sueca).
Para mi, suficiente un Arroz semi meloso de cangrejo y erizo. Con un Borgoña fonambulista de Chapuis de Coteaux du Bourguignons:
Pinot Noir y Gamay de zonas frías que hacen de visor de lontananza, donde casi se pueden tocar con la mano los verdes de Pommard, a apenas 200kms de la frontera Suiza.
Que maravilla!! Fluido y de fondo profundo, de zancada larga y saltarín de cross entre matas de fresas, grosellas y arándanos. Nariz para que tu cuñado te haga ahogadillas como antaño en la playa, pero en vez de llorar de berrinche, sucumbir en plena aromaterapia. - Esa si que es aromaterapia y no la de las cosméticas!!
No hay a día de hoy ningún lumbreras al que se le ocurra capturar y sintetizar el aroma de una copa de vino vacía con su perfume residual? Debería, y yo, me pediría una suscripción anual. Inútiles!!
En boca a la par de adictivo y pellizcante ¿se dice así? Su combinación exótica de Pimientas Negras y voluptuosas Violetas, lo hace un extraordinario todoterreno. Según mi hijo de 13 años que por primera vez pidió probar un vino, en palabras textuales fue así: - “Este vino me ha impactado” Así, tal cual. Casi lloro de emoción
Que pena que esta asquerosa pandémia no permita abrazarnos. Con lo bien que éstos exorcizan las penas e ilustran las alegrías joder!!
Los siete días pasaron volando, como si el amago de Otoño del 28 de Agosto nos fuera a cortar la cocción. O los vientos pirenaicos nos enviaran de nuevo a nuestras malditas urbes plagadas de psicóticos congénitos.
En esa semana he/hemos intentado conciliar cada una de las facetas de está magnífica zona: Lo moderno y más exquisito, las terrazas de pueblo, el consejo del pagés orgulloso, el restaurante de menú supervivencia y alegría intrínseca como el divertido Can Batlle de Garriguella. Los desayunos/cenas el la Plaça de la Torre, bálsamo de tranquilidad con sus frescas noches y esa tranquilidad que se refleja en las expresiones de sus comensales. La tradición cuidada hasta el mimo de Ca La Marìa. O la única visita a Bodega el Olivardots teniendo en cuenta el trasiego de la vendimia.
Para quedarse a vivir, o pedirle faena Salvador Batlle en el Cósmic de Agullana, vamos!! Trabajaría sin remuneración. Por el simple lujo de tocar el cielo estrellado de puntillas.
El broche intentando detener el tiempo entre piscina, sol y contemplación, lo pusimos en manos de Ca La María y el Celler La Vinyeta; a 15 minutos de Can Llobet. En pleno centro de Mollet de Perelada, un antigua bodega ejerce de pequeño templo de la tradición familiar desde hace más de 50 años.
Solo por probar sus Sardinas escabechadas con el vinagre de solera que ellos mismos elaboran, ya vale la pena acercarse.
Una comida final familiar, en familia. Que pusimos en manos de un MIG MIG que un poco intenta concentrar en una botella todo eso: El pasado, el presente y el futuro, pero siempre desde una perspectiva heterogénea y con conciencia de territorio.
Un tinto con mitad y mitad de Garnatxa Roja de viñas viejas, típicamente Ampurdanés, y una uva de origen Francés como el Marselan. Que aunque no está incluida por la D.O, ya se están elaborando bastantes vinos en la zona de Penedés con una adaptación prodigiosa y magníficos resultados.
De olfativa licorosa y profunda, rica en disfrute y complejidades. Su ataque en boca es fresco y consigue lo que se propone: Preservar esas notas de fruta roja ligeramente compotada sin renunciar a la sabiduría de sus viejas viñas con detalles minerales, de bosque húmedo y tostados de cacao y cómoda de la iaia. Y redondear con paso firme pero fino, con muy buen volumen y unos taninos ligeritos y salivantes.
Con la comida se comporta de forma estupenda, ya sea con las sardinas escabechadas, el pollo con gambas, los quesos del final, o el confit de pato. Algo que ya sabemos del Marselan, como variedad de potencial gastronómico envidiable.
La Vinyeta, es una bodega con escasos 14 años, que se estableció en Mollet de Perelada como un proyecto tan pasional como loco. Teniendo en cuenta que los viejos del lugar no confiaban en aquellas tierras según ellos: poco fértiles.
No solo elaboran vinos con una R.C.P imbatible y franqueza sin rodeos. Sino que además, han recuperado fauna, olivos, una granja con sus propios productos y la apicultura, con la sostenibilidad como bandera y un agroturismo autodidacta e imaginativo; basta con ver sus recientes premios al enoturismo y trabajo en Celler, otorgados hace un par de años. Mención aparte tienen los vinos que Marta elabora en la Conca, con un Trepat espectacular. O sus vinos especiales de parcela (microvins), los de Sol i Serena, su Mistela experimental, o su vino de aguja con levaduras de cerveza.
Un pequeño milagro, que junto con los innumerables que se dan por este curioso paisaje a merced de la Tramuntana.
Hay más, desde luego. Pero tendrás que ir tú a descubrirlo.
Yo lo hice con las rugosas texturas del SUN RACKET de Kristin Hersch y sus THROWING MUSES.
Un disco que recoge la evolución mucho más arisca y abrasiva de la banda de Boston y su autora. Un camino que al igual que el Empordà: Se retuerce entre las secundarias costeras, a pie de mar o subiendo a las cimas para asombrarte por las caprichosas formas de su litoral. Y que indudablemente modula el carácter de su gente, como parte más; que somos. Del paisaje y singular ritmo que nos marca la naturaleza, si estamos dispuestos a ponernos en sus manos.
Alabada sea la diosa naturaleza y nosotros, minúsculas circunstancias en el tiempo y en el universo.