sábado, 4 de agosto de 2012

MI PRIMO PAQUITO , SU FUTBOLIN Y SOUVENIR _ ORCHESTRAL MANOEUVRES IN THE DARK _ ARCHITECTURE AND MORALITY_ 1981




Las cuestas se empinaban como sendas que parecían querer huir de la hondonada que era la calle donde vivíamos. Los días de lluvia torrencial , contemplar a la gente bajar del autobús saltando como Basiliscos sobre los tremendos lagos que se formaban en la avenida , era mi entretenimiento preferido.
El agua bajaba a toda velocidad por aquellas calles empinadas y desembocaban allí , convirtiendo aquella gran avenida orgullo de mi destartalado barrio , en una suerte de gran meandro en la que el agua anegaba portales haciendo de ella una pequeña Venecia con los palets de las obras colindantes haciendo a su vez de góndolas y pasarelas.

Mi madre y yo las escalábamos cada tarde de los Sábados en busca de mi tía Purificación. Mientras mi padre dormía la mona en casa , mi madre quemaba las horas junto a la única tía que teníamos en kilómetros a la redonda; ella desgranaba sus penas como las cuentas de un rosario , y mi primo Paquito y yo jugábamos horas interminables en un pequeño futbolín de plástico que le había regalado por reyes. Allí se disputaban los derbis más intensos , las finales más apasionantes y los duelos más encarnizados.
Mientras , en una pequeña radio de saldo sonaban aquellos que serían nuestros pequeños hitos musicales del momento. Las guitarras y las armónicas empezaban a dejar paso a una especie nueva: Miradas perturbadoras , poses frías y unas nuevas máquinas que cambiarían las cuerdas de nylon y punteos , por pulsaciones y percusiones sintetizadas. Muchachos , la electrónica ya estaba aquí y venía para quedarse un largo tiempo.



Aquellas bandas que hacían gala de interminables solos , éxtasis espaciales y virtuosismos vocales parecían ya de otra era. No se trataba de un desarraigo de las buenas costumbres , tan solo algo desconocido que parecía llegar de otra galaxia y que contenía las mejores virtudes de la actitud Punk , al servicio de la vanguardia.
Kraftwerk con su sinuoso “Trans Europe Express” ya había sonado en el salón de mi casa , algo ciertamente enigmático tratándose como se trataban mis hermanas de unas auténticas rockeras. Ellos me despertaron la curiosidad y OMD hizo que descubriera otra faceta más accesible de la música sintética. Fue el primer cassette que compré con mi pocos ahorros , una cinta con el gris característico de las ediciones Virgin y un reproductor que la machacaba sin cesar; hasta que ese pequeño fieltro por el que se deslizaba la cinta magnética adquiriera un tono ferroso.
Los años posteriores fueron una excitante carrera en la que cada uno de aquellos sonidos parecían ilustrar un cambio de concepto más que de forma: La llegada de los primeros Amstrad , Commodore y Spectrum. Los televisores en color , las calculadoras científicas , los relojes digitales Casio; la nueva ola se entremezclaba con con una actitud totalmente irreverente y experimental: Human League , Ultravox , Yazoo , Kraftwerk , DAF , Cabaret Voltaire , Visage... hordas de hambrientos descubridores despojados de cualquier tipo de prejuicio musical que ilustraban a la perfección el cambio que estaba experimentando la juventud de entonces.

Es evidente que mi primer acercamiento no fue el más ortodoxo , observando como en las últimas décadas muchos se han apresurado a iconografiar a Kranftwerk; ¿de veras que todos aquellos que a finales de los 90 atestaban Nitsas , Moogs , Sonars o la vieja sala Fellini , entendían la filosofía de aquellos inquietantes Alemanes? Perdonen , pero lo pongo en duda.
La electrónica de antaño nació por encima de todo como un proceso de experimentación “nada comercial” , quizás buscando otro camino en el sinfonismo reinante hacia rutas más industrializadas y decadentes.
Las herramientas que usaron en muchos casos las sirvieron en bandeja aquellos que vendían la tecnología como el maná para curar almas. Ellos sin embargo las utilizaron para escenificar la frivolidad del sistema , siempre a contracorriente del imperativo comercial. Sin duda fue otra manera de sumarse a la actitud Punk de aquellos años.


ORCHESTRAL MANOEUVRES IN THE DARK no fueron desde luego los más estrictamente irreverentes de aquella escena. Por lo menos en el momento en el que empezaron a sonar en España y con los dos temas que se hicieron más populares: “Joan of Arc (Maid of Orleans)” y “Souvenir”. Esta última fue concretamente la canción que me cautivó , sí , ya se que no es el paradigma de la electrónica ; pero fue ella y su hipnótico piano las que desviaron mi mirada de aquellos muñecos rígidos que se apresuraban a rematar con rabia.
Una melodía que podría incluso compararse con las de aquel Richard Clayderman más almizclado , pero que la frágil voz de Paul Humpreys transformaba en un brumoso y romántico hit de la época.




Pese a estas dos canciones que los colocaron extrañamente en todos los charts de la época y la reedición de su pasado “Enola Gay”; Architecture and Morality no es para nada un disco comercial o accesible , se podría afirmar que es un trabajo en el se desvela un sonido , que a día de hoy se podría definir más cercano al Dream Pop que a la electrónica como hoy en día se conoce. De todas formas si los caminos de la experimentación fueron dictados por Kraftwerk , Cabaret Voltaire o Can , la música electrónica creo a su vez infinidad de subgrupos que de una manera autodidacta y artesanal construyeron sus primeros syntetizadores para abrir otras rutas más accesibles: Human League , Gary Numan , Depeche Mode , Heaven 17...
OMD permanecieron a medio camino de unos y de otros , se les subestimó hasta el punto de considerarlos un grupo menor y en su afán por aupar singles aún más populares , acabaron disipándose con discos como “Junk Culture” , “Crush” o “Pacific Age”. La verdadera lástima es que sus mejores tesoros jamás tuvieron el resorte adecuando , en un tiempo en el que la electrónica eran tan minoritaria como extravagante: “Orchestal Manoeuvres in the Dark , 1980” , “Organisation , 1980” , y “Architecture and Morality , 1981” fueron auténticas joyas del minimalismo y del sonido orgánico al que ni tan siquiera el paso de los años a sabido apreciar y valorar como el puente que tendieron entre la electrónica y el Pop; lo que ahora conocemos como Synth Pop y tantos practican en la actualidad.

Si ese primer cassette al que pegaba las horas muertas el oído en la oscuridad de mi cuarto me ensartó con aquellos dos singles , no fueron ellos los que me engancharon a su sonido , si no su verdadero embrión , del que parecían renegar buscando un hipotético reconocimiento más multitudinario.
Architecture & Morality contiene poderosas razones para pensar que en el momento en que esta pareja nacida el Liverpool buscaban conectar Pop , Electrónica , Jazz , Sinfonismo clásico y experimentación nacieron sus mejores canciones sin tan siquiera cerciorarse de ello.
Y para cuando quise darme cuenta , estaba ya profundamente sumergido en esa especie de pequeña aventura microcósmica. Esas extrañas canciones disonantes que deconstruían estilos ancestrales para convertirlos pasajes herméticos y orgánicos: La apertura siniestra y desgarrada de “The New Stone Age” con esas guitarras perturbadoras que atizaban al Korg y a esa base palpitante , abría una puerta muy diferente de lo que uno cabía suponer al escuchar sus canciones más populistas.
Sealand” , “The Romance of the Telescope” , “The Begining and the End” o ese perfecto y poético final de “Of All the Things We've Made” eran justo lo que anhelaba en ese momento preciso de mi imberbe juventud. Sin quererlo acabé descubriendo una forma de hacer música que distaba muchísimo de los patrones luminosos y festivos que ondeaban en las emisoras; porque si ciertamente no todo era tan bonito como se dibujaba ¿porqué la música quería parecer que fuera así?
La verdad es que tampoco es que estuviera sumido en la depresión más profunda por aquellos años , pero de alguna manera los recuerdos que me asaltan de esos años tampoco eran del todo halagüeños. No era nada difícil parecer un espécimen inquietante por entonces , ya que los patrones de comportamiento socialmente aceptables requerían de unas grandes dotes de teatralidad de las que yo carecía por completo.


Fue fácil y cómodo aislarse en ese tipo de sonidos: El New Wave internacional y patrio , el Punk con todas sus ramificaciones , y la electrónica como paradigma del surrealismo sonoro , fueron el colchón perfecto para pasar las horas muertas en las oscuras noches de mi cuarto. Con ellos aprendí a disfrutar de la música de una manera bien distinta hasta entonces y es hasta la presente cuando valoro sobre todas las cosas la simplicidad y la capacidad para cazar al vuelo ese acorde perfecto al que tan solo hay que darle cuatro pinceladas para que se eternice en nuestro subconsciente. Me sobran los artilugios y las presentaciones pomposas , no soporto las voces que intentan mostrar sus virtudes barítonas hasta extenuarte , ni aquellos que añaden ingredientes a diestro y siniestro con el único propósito de disimular sus carencias.
Porque en definitiva la música puede ser tan sublime con sus imperfecciones como insípida por sus excesos. La electrónica de finales de los 70 tiene ese ingrediente inigualable que hizo de aquellos aprendices del Rock Progresivo verdaderos alquimistas , que con una pizca de imaginación y un torrente de creatividad , se fabricaron sus propios instrumentos inspirándose en los mecenas Kraftwerk.

El disco de debut de OMD se hizo así: Con un Korg Micro-preset de saldo por 2700 libras en cómodos plazos , una batería electrónica de fabricación casera parecida a una caja Heath Robinson , un bajo y un mellotrón. Formaron junto a Joy Division y Cabaret Voltaire la primera andanada de bandas de Pop futurista afincadas en el cooperativista sello FACTORY de Tony Wilson , y magistralmente producidos por Martin Hammet.
Así dieron a luz uno de los discos con los que me daría de bruces años después , quizás uno de mis preferidos por la apariencia austera de sus construcciones. Canciones como “Electricity” , “Red Frame White light” , “Almost” o “The Messerschmitt Brother” hablan por si solas de uno de los discos más desconocidos de la banda de Liverpool. Rudimentario y experimental , pero tan revelador en cuanto a lo que sucedería años después en torno a esos visionarios , que sin saberlo añadieron a la música alternativa ese ingrediente final para que hoy en día se acaben por entender propuestas tan distantes en el tiempo y estilo como las de Future Islands , Yeasayer o Sufjan Stevens.
Por desgracia , aquel movimiento experimental de finales de los 70 acabó siendo destilado progresivamente hasta conseguir un sucedáneo suficientemente apto para un público poco preparado y más amplio. De otra manera jamás habrían llegado a radiarse temas como: “Joan of Arc” , “Blue Monday” , “Just can't get enough” , “Cars” , “Fade to Grey” o “Don't you want me”; pero también fue el mismo motivo por el que Brian Eno (Roxy Music) y Martyn Ware (Human League) fueron apartados de aquel festín electrónico.

En cualquier caso la historia se reescribe cada cierto tiempo y fue así como en aquellas emisoras extremadamente conservadoras llegaron a sonar canciones que paradójicamente aún ahora , treinta y dos años después , sigue siendo impensable que se radien ciertos tipos de música en emisoras comerciales.
Para mi , con once años fue una especie de alumbramiento extraplanetario , inevitablemente una de las muchas maneras de llegar a músicas inimaginables. El camino para llegar a ellas es insignificante , comparado con las ganas que tenga uno por descubrir cosas nuevas.

QUE LO DISFRUTEN!!

Visuales:
El regreso dos décadas después

Recomendación y visualización obligatoria:

BBC4 Synth Britannia Trailer 

 

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