martes, 8 de abril de 2014

ESTOY CON TOY!!_ Sala Razzmatazz 2 (antigua Zeleste)_ 03/04/2013









Amaneció el Jueves Barcelona envuelta en agua y barro. El cielo encapotado y una espesa niebla que bajaba desde Collserola que unía en un degradado cromático, cielo, tierra y mar. Un escenario tan dantesco que se podían moldear muñecos de fango sobre el capó de los coches. La tonta de mi cabeza inmersa en preocupaciones demoníacas, y mi otro hemisferio jugando con las palabras y chapoteando en el recuerdo de una gran piscina de plástico. Es lo que tiene el caprichoso cerebro, que en cuanto hay un momento por el que desconsolarse, huye despavorido hacia los recuerdos más banales de tu memoria.
Aquellos que me atizan y me consuelan masajeándome hipotálamo, frontal y occipital. Me veo y me observo desde el crematorio del tejado de mi hermana, mientras macero treinta años atrás en una gran piscina de Toi, y la canícula Jienense me derrite en pleno Agosto. Lo que podría ser un juego de palabras de lo más imbécil me traslada; que se le va a hacer si es lo poco que tenemos los organismos simples, para asirnos y salir a flote.
Si los recuerdos juguetean en nuestro cerebro ya licuado por la edad; como decía Javier Cansado. Para que resistirse y forcejear ante el asalto navaja en mano de nuestro pasado.
Cada evento, movimiento, o por intrascendental que sea un concierto. Lleva a remolque siempre o casi siempre el recuerdo de un glorioso pasado, donde cada nueva visita era celebrada como un día especial que grabar a fuego en la vida de un joven imberbe.
Por lo tanto acudir de nuevo a la legendaria sala Zeleste, ahora Razzmatazz, tiene mucho de imborrable remembranza: Mi pérdida de virginidad a los 15 con Siniestro Total, ese caustico concierto de Jesus & Mary Chain en el 92... El de los Violent Femmes, Jethro Tull, o el último indeleble concierto de James.
Fueron tantos los que acudí a ver con la veintena de años, que volver después de casi seis sin pisarla. Hace que vuelva a fotografiarlos en mi retícula cerebral.


El de TOY en la presunta sala dos de Zeleste (remarco), aunque finalmente fuera en la más minúscula sala 3; dos pequeñas salas de reducido tamaño que están en el trastero de la vieja factoría. Tenía mucho de ejercicio sintomático de la memoria, pues allí por ejemplo, fue donde vi por primera vez a New Model Army en el 94, a Czars y Devics en el 98, o el perpetua despedida de Pavement en la gira del “Terror Twilight” del 99.
Una sala ropero que tiene tanto de tugurio como de la misma esencia que desprenden Toy: Ese hermetismo casi ceremonial donde las postrimerías del PostPunk y de los sonidos oscuros, se debaten a ostia pura entre la actualidad y la nostalgia.
Como era de suponer y teniendo en cuenta que los teloneros TRAJANO! y ellos mismos, beben de la misma fuente. La sala no tardó mucho en abarrotarse de aquellos que todavía vamos buscando entre lumbalgias, achaques, y resacas mal digeridas, ese mojo que se esconde entre la maleza y el lodazal. Ese algo inexplicable que nos conectaba espiritualmente con nuestros mecenas de principios y mediados de los 80. Y que en contadas ocasiones se vislumbra como un aura divina en algunas bandas de la actualidad.


Sería aventurado y tendencioso afirmar que Toy tienen ese don de autenticidad que los hace creíbles. Pero desde luego son de las pocas formaciones surgidas en el Reino Unido, capaces de navegar en tierra de nadie.
En esa franja casi imperceptible donde los oscuro no suena extremadamente oscuro, donde sus destellos de Pop no son los suficientemente obvios como para etiquetarlos como Pop. Y donde su deuda con el Rock, puede presumir de ser tan solo una evocación elegante y comedida a aquellas bandas que navegaron con rumbo fijo en una prefectura sin denominación de origen: The House of Love o The Church serían un buen ejemplo.
Es probable que sea ese el motivo por el que divagan entre la dulzura de su repertorio más dulce y melancólico. Y esa inevitable forma de incidir en un Shoegaze más espacial, denso y progresivo. Mostrándonos una banda más rotunda sobre el escenario, y menos esmerada a la hora de explotar la riqueza de su repertorio; un dilema de banda todavía joven que como tal, todavía tiene que crecer.


En cualquier caso también es un hándicap o quizás una ventaja, como les sucede a TRAJANO!. La joven banda de Madrid, que amenizó a los pocos avezados que nos dimos cita en el preludio del acontecimiento. Y que nos ofreció un set de casi una hora, donde desgranaron su Ep de debut y las nuevas canciones de su inminete “Antropología”; que verá la luz este próximo mes de Abril.
Una actuación bajo el influjo de Joy Divison, y donde por momentos les fue imposible abstraerse de ese perturbador perfume punk Nuevaolero de la movida (Decima Víctima, Derribos Arias, o Golpes Bajos). Que todo sea dicho, fue lo que más me gustó de ellos. Como una justa reivindicación, a ese personal estilo que tenían las bandas nacionales de principio de los 80, a la hora de reinterpretar aquellos cánticos que llegaban de las islas.
Un sonido nítido y musculoso, donde batería y bajo llevan la batuta. Para que sean después Álvaro Naive (teclados) y su cantante y guitarra Lois Brean, los que acaben por entrelazar su personal punto de vista sobre el Postpunk y el New Wave. Donde pese al inteligible discurso vocal de su cantante, resulta gratificante ver como todavía sigue intacta la influencia que ejercieron esas bandas que nos bautizaron a los cuarentones. Y además hacerlo con tanto pundonor pese a su juventud, y el riesgo que conlleva apostar por ciertos estilos.


Sobre las diez de la noche y ya reunido con mi querida ATTICUS; con quien compartí unas cervezas y el pacto diablesco para acudir al concierto. Entre saludos y reencuentros con viejos amigos, a los que nos seducen esos destellos ochenteros en la música actual, tanto o igual que a una polilla la luz. Fuimos alcanzando posiciones a la espera de la aparición de TOY; quienes regresaban a Barcelona por segunda vez, con un nuevo disco que aparecía en el epílogo del 2013. Un “Join the Dots/2013” que anda muy a remolque de su prometedor disco de debut. Y es que Toy tenía tantos motivos para ilusionarnos como fisuras tiene éste último.
Y no es que su última y precipitada entrega, sea ese temido segundo disco que tanto pesa a la hora de debatirse entre la evolución o el cambio. Pero es que tras su inicio con la inconmensurable “Conductor”: Del que me recuerda personalmente y en positivo a Appliance, dando sentido a los largos minutajes en pos de un Krautrock que hasta puede lonchearse. Lo que viene tras eso, parece gustarnos porque nos recuerdan a sus mejores temas del primer álbum.

Sonó “Conductor” y repentinamente el público asistente fue rodeando el escenario hasta hacer de la minúscula sala, un envasado al vacío. Donde se condesaba el olor a chotuno, el poco uso del desodorante; en una fragancia que turbaba a la par que sedaba. Pasando por “Colours Running Out” para certificar la inbatibilidad de los temas estandarte de su primer disco, hasta recalar en “Too Far Gone to Know”: Uno de los cortes finales de su último disco, y donde más acusan su influencia del Shoegaze más vaporoso y a la vez contundente ¿Los primeros Ride quizás?
Con la hipnótica “Death & Gone” acabaron por poner la puntilla y marcar el rumbo del concierto: Una puesta en escena musculosa y guitarrera, donde la banda en primera línea de fuego, con Charlie Salvidge a las baquetas. Nos pusieron en antecedentes de por donde iba a ir la cosa.

Toy es desde luego una banda que parece sentirse bastante más cómoda elaborando atmósferas progresivas, densas, y demoledoras. Que exprimiendo esa otra cara más armoniosa y exigente; donde Tom Dougall debe exprimir su limitada voz, ante el sonido potente de la banda. Con lo cual “You won't be the same”, “As we Turn”, o “It's been so long” se salvaron a duras penas por los coros de Maxin Barron con esas pintas de heavy reinsertado, su excelente bajo, y los socorridos teclados de Alejandra Diez.


Por suerte los Londinenses tienen otros argumentos sobre el escenario, como para que los presentes disfrutásemos como unos enanos.
Y es que sin ser el suyo un talante catedralicio. Para todos los que como yo, miden las canciones por la emociones que nos transmiten; más que por su interpretacción matemática. El savoir feir de ver una banda atrincherada en un diminuto escenario creyendo en sus armas, independientemente de los malos vientos que azoten y ver al personal disfrutar. Es suficiente para dejarse llevar por la emoción. En ese sentido “Kopter”, “Edlessly”, “Motoring”, “Join the Dots” o la increíble “My Heart Skips a Beat” nos dieron a todos esa dosis de elevación sensorial. Como para calificar a Toy de una banda que pese a vivir de las rentas de nuestros recuerdos. Ejercen una democracia, por la cual todos y cada uno de nosotros elegimos hace tiempo nuestra ruta musical, dejando de lado juicios sumarísimos y patentes estilísticas.
Así que concluido el encuentro, luces al aire!! Con el reflejo de las mismas en las retinas de los presentes y un paisaje retratado a lo Claude Monet en nuestro interior. Los saludos con los últimos sorbos de cerveza aun en el paladar, la satisfacción de pequeños y grandes y como no... Ver que los sentimientos consensúan a los presentes, sin importarle demasiado los inconvenientes; tiene tanto de agradecido como de imprescindible.

El redoble de tambores lo pusimos Marta y el que aquí rubrica, con una charla en las postrimerías. Que tiene tanto de lucidez concluyente, como del inexplicable fenómeno que nos supone a los que vivimos la vida en clave de tempo allegro continuo.
Nos dispusimos a cruzar la calle bajo un intervalo de lluvia más clarificadora. Y para que la misma nos regara en forma de cerveza salvadora nuestros adentros. Allí, en el bar de enfrente y acompañados por Toy y Trajano!; que hidrataban espíritus y pormenorizaban la belleza de lo intrascendente. Pusimos fin a la noche con una de esas charlas tan necesarias y vitales, como el mismo echo de nuestra misma presencia ahí. Algo que hace grandes los momentos, tanto o más como el intento pasado el tiempo de intentar capturarlos, cuando en realidad revolotean en nuestra memoria. ¿Será por que son únicos?

4 comentarios:

  1. La de recuerdos que nos hace la música vivir, ¿eh? Yo perdí mi virginidad sexual con Tom Petty y Learning To Fly, qué recuerdos. Interesante entrada sobre una banda que no conocía y que estoy descargando. Un abrazo.

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  2. Cómo te gusta este grupo, maese-brother. Tengo que oirlos más, y máxime con las referencias que citas. Te percibo que vas cogiendo la forma. Abrazo.

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  3. Hubo un tiempo que renegaba de todo aquello que se asemejaba en sonido y forma a lo que empujó en la adolescencia. Pero si te soy sincero amigo JOHNNY, cada día soy más librepensador musical: Disfruto de lo que nos da la vida, de lo viejo como abono nutriente, de lo nuevo como elixir rejuvenecedor, y de las zancadillas que nos pone la vida mejor convertirlas en un trote cochinero por el campo.
    No te creas que este mes de Abril me está siendo muy favorable por temas familiares al margen de lo mío (mi suegro está pachucho y lo han ingresado). Pero son esos los momentos en los que hay que morder el cuchillo e intentar arrimar el hombro optimismo.
    No te garantizo que te transmitan lo mismo que a mi, pues reconozco que a veces la eforia me puede. Pero después de verlos en directo dando caña, la verdad es que recupero las emociones de zagal; y eso ya es mucho con las que corren.

    UN SALUDAZO PRIMAVERAL!!

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  4. Joder 21st Century Schizoid Man!! eso es un desvirgue de altura y lo demás tonterías. Aunque como dice mi amigo Juacho: Los recuerdos de nuestros primeros conciertos y aventuras de juventud, siempre acaban cobrando una magnitud que está muy por encima de la calidad o del virtuosismo; es lo que tiene la emoción y la magia del momento en buena compañía..
    Yo ne se si es por raciocinio o el criterio de la edad, pero intento disfrutar de cada uno de los instantes. Vaya!! que estoy haciendo una regresión a la niñez jajajaja.

    ABRAZOS Y MÚSICA!! Ah!! y perdón por contestarde el último, pero es que los correos del gmail se me ordenan según les viene en gana jajaja

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