Género: Tragicomedia tontorrona.
Nacionalidad:
Danesa/Argentina
Director: Ole Christian
Madsen
Reparto: Paprika
Steen, Anders
W. Berthelsen, Jamie
Morton, Adriana
Mascialino, Sebastián
Estevanez, Dafne
Schiling, Mikael
Bertelsen, Miguel
Dedovich
Las tardes
cálidas de este Veranillo Otoñal que parece no querer dejarnos al
relente del Otoño, dan para ver este tipo de cine sin demasiadas
pretensiones. Una tragicomedia con más de lo segundo que de
tragedia, que nos llega de Dinamarca; algo ya de por si estimulante.
Sobretodo si contemplamos el cine Nórdico con Lars Von Trier
estandarte en mano, y los géneros policíacos negros y sórdidos con
los que solemos asociar las cintas que de allí nos llegan
últimamente.
Ole Christian Madsen |
Esta
película que llegó a ser seleccionada por aquel año como candidata
a mejor película de habla no Inglesa en los Oscar. Está más
emparentada a la comedia romántica Francesa o al cine Italiano de
los 60, que al estrictamente Nórdico; donde se suele hurgar en las
herméticas y a veces atormentadas personalidades de sus habitantes.
Este joven
director Danés en cambio, prefiere trasladar el escenario de la
historia a Buenos Aires. Donde el carácter visceral de los derbys
futboleros Bonaerenses y el carácter latino de sus habitantes ayuda
a desproveer de cualquier de rastro Escandinavo la película, dando
esa inmediata sensación de cine latino que la caracteriza; quitando
al guión y a sus protagonistas de cualquier tipo de trascendencia
profunda. De echo en esta película no hay escena , situación o
momento, en el que su director no eche mano de su protagonista; que
roza lo infantil. O en algunos casos incluso de quizás demasiadas
frivolidades para eludir el tono dramático, doloroso y melancólico
en el habitualmente trascienden este tipo de situaciones, y del que
precisamos para creernos seria la fórmula: Marido despechado que no
asume que lo han dejado por otro más joven y dicharachero, y que
viaja a Argentina con esperanzas de recuperar a su mujer.
Hijo/víctima adolescente desubicado en medio del dilema, y la típica
crisis de los 40 que a todos y a todas nos acecha.
Como es
evidente Christian intenta con su viaje recuperar aquel amor
perdido entre dos mundos totalmente enfrentados: El de su pareja
inmersa en el mundo terrenal de las finanzas futbolísticas y el suyo
propio, dedicado al mundo de los vinos (aunque sobre este aspecto se
pasa más bien de puntillas). En medio de este argumento manido hasta
la saciedad ocurren un sinfín de situaciones que son los que le dan
un poco la salsa al desarrollo de la historia: Relaciones cruzadas,
la aparición del exitoso novio estrella del fútbol, humillaciones,
y una realidad dramática a la que en todo momento se intenta
barnizar con una felicidad un tanto idiota.
Sí, es
cierto, la historia que se nos cuenta con esa voz en off, modo
fábula durante hora y media, está plagada de clichés y tópicos. E
incluso acentuado por el echo de ser un director Danés precisamente,
el que se sirve de los tópicos más sobados sobre los Argentinos y
Buenos Aires; aspectos que pueden resultarnos negativos, o incluso
tan simplones como para atestiguar los adjetivos que le ha dedicado
mucha de la prensa especializada (en especial la Norteamericana).
Es evidente
que se podría haber profundizado en detalles como lo espiritual del
mundo del vino y lo visceral del deporte balompédico. Regodearse
con el drama de una ruptura o tirar por lo recurrente de esa voz
narrativa, que nos predispone a un paisaje esotérico donde el amor
renace como algo intangible y sobrenatural. Si se animan a ver el
film en cuestión seguramente le encontraran toda esa serie de
defectos, carencias, y algún fallo más; pero seguro que por lo
menos les hará esbozar ni que sea, alguna mueca de sonrisa.
Yo solo
puedo deciros que fue precisamente por esa imagen tontorrona por la
que me gustó. Porque en ningún momento intenta alardear de
solemnidades, ni trascendencias innecesarias y falsos
espiritualismos. Porque no quiere ir más allá y no lo disimula en
absoluto. Y porque transmite la sencillez del amor, de las
relaciones, y de los tópicos dejando de un lado nuestra pequeña
obsesión por retorcer algo tan banal y pasajero como el amor.
Seguramente
no será una película que grabará mi memoria en un altar; ni falta
que hace. Porque seamos justos, puede que nuestros gustos o nuestro
afán por buscar constantemente la sorpresa y la reflexión nos haga
dirimir y precipitar nuestra vara de medir lo brillante, lo vulgar,
o lo mediocre. Pero en ese camino, jamás deberíamos dar un
veredicto rotundo a las cosas que pasan ante nuestros ojos; sin antes
contemplar la mínima posibilidad del contexto o del punto de vista.
Tranquila natalia, no hay problema alguno. Gracias por interesarte y ponerte en contacto y no dudes que pasaré a echar un vistazo a vuestra iniciativa, que dicho sea de paso así a bote pronto parece interesante; aunque yo sea muy dado a estas cosas.
ResponderEliminarUn saludo y buena suerte en vuestro proyecto.