jueves, 13 de febrero de 2020

Mrs & Miss TOPS 2019 #08

 
08:DELILUH_BENEATH THE FLOORS/OATH OF INTENT marida con… CELLER MASSIS BLANC 2011 Garnacha/Xarel.lo de Benjamín Romeo (Garraf)


Entrar en el extraño universo de la banda del Este de Toronto. Tiene el mismo riesgo que aventurarse por la noche en las ruinas de una factoría, sin linterna.
Kyle Knapp – su trasnochado líder – puede hacerte pasar miedo, mucho miedo. Inquietarte por la sensación narrativa lineal que de sopetón!! te lanza sin piedad por pasillos llenos de socabones. Chirriantes puertas medio oxidadas, o susurros ventosos que te erizan la piel por aquello del desasosiego.
Nos habremos vuelto unos caguetas o comodones en eso de esperar mensajes concisos, sin reparar en lo abstracto como la más acertada y precisa de las exposiciones de nuestros días?
Ese mismo modo de sentir la presión decadente que empujó a Joy Division y su Unknown Pleasures, o a Bauhaus con su incómodo Mask. Deliluh lo expresa huyendo de la comodidad del estudio, para registrar su música en espacios yermos, fríos y deshumanizados.
Por eso su música se despoja del atributo “postpunk”, que ahora la mayoría se limita a manosear con simples cadencias y canciones que tienen más de galga y retranque que de transgresión. Mientras, ellos avanzan hacia el anacronismo de lo experimental en un diálogo que se asemeja infinitamente más, a lo que se hacía a finales de los 70 y principios de los 80.
La aflicción del saxo y las cuerdas gimiendo en Beneath the Floors hace equilibrios por el filo del vacío; más inquietante que oscuro. Y realmente es uno de esos discos que brilla sobretodo por su impronta radial, más que por canciones concretas.
Todo lo contrario que Oath of Intent. Que parece querer hacerte partícipe de una cadena montaje a base de vísceras, sudor y músculos entumecidos. Y sus impulsos: afilados y mecánicos, dañan desde fuera hacia adentro. Invitándote a dar tragos cortos pero seguidos, si es una de esas botellas perdidas en la oscuridad de una estantería, cuando la belleza exterior no es tu mejor atributo.

Aquel blanco de Garnacha y Xarel.lo que el Riojano Benjamin Romeo (Bodegas Contador), se empeñó en elaborar en las abandonadas tierras del Massis del Garraf. Seguramente que ni imaginó en el más peregrino de sus pensamientos. Que 8 años más tarde y con ese tapón de silicona para consumir de inmediato, se acabaría transformando en una crisálida ámbar de agradable oxidación anaranjada visual y excitante acidez.
Son esos pequeños milagros que obra la naturaleza y su contorsionismo químico. Lo que da nueva vida a un vino que podría pasar por un oloroso de Jerez, pero que solo es el fruto de la mutación adulta de las magníficas Garnachas y Xarel.los de carácter calcáreo y marino que da la Sierra del Garraf.
Tierras que nadie se atrevió a regenerar, y que solo unos pocos han visto ese magnífico potencial mediterráneo: Can Rafols, Mas Candi, Clos Lentiscus, La Foresta o Mombra. Verdaderos reinventores del territorio y las papilas gustativas.

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