Hay señales
en lo alto de cielo y en la cima de las montañas que nos reclaman
con aquellos lenguajes secretos que solo los animales indomables
entienden. De esos códigos secretos de frecuencias imperceptibles y
de signos aun por descifrar, que solo los más aguerridos y
melancólicos percibimos sus llamadas. Y no son cánticos fúnebres o
de maleficio, si no de avistar allí en la cumbre una meta. El
divisar el fin de un largo trayecto, el silencio, el viento en
nuestra cara, el solo triunfo de llegar, y el sentido de una carrera
de fondistas en la que solo ganan los perseverantes.
THE JAYHAWKS
son por así decirlo ese corredor de fondo solitario, que traza un
itinerario sin un claro destino. El correr por correr, y un camino
incierto para cambiar a medida que se hacen los kilómetros y la
orografía de la vida nos moldea a su capricho: Sin resistencia, con
naturalidad, encajando los obstáculos y convirtiéndonos en lo que
somos, por la simple, natural y maravillosa erosión de la vida.
Los que
levantemos la vista más allá de Islas Británicas, oteando en el
horizonte buscando otro acicate. Encontremos (encontré), en
SMILE/2000; cuando tuve la suerte de descubrirlos por un inesperado
regalo de una amiga. El motivo conciliador y concluyente para cuando
por fin, en un equilibrio casi perfecto, se desplegaba reluciente ese
hermoso tapiz de infinidad de tejidos: Los ecos de B. Dylan, ese
falsete familiar donde Jeff Lynne de verdad el quinto Beatle, la raíz
costumbrista del Folk, el Rock arisco y a la vez amable, y el Pop
luminoso por cual soy casi cofrade. Esa forma de aunar lo pasado, lo
presente y lo atemporal. THE JAYHAWKS son desde luego para mi, de las
pocas bandas por las que se puede transitar distraídamente, y
masticar en cada uno de sus discos momentos tan distintos y a la vez
inconfundibles, como lo es la vida de uno mismo y los cambios a los
que nos ha sometido.
Después de
dar durante un mes con mis huesos en un hospital este pasado
invierno. Bajar hondonadas, subir cumbres y poner el contador a cero
en numerosas ocasiones, por culpa lenta recuperación que ya se
alarga por siete meses (y lo que me queda).
No hay nada
que me apetezca más, que cargar baterías con Jayhawks; a los
que veo por primera vez.
De echo, son
este tipo de artistas como Robyn Hitchcock, Dengue Fever,
Lloyd Cole, Cass McCombs, Megafaum o Chuck
Prophet los que más me he disfrutado y me ha motivado ver estos
últimos años. Artistas a los que sigo, pero que no miden mis
preferencias estrictamente; no se si me explico: Quizás si me guiara
por mis gustos que son variados (aunque siempre hay un par que rigen
nuestros hábitos), vería otro tipo de bandas. Después están los
que seguimos, pero nunca con suficiente profundidad... Pues esos son
los que nos despiertan ciertos aspectos desconocidos de nuestra
percepción de su obra, y claro!!, de nuestros sentidos.
Si además,
te dejas rodear, arrastras, tientas a alguien que los ignora por
completo, o que apenas si los conoce. La sensación de compartir algo
mágico es mucho mayor. En esta ocasión con mi pareja, un de los
pocos compañeros del trabajo con quien me retroalimento
musicalmente, y la incombustible Marta aka Atticus; quienes dimos habida cuenta de unos deliciosos rollitos de la STRADA, junto a los compañeros de CrazyMinds.
Más alguna que otra alma conocida necesitada de melancolía que se atrevió a dejarse arrastrar; ahora que soplan aires de ritmos monocromáticos... sin acritud, claro!!.
Más alguna que otra alma conocida necesitada de melancolía que se atrevió a dejarse arrastrar; ahora que soplan aires de ritmos monocromáticos... sin acritud, claro!!.
Mi primer
desvirgue Jayhawkiano de ayer reunió todos los ingredientes para ser
una velada medicinal y curativa. De aquellas que hacen desaparecer
cualquier temor hacia las leyendas urbanas sobre lo que llaman
Country o Alt Country. Pues la banda de Minessota si algo ha sabido
hacer a lo largo de su trayectoria, es expandir ese santo y seña
hacia territorios mucho más ricos e ilimitados: Con momentos en los
que aparecían remembranzas sonoras hacia The Eagles, The Byrds,
Dylanescos en alguna ocasión, corales que pueden remitir hacia
algunos aspectos Beatlemanos, o incluso un hermanamiento
contemporáneo con Wilco; más allá de aquel proyecto llamado Golden
Smog. Aunque The Jayhawks tienen una clara ventaja, y es que pueden
sonar a muchas cosas, pero se hacen dueños de un estilo
inconfundible que los lleva a pasearse por Folk, Rock y Pop sin
apenas transgredir en la mezcla, y con una identidad generacional
única.
Con casi
media hora de retraso respecto al horario que indicaba la promotora,
y con una sala repleta de incondicionales a los que se acomodó la
sala Apolo no sin cierta lentitud; quien sabe si por unas
expectativas superadas. La aparición de la banda sobre el escenario
nos hizo presagiar riqueza de matices; nada nuevo sobre su orfebre y
mimado sonido. Con una Mandolina de acompañamiento con la que
ampliar los armónicos más que cuantiosos que ya domina la banda. En
la que los arpegios corales e instrumentales del piano de Karem
Brotberg, y las segundas voces del batería Tim O'Reagan
forman una triada arrolladora y verdaderamente amplificada. La
compañía sobre las tablas de Kraig Johnson a las guitarras
de acompañamiento y a Marc Perlman, con ese bajo que lo
duplica en tamaño y en sinuosidad. Unido al ya incontestable
liderazgo de Gary Lauris como auténtico director de
ceremonias y dominador absoluto de los tiempos. Hicieron que como se
intuía, la banda sonase aun mejor que sobre el acetato; pese a la
ausencia con respecto a la gira del 2012 de Mark Olson.
Todo él,
como un paradisíaco viaje por los tres discos que en teoría se
conmemoraban: (Sound of Lies, Smile, Rainy Day Music, más alguna
del Hollywood Town Fall y algún cover); tres de mis preferidos
por cierto. Y con un Gary Lauris fenomenal en el manejo vocal y de
las tres guitarras que usó para maridar con una soltura
increíblemente natural, sus transiciones entre el Folk y el Rock
setentero: La maleabilidad con la que se flexionan, estiran y araña
las precisas notas de la guitarra.
La entrada
en escena de la Hamer Fliying V cuando los solos precisan de esos
lamentos agudos de los que tanto abusaron metaleros; en sus manos son
puro bálsamo hiriente. O la Gibson SG y la Rickenbacker cuando baja
el tono de sus interpretaciones, y acompañando con su armónica.
Todas esas
virtudes que en escena hacen de este desencantado arquitecto de
oficio, un artesano de armonías sin igual. Una especie de “Gran
Héroe Americano” sin capa y con más magia que superpoderes,
porque no me vayan ahora a negar el tremendo parecido que guarda G.
Lauris con el personaje de Tv de los 80; eso sí, con mucho más
despegue y mejor aterrizaje que William Katt. Tan concentrado y
ensimismado con hacer brotar de sus seis cuerdas sus melodías de
encantador, que en una primera mitad del concierto pareció perderse
en su universo arquitectónico de planos, cotas y escalas, hasta que
sonaron los acordes de “Angelyne”: bello erizado y
lamentos de melancolía amorosa, que se colaron por el último de los
rincones de la sala Apolo.
Para alguien
como yo, que es la primera vez que tiene el gustazo de echarse a la
cara a tremendo ejecutores. Esa sensación de abstracción y poca
sintonía entre el líder, Gary, y el resto de la banda, no fue un
gran inconveniente. Las canciones sonaron tan grandes, perfectas y
ampulosas, que todo fue un dejarse llevar.
Siguieron un
patrón más o menos parecido al resto de sets que han ofrecido en
tierras Laponas, salvo algún cambio de orden. Una apertura con la
archiconocida “I Gonna Make you love me” para empezar a
trotar; ese piano de Karem, que bien suena, y que gorgoteo tan rico
en armónicos.
Las primeras
canciones sonaron con un poco de eco y resonancia, pero “Think
about It” tras “The Man who loved Life” puso
inmediatamente las cosas en su sitio: Ese tono powerpopero y hasta
cierto punto GLAMuroso tan deliciosamente salvaje con el que se abre
como una flor Sound of Lies/1997, y con el que encadenaron hasta
“Trouble”; que tanto me recuerda a D. Bowie, Beatles,
incluso al grandullón de J. Lynne.
La setentona
“Take with you” que junto a “Waiting for the Sun”
recuperaron de su viejo Hollywood Town Hall/1992. Aquí si que acabó
entrando su popular “Smile”, que aun no acabando por ser
mi preferida, fue el hit con el que los descubrí; de agradecidos es.
Sonó de este mismo afamado disco para mi sorpresa “Somewhere
in Ohio”; mayúscula y soberbia interpretación de Tim
O'Reagan, que me hizo olvidar que es una de las canciones a las que
más manía llegué a cogerle.
Kraig a los mandos |
Bajaron
ligeramente el pie del acelerador con “Haywire” y
“Bottomless cup”, para descubrir la otra fabulosa voz de Tim O'Reagan al mando de las voces, hasta llegar a la tremenda “Dying
on the Vine”. De ahí hasta final todo fue un ascender, elevar
el alma y disfrutar de los momentos más inolvidables del concierto:
El escuchar sin esperarlo “Blue” de su Tommorrow the Green
Grass/1995; una de mis más adoradas canciones. Llorar a moco tendido
y con el personal en un abrazo colectivo con “Save It for a
Rainy Day”, “Big Star”, “I'd rum Away”, y
hasta una magistral versión del “Revolution Blues” de
Neil Young en la voz de Kraig Johnson que por un momento me pareció
ver una aparición de Mike Scott; como me acordé de ti Johnny!!
La vuelta
tras un ligerísimo receso cerveza en mano, brindis en alto y al
personal jaleando un futbolero “oé oé oé”, más propio de las
gradas de la premier; sorprendió tanto a Lauris & Co., que casi
se unieron al surrealista momento. Por suerte Gary puso
inmediatamente orden con los primeros compases de “All the Right
Reasons”. Tan delicado y conmovedor el corte de su Rainy Day
Music/2000, que el público recobró de nuevo la cordura.
Una cordura
tan solo aparente, porque amigos, no hay bálsamo más reparador en
esta virulenta adicción por los directos, que alcanzar la catarsis
colectiva con placeres comunes. Puede que esa búsqueda y encuentro
de los orígenes, al que nos lleva la madurez sea el detonante...
puede. Pero ¿hay de verdad alguien en este mundo que se resista a
una Rockanrolera y desconocida “Fools on Paradise”?,
Joder!! es que no hay palo que se les resista. ¿Algún esquivo
orejas de yeso que se resista a acunarse esa noche, con el eterno
tarareo de “Tailspin” sacudiendo su camastro?
Acepto que
las dos versiones de GOLDEN SMOG fueran un elixir aptas solo para
pilotos experimentados. Pero si hay alguien a día de hoy que se
resista al veneno acaramelado de JAYHAWKS; aunque sea a esas
canciones que siempre has escuchado y ni pajolera idea de quien las
tocaban. Si de verdad te pasa eso, es que tienes un ligero problema
hormonal. Pero tranquilo, que se cura con el tiempo... SALUD Y BUENAS
VIBRACIONES.
Thaks SHUZBUT
Brindo por tu recuperación aunque lenta y la de Gary Louris , y suscribo tus palabras en el sentido de que Jayhawks se le escapa o le queda pequeña la etiqueta de alt country o nuevo rock americano o americana o tantas inventadas como recurso para vender lo que es tan sólo música con amor y respeto por las raices aunque unos hayan arriesgado más que otros .
ResponderEliminarSoy un fan de Louris y tenía dudas acerca de su recuperación ; lo he visto tantas veces como han pasado por esta piel de miura y han sido todos unos grandísimos pases ; se tiene o no se tiene querido amigo , y Louris lo tiene .
Un abrazo y cuídate !
Tu lo has dicho JESUS; joder la de tiempo que no cruzábamos unas palabras. Llámalo tiempo, tempo, magia, don natural... basta verle pasear los dedos por las cuerdas... cantar (no es lo que se llama un virtuoso del poder vocal, pero el complemento perfecto para su música)
ResponderEliminarY el resto de JAYHAWKS pues que decir, se nota cuando to rula; como aquí se dice. Además creo personalmente que están un momento dulce: sin la presión de la fama, el presentar un nuevo disco y sin tener que demostrar nada; tocar por simple placer. Y nosotros escucharlos como un simple hábito. Yo la verdad es que después de seguirlos en la distancia, sin acabar de dominar toda su carrera y con algunos de sus discos semi olvidados. Volver a coger la senda es poco menos que conciliador, necesario diría yo.
No es de extrañar que los hallas visto tantas veces y con la misma intensidad, la verdad es que el set que se marcaron el Lunes y toda su discografía, es como el caminar; necesario e infinito.
SALUDOS Y GRACIAS POR LOS ÁNIMOS JESUS!!
Qué grandes son; yo también estuve viéndoles y me pareció un gran concierto: banda con oficio, no tan masiva como otros, pero toda una delicia para los oídos. Me emocioné. Y gran crónica la tuya, compañero. Un abrazo y disfruta del verano.
ResponderEliminarGracias ALEX!! Sí, de esos momentos que perduran en el tiempo y joder, que bien sientan. Ya no solo porque suenan como los propios ángeles, si no por el público: Comprometido con lo que está presenciando. Espero unas líneas tuyas con emoción, seguro que trufadas de grandes momentos.
ResponderEliminarPD. Gracias por el deseo de gran verano y que el tuyo sea regenerador amigo. Pero aunque intentaré desintoxicarme con lo que buenamente pueda, este año toca darle caña a las piernas para rehabilitarlas. Estoy castigado jajajaja
Tus dos primeros párrafos, hermano, son de una grandeza espectacular. El resto también pero esos dos primeros me han noqueado. Nos gusta este veneno acaramelado, y lo sabes. Me piro de vacaciones, estamos en contacto. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarCuesta encontrar directos por estas fechas de semejante magnitud JOHNNY, vamos que ni hecho a propósito. Yo ya me imaginaba que estabas a punto de levantar el vuelo para tierras Alicantinas, pero no me imaginaba que iba a ser sobre la bocina jejeje.
ResponderEliminarDesde arriba de la cima ahora todo ya se ve diferente compañero. Mira que esas primeras líneas las andaba escribiendo el Viernes con la mirada fija en un destino ahelado y esperado. Llevo casi un mes con una recaída en la pierna operada y después de atiborrarme de antinflamatorios, CASS McCombs y los JAYHAWKS han nitigado el dolor por completo. Mira tal y como te escribo estas líneas acabo de llegar del médico y es una (espera que lo miro): Una Osteoporosis Migratoria. No te asustes que dicen que se cura con un mes de tratamiento. Eso, y el solazo de este Verano con los compases de Jayhawks todavía resonando.
Disfrutas de estos días de descanso como yo lo haré con mi recuperación, y dale un beso/abrazo a los tuyos y a tus chicas. DISFRUTA!!
Maravillosa crónica maifrén... Celebro que lo disfrutaras en Barna como yo lo hice en el Cap i Casal. Te has ganao que te cuente el origen de mis "desencuentros" con Louris & Co. Jejeje
ResponderEliminarJajajá lo espero con ansia Say Sulo!! Ya sabes que sin estos bulleirismos no sería naide y vivir en una barriada me ha hecho así "The Chafardeinguer". El concierto gloria bendita, aun cuando me pongo algún temilla en el coche hecho una lagrimilla. Ahora, ya lo sabíamos, que es lo peor.
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