Hay
resquicios de la memoria en los cuales la luz solo incide cada tantos
años, a veces lustros, quien sabe si décadas. Aquellas que
levantaron un grueso y alto muro que delimita lo aceptablemente
actual y lo pasado de moda, y por el que solo trepan los nostálgicos
e intrépidos.
Este pasado
Viernes la actualidad relativa nos devolvió a algunos, una de las
bandas más subestimadas y extrañamente simbólicas de los 80. Y
digo algunos, por el dilema que le pueda suponer a más de un
veterano de guerra como es mi caso; compaginar el avance inminente
de la evolución de la música “alternativa”, sin por ello
renegar de nuestro pasado más pedagógico y primario.
Aun grabo en
mi memoria la primera vez que vi a NEW MODEL ARMY presentar su “The
Love of Hopeless Causes” aquel 1993 en la Sala 2 de Zeleste, de
reducidas dimensiones. Quien diría que aquel concierto marcaría su
declive, tras los años gloriosos del Impurity. La misma minúscula
sala que acogió la gira de despedida de PAVEMENT seis años más
tarde. Para que os hagáis una idea de lo crueles e injustas que son
las modas y las tendencias en esto de la música, ¿acaso alguien se
imaginaría, con lo que ahora significan Pavement, actuando en
semejante sala?Con los años y el bagaje de idas y venidas que
guardo en el recuerdo. Uno aprende a valorar y a apreciar con la
suficiente perspectiva la arbitrariedad que mide la actualidad y la
calidad; algo tan relativo como el paso del tiempo.
Así que
visto lo acontecido desde aquel lejano 93 por el que escribe y firma,
con la suficiente serenidad. Lo de este pasado Viernes, fue lo más
cercano a pactar con el diablo de la misma manera que lo hizo Dorian
Grey; una involución a la eterna juventud momentánea y veloz.
Sobretodo viéndome en medio de una melé de Pogo frenético,
arropado por aquellos que veinte años atrás nos volvíamos locos de
excitación descubriendo bandas y sonidos hasta el momento
desconocidos.
NEW MODEL
ARMY logró en tan solo hora y media, resucitar un espíritu
combativo que en la actualidad me canso de buscar y no encuentro. Su
gira de regreso viene respaldada por un nuevo trabajo que viene a
conciliar su pasado más brillante, y unos últimos años donde
buscaron su identidad sin un resultado del todo satisfactorio. Y la
cruzada tiene su mérito, vaya si lo tiene: Ver a un Justin Sullivan
defender su idiosincrasia con 57 años, sin perder ni un ápice de
motivación, profesionalidad, y pundonor. Bien merece el esfuerzo de
verlos por cuarta vez; desgañitarnos, y rememorar aquellas noches.
Donde Ramones, Clash, y Madness nos empujaban al centro de la pista
para danzar con frenesí en una batalla de amistad y solidaridad.
El concierto
comenzó con bastante retraso al borde de las diez, debido a unos
problemas logísticos de la banda en la frontera. Así que nos
perdimos a unos prometidos teloneros, INMUNE, quienes tuvieron la
mala pata de tener que cancelar su aperitivo.
Pese a los
inconvenientes de contener una larga cola en pleno centro de
Barcelona por más de una hora, y admirar el contraste de la ciudad
más “guapa”, con el de los vestigios de las tribus
urbanas más aguerridas de los 90. Realmente resultaba una escena
rara de narices, e incluso gratificante para mi gusto. Teniendo en
cuenta lo raro que nos miraban los lugareños en mi barrio allá a
finales de los 80, cuando salíamos las tardes de los Sábados con
nuestros peinados, ojos pintados, Marteens o Boppins, y nuestra
indumentaria desaliñada.
Acudir a ver
a New Model Army cada vez que han visitado nuestro país (tres si no
me fallan las cuentas, sin contar el de Justin Sullivan en solitario
en la sala KGB). Es sin duda uno de aquellos eventos a los uno acude
no solo con la certeza de no salir defraudado, si no que además se
produce una curiosa simbiosis donde se mezcla el evidente interés
por ver a una de tus bandas de cabecera en la juventud, y volver a
encontrarte con viejos y buenos amigos; algunos en su mayoría en un
retiro monacal, otros inmersos todavía en el culto a los sonidos que
nos dieron luz en nuestro pasado, o como es mi caso personal
esperanzados en la grandeza de la música sea de ahora, de antes, o
de siempre.
La verdad
sea dicha y sin ningún tipo de sentimiento de culpabilidad, son
pocas las bandas de mi juventud a las que le dedico fidelidad
absoluta en escuchas frecuentes en los últimos años. Y no es que
renuncie a su vigencia en la que creo decididamente, solo que
también confío totalmente en la importancia que representa saber
encontrar el equilibrio entre lo pasado y lo actual; sin acabar
despotricando por el rumbo que toma la música en la actualidad.
Lo que está
claro de todas todas es que aunque son una infinidad de bandas y
artistas los que considero vitales en mi educación musical. Como en
las amistades, pocas son a las que otorgo la transcendencia emotiva
especial que se merecen; y una de ellas es New Model Army junto a The
Smiths y Joy Division (seguro que alguna otra me olvido)
Como es
natural y aunque en el ambiente flotara el deseo de escuchar aquellos
clásicos que nos indicaron el camino: “Smalltown England”,
“Great Expectations”, “The Price”, “No mans
Land”, “Better Than Them”, “White Coasts”,
“225”, “I love the World”, o “Poison
Street” por citar solo algunas, ya que mi lista sería
innombrable. Tampoco es que me desagradara el repertorio que creo que
fue uno de los mejores de sus últimas visitas, y teniendo en cuenta
que celebran su 30 aniversario.
Abrieron la
noche como es natural con algunas las mejores canciones de su último
trabajo, “I need more time”, “March in September”
su primer single, o “Did You make it Safe?” que aprovecho
para afirmar que dan bastante más juego que algunas de sus tres
anteriores discos (personalmente los que más me cuestan de digerir,
salvando alguna canción). Sin embargo también he de admitir que con
el paso de los años y teniendo en cuenta que para ser una banda de
culto, cada disco tiene una personalidad distinta muy marcada. Han
conseguido convertir en clásicos temas como “Today is a Good
day”, “High”, o “Wonderful way to go”.
Poco a poco
y progresivamente fueron goteando algunas de sus temas emblemáticos.
Muchas de ellas, canciones que sin ser sus clásicos más populares
para los fieles que los seguimos, Followers venidos de toda Europa
incluidos (éstos últimos merecen una mención de honor a parte); es
un gustazo oírlas en directo: “225”, “The Hunt”
que sonó tremenda con el nuevo bajista que los acompaña en la gira,
Ceri Monger y que junto a “Here comes the War”
llegaron a recordarnos al legendario Nelson de su primera
época, donde el bajo se erigía como el verdadero solista.
Para
entonces el centro de la pista y el gallinero, como solemos denominar
los veteranos a la primera línea de fuego de un concierto. Se había
convertido como viene siendo tradicional en los Live de esta banda de
Bradford (ciudad del norte de Inglaterra que también vio nacer a The
Cult), en un frenético y apasionado Pogo donde los Followers
ejercían como maestros de ceremonias con sus espectaculares torres
humanas.
Photo: by Mirian |
*Los
followers para los poco informados, son el nombre que se le
dan a sus más fieles seguidores. Gente que los siguió a lo largo de
su carrera, y que sin ser una de las bandas más representativas de
la escena Post Punk o Gótica de principio de los 80. Gozó y goza de
unos de los grupo de seguidores más fieles, quienes los siguen en
todos y cada uno de los conciertos de su gira.
Como decía
aclaración a parte de suma importancia, el ambiente era un
hervidero. Con la sala atestada y observando desde la barrera el
sarao que se montó con los primeros acordes del evento, no pude por
más que deleitarme con admiración la tremenda escenificación.
Juanito con cara de poseído, Franky, Angel, Jordi, Edu... la tropa
entera de niños grandes, mano a mano con los irreductibles
Followers; con los que bastaba una mirada, el sudor, un
empujón y volver a levantarse para transpirar sensaciones.
Inevitablemente acabé en medio de la melé, o lo hacía o reventaba
de deseos; y eso que mi rodilla derecha me lleva dando guerra casi
una semana. Pero de una manera u otra había que revivir de verdad de
la buena; creo que hacía casi veinte años por lo menos que no
bailaba un pogo de los buenos.
Hubo un
pequeño receso para que brotase la enigmática y gigantesca
“Archway Towers” de su Thunder & Consolation, que se
codeó con una de las canciones más esotéricas de su nuevo disco,
“Seven Times” y que ocupó junto a otra íntima “Knievel”,
la parte central del set. Y le sucedieron “No Rest”,
“Lust of Power” del Impurity, una preciosa “Green and
Grey” que parecía invocar al desaparecido Robert Heaton.
Una versión semi acústica del “Vagabons” donde a falta
de los violines de Ed Alleyne-Johnson buenos eran nuestros
coros; para acabar cerrando con “I Love The World”.
En resumidas
cuentas poco más puedo añadir. Tan solo que disfruté una de las
noches más intensas y felices en años, no solo por recuperar un
pasado totalmente vigente, ver reunida a la vieja guardia de épocas
donde el género indie ni tan siquiera figuraba en los
diccionarios. Y sobre todo poder contemplar a una banda con una
energía fuera de toda moda y tendencia, renovar un repertorio por el
que los años no desgasta lo más mínimo y donde todavía sobreviven
hábitats arcanos a los que no hay tendencias que sean capaces de
extinguir.
Es Punk, es
Rock, es Folk, es PostPunk?? ¿acaso Gótica? No, son NEW MODEL ARMY
y los ejércitos de Oliver Cronwell cantando a las causas NO
perdidas.
NEW MODEL ARMY IN GROOVESHARK
NEW MODEL ARMY IN GROOVESHARK
Joer, leído esto me arrepiento no haber ido a verles. Y si hubiese sido contigo ya hubiese sido la bomba. En su día sonaron mucho en mis territorios, vaya si sonaron. No los pensaba tan en forma. Un abrazo.
ResponderEliminarPues ahí estabais todos presentes en mi memoria JOHNNY, vaya si lo hubiéramos gozado!! Lo hermoso después de haberles visto 4 o 5 veces es que como aquel 1993, nos juntemos casi toda la tropa: Aquellos que salen en mis álbumes remember del facebook y que no nos vemos en años.Los de mi grupo y los que nos enseñaron el camino y frecuentaban las míticas salas Don Giovanni, Metro, y 666 allá por 198 y pocos (niños adelantados ellos). Juanito (el que se ve con los brazos extendidos y que se escapaba a Metro con 14 años), Franky, Ángel, Manu, Carlos, Jordi, Edu y su hermana Mirian, Luis le Nuit, enfin... casi toda la prole.
ResponderEliminarY que sepas que Valencia antes que la infectaran con Bakalao era nuestro faro guía. Sellos como Contraseña y salas como Chocolate, Spook eran un ejemplo de otras que se abrieron más tarde en Barcelona. Con decirte que la primera vez que escuché a NMA fue por una cinta que le mangué a un cuñado mio donde entre otras, salia el Poison Street en versión Maxi; una cinta de Metal "ahí es ná".
Hubiera sido la ostia, imagínate la que se formó con todos los cuarentones bailando Pogo (solo comparable al del concierto de Ramones del 91, donde todo el Palau era un pogo gigante). Algunos nos miraban raro pero ese baile era para los que vivimos esos años como una especie de rito de la camaradería y la amistad.
UN SALUDO Johnny y gracias por el comentario!!