EL
DIEZ (10): GOSPELBEACH_LET IT BURN marida con… MANZANILLA EN RAMA
SACRISTÍA AB Saca 2018 (Barbadillo)
Es
posible que oigas la palabra Altcountry y te entre el canguele por
las patas.
Esto
ya pasa con el Blues, las colonoscopias y el brócoli.
Pero
hete aquí, que tienes ese tipo de pescozones maravillosos de los que
te hacen temer igual que mi vecino Juanito; el que tenía miedo a
salir a la calle por la gente, con 12 años. Para luego darte cuenta
de que ya no eres (gracias a deus), el que antes eras. Y ahora abres
la boca con los ojos cerrados en cuanto el olfato, su aroma, o el
apetito, manda al carajo los filtros.
Un
LET IT BURN sencillamente mágico que aunque pareciese marciano,
mejora aquel brilli brilli del Another Summer of Love/2018,
integrándose en esos diminutos
espejos de una bola de neón de mil reflejos. Con un
repertorio permítanme: De aquellos que abren ventanales como
perspectivas paisajísticas mañaneras
de
las que insuflan. No sé si me explico.
De
las que recogen todo aquello que sirve de frontera, entre lo que
crees que repeles, y el sonambulismo que te lleva sin más. Quizás,
porque pese a nuestras gilipolleces, lo que que al final importa, son
las “cancionacas”. Y aquí, colegas,
hay para aburrir.
La
asociación entre miembros de Beachwood Sparks, Ryan Adams & the
Cardinals, Parting Lines, Further, The Tyde, y la póstuma y última
colaboración del malogrado Neal Casal. Han incubado un disco
elástico que se mueve entre la música de raíz y un delicioso
ramalazo AOR donde confluyen Eagles, Fletwood Mac, Supertramp o
George Harrison. Capturando aquel encanto setententero de rimel y
carmín corrido sobre esa belleza maltratada, al más puro estilo The
Deuce (la serie).
Y
que por aquellas cosas del libre albedrío, tendremos la enorme
suerte de ver en directo esta semana en nuestra particular Sacristía
Barcelonesa: En el ROCKSOUND de Poblenou.
Así
que sin más dilación, yo, me inclino con sumisión a maridar esta
grasita californiana con toques de salitre. Con esta Manzanilla en
rama de la catedral de Sanlucar. Que selecciona Antonio Barbadillo y
saca a pelo para embotellarla en esos 50ml; pues las drogas hay que
dosificarlas. La cosa más deliciosa, salibante y excitante que se ha
deslizado por mi paladar el pasado año.
Compleja
la cabrona, pero tremendamente adictiva y fácil.
Tiene
esa especie de Retama, entretejido de esparto, un seguir la voz de tu
amo (el corazón); con los ojos cerrados. Y creer que estás metido
por las oquedades de la albariza, por donde se cuela el aroma salino
del Atlántico, y el perfume de las calles de Sanlucar en primavera.
Una
combinación letal para plantar cara a este Febrero y con su locura,
entrar en calor.
Un grandísimo disco, una enorme despedida para un artista talentudo y poliédrico.
ResponderEliminarMe vas a tener en ascuas con el Top Ten.
Gracias.
jajajaja no es mi intención la verdad, pero es que he pensado que mis disco preferidos del años se merecían algo más que 4 líneas.
EliminarUn disco bárbaro y balsámico tanto si te van estos derroteros como si eres de los que crees que la música "moderna" tiene sus inspiraciones por generación espontánea. Yo creo que es un disco perfecto para sacudirse estereotipos sobre géneros un poco malditos o mal vistos.
UN SALUDO y GRACIAS POR TUS VISITAS (estoy mu solo jajajajaja)