martes, 28 de octubre de 2014

J.C.SATAN + TY SEGALL_ Sala Apolo 23/10/2014_* VENDIENDO ALMAS AL DIABLO.






















Tim_oh!!Ty era un pequeñajo orondo, de chapetas rojas y rizos dorados, aplicado a la vez que hiperactivo. Criatura de culo inquieto, que pese a esa energía innata que le subía desde los pies hasta las puntas de los dedos, y que le explosionaba allí arriba; en su pequeña cabezota. No le impedía por otro lado, aplicarse en aquello que sus progenitores le decían: Labrarse un futuro a base de hincar los codos.
Una de aquellas tardes en las que el sol se quiebra por entre copas de los árboles que coronan las colinas de Santa Ana, y de regreso a casa. Una anunciación de rasgos invisibles y presencia azufrosa, salió a su paso por entre las calles de Orange County. Se contaron por miles las veces que contó emocionado aquel extraño encuentro; sin llegar a trascender si hubo un pacto satánico de por medio o cuanto de eso fue cierto. Como supondrán nadie dio crédito la historia del chiquillo. Pero lo que si es cierto es que decidió concentrar desde entonces, sus 5 sentidos en exprimir las cualidades de esa Fender Stratocaster que dicen, le regaló su abuela.


Quince años más tarde, como si de la misma Santísima Trinidad premonitoria se tratase, y ya reconvertido en Ty Segall; evangelizador de ovejas descarriadas y demás almas en pena. Nos vuelve a visitar con otro más de sus imprescindibles creaciones; dicen y puede, que el más ambicioso, meticuloso y cuidado de sus trabajos. Una oportunidad definitiva para que el que aquí firma, pudiera limpiar de pecados su alma, y saldar la deuda pendiente que junto a Thee Sees (a estos elementos ya los vi por fin en 2013), dejé escapar aquel PS de 2011 y 2012; todos tenemos pecados que expiar.
Si a todo este cúmulo de sospechosas circunstancias les unen la presencia de los Franceses J.C.SATAN, y tras ver danzar al público como posesos enardecidos. Me van a decir que no hay motivos para que uno no vea la mano negra de Satán tras la coincidencia: ¿Sería cierto el pacto que dicen hizo de niño? ¿O eran quizás los 4 jinetes del Apocalipsis los que nos poseyeron bajo el escenario? No lo sé, pero desde el pasado Viernes no hago más que contar las cuentas del rosario de la Chacha Beringüela, temeroso de la presencia de Belcebú entre nosotros.


*J.C.SATAN:

Dicen los pocos testigos que en la lejanía eludieron los sortilegios de los ángeles negros, que a las 9:30 picadas aparecieron sobre el escenario: Arthur Satan, la Italiana Paula H., Dorian, Ali y Romain; o lo que son J.C.SATAN. Algo que ya puestos aprovecho para reivindicar: No entiendo en mi escaso intelecto, como la gente desembolsa el precio de un concierto y pasa olímpicamente de los teloneros. Vaya, que parece que algunos vayan a fichar y hala, ya puedo decir que he visto a Ty Segall y tengo tema de conversación el los círculos más selectos. En fin, ellos se lo perdieron. Ya que el joven quinteto de Bordeaux desplegaron un set de diez temas, resumiendo su discografía de Ep's y longplays cargados de salvaje actitud sobre el escenario.

Un sonido sobre las tablas de la sala Barcelonesa que dista una eternidad en contundencia y abrasiva, con lo que se extrae de la escucha de sus recientes trabajos en estudio. Sobre el escenario J.C.SATAN son verdaderas bestias pardas, y aquello que de entrada parece una garaje bronceado de surf popero, se transmuta en puro Hardcore (¿o lo llaman post hardcore?, cachis!!). Con esas imagen de niña grande con camisa y canesú de Paula, desbordante en dulzura e inocencia salida de Psicosis. Esa de la que uno ya presiente la trampa tras esa imagen de fragilidad que puede entreverse al ver a dos féminas secundar al pequeñajo bigotudo de Satàn.

Voilà!! J.C.Satan arrancaron con la brutalidad de se redundante “Satan” del primer Lp, aunque se apoyaran sobretodo en un buen puñado de temas nuevos: “I could have died”, “Dialogue with Mars”, o “The Greatest Man”; con la que cerraron. Un directo el suyo tremendo, con una esencia de liturgia maquiavélica oscura por momentos, esmiriladores por constancia, y de ritual nihilista en gran medida. Entre trago y trago de Jack Daniels botella en mano, con el que su líder Satàn parecía bendecirse cual agua bendita, dejaron el listón realmente alto.
Tras esa primera sacudida de punkera, entraron en plena catarsis por la puerta de detrás. Sonaría acto seguido “Dragons” de su último Faraway Land/2012, del que también cayó la que le da título a su último largo. “Hell Death Samba”, y “There's no godness in her World” de su Ep conjunto con los Belgas REGAL: Oscuros, de salmos hipnóticos, ondulantes y explosivos en cada desenlace de las canciones. Estos salvajes hacen crecer las canciones en directo cual espuma de poliuretano comprimida y efervescente. Sus canciones son pequeños perdigonazos que buscan cualquier grieta para escapar y crecer con una solvencia primitiva a la vez que abrasadora.

Hacia el final una brutal “Crystal Snake”, que en la cercanía del escenario salpicaba bilis a los que allí poseídos permanecíamos estupefactos, ante semejante y brutal interpretación. Esa misma proximidad que tras el set no impidió cruzar miradas y suspirar: menudo aperitivo se marcaron los gachones. La botella de Bourbon evaporada y el áspero resquemor todavía candente en nuestros gaznates.


 *TY SEGALL:

Hacia las nueve y media ya pasadas, y con la banda Francesa aun recogiendo bártulos, enseres y monitores en autodidacta desmontaje. Como deben funcionar las cosas, cuando son estos colectivos suficientes los que salpican de talento y puesta en escena, directa del manantial. La sala ya llena y expectante, los madrugadores allí en primera línea del frente, aferrados a la alambrada de las trincheras y preparados con el cuerpo caliente a que el pogo desembocara en lo más parecido a una danza satánica.

Ty Segall junto al resto de la banda salieron guitarras y baquetas en mano: Calibrando, conectando, mirando de reojo a la platea con una serenidad extraña e inquietante, como quien se prepara para el gran salto de su vida.

Un Speaker que saltó a la palestra ataviado con un traje tejano ajustado, por el que le asomaba la pelambrera; más digno de una trasnochada Las Vegas, que de cualquier otra instantánea posible. Nos azuzó aun más con un discurso de boca torcida. El sudor se ponía en punto de ebullición, y comenzaban con esa especie de intro “Manipulator” con el menda a los mandos del casiotone. Con “It's Over” todo acabaría saltando por los aires: Modales, buenas formas, compostura, y la madre que los matriculó.





Los conciertos de este chaval de 26 años al que la vida a maltratado con esa dosis de realidad, de la que todos somos parte del reparto. Injiere como quien no sabe si habrá otro amanecer. Sintetiza y vomita de una forma tan sintomática y natural, como los gestos reflejos que su propia música provoca. Llegados a ese punto de inflexión y de forma inequívoca, da ya lo mismo el camino que emprendió allá por 2008 con ese garaje primario del que hizo gala. Son 7 discos de factura propia, sin contar otros tantos artilugios (hasta 11), la infinidad de colaboraciones y proyectos paralelos... Vamos, que se apunta a un bombardeo y lo mejor, lo hace con una inspiración tal, que todo lo que conecta cabeza y manos destila una naturalidad y libertad de la que pocos pueden presumir.

Recuerda en actitud a ese primerizo Beck permeable a mil y un estilos, con una personalidad tan amplia como genuina. Su último trabajo deja atrás un “Sleeper/2013” de folk redentor y esquelético grabado a pelo y con la muerte aun presente de su padre. Un “Twins/2013”, rocoso y cortante; que deja en un las referencias al Punk, Garaje, Rock subterráneo, Glan, a los 70's o cualquier comparación posible. Ty Segall tritura y digiere según el momento y todas sus afinidades, como la de sus colegas Thee Oh Sees, son ricas y con mucha chicha. De echo su último doble aún caliente, Manipulator/2014; afinado y pulido con más mimo que cualquiera de sus anteriores trabajos, es de una elevación Glan y Rockera de pitiminí metálico y cortante. Marc Bolan, Mick Ronson, y Neil Young, del que lleva tatuado en uno de sus brazos, están ahí, de cuerpo presente.


Con la sala puesta patas arriba, salpicados en sudor y perfecta armonía de flujos corporales, despendolamiento colectivo, y la peña saltando desde el escenario. Se sucedieron una tras otra las andanadas. Su forma de interpretarlas sobre el escenario y la química con la que hace partícipes al público, son pura reacción espontánea. “Tall Man Skinny Lady” insuflando al D.Bowie más andrógino, la musculosa “Feel” en la que el humeante bajo de Mikal Cronin parece injertar The Jam y Kinks en un experimento híbrido lleno de fuzzs y grooves (y ojito con la carrera en solitario paralela de este larguilucho).
Y es que su último trabajo se coja por donde se coja, de atrás hacia adelante o a la inversa, está repleto de una calidad e inmediatez incontestable: Tremenda “Green Belly”, mi canción predilecta del disco con diferencia; todo un clásico. “The Faker” puro himno, “The Singer” aunque sea una de las flojillas, “Don't want to Know (Sue)” con la que bajo ligeramente el pie del acelerador; sino, creo que alguno/a hubiese perecido entre la marea que se produjo en las postrimerías del escenario. Sucumbimos al Blues Rock de “The Feels”, una de las que mejor sonaron esa noche, o a “Susie Thumb”; y es que Manipulator tiene mucho y muy bueno.
Vuelta al garajerock de sus primeros y más desconocidos discos con “Imaginary Person”, “You Make the Sun Fry”. Y dos certeros apuntes a su anterior Twins, con “Tank good for Sinners” y “You're the Doctor”; con la que enloquecimos por completo. Para rematar la noche y con un sonido más nítido, engrasado y certero que en el inicio. Dos detalles de aquellos que nos presentan a un Ty Segall, no solo alocado, anárquico y suicida. Sino que también a un autor comprometido con unos ideales que lo llevan a exprimir sus creencias a límites extremos y extenuantes. Dos temas para envolver el regalo de celofán venenoso de aquella conceptual y libertaria Ty Segall Band de 2012: “Slaughter House” y “I Bought my Eyes”, con el catecismo de “White light/White Heat” bajo el brazo y unos ramalazos Jimmy Hendrixianos más que evidentes, llevado al extremo noise y experimentaciión.


Las melenas rubias del apretado Ty Segall enfundado en un mono industrial acabaron, como era de prever, sobre el público en volandas guitarra al ristre. El Speaker disfrazado de Batman también. El público empujado por una catarsis colectiva, subido al escenario y lanzándose para flotar en éxtasis popular.
Solo reprochar el excesivo protagonismo de más de un desatado que subió en el último tema, triunfal al escenario; cuando ya sabemos quien es verdadero mago de la noche. Aunque teniendo en cuenta como acabó su última visita en esta misma sala el pasado Primavera, no es de extrañar la reacción del público; y es que a Ty & Co. se les ve como pez en el agua en esa provocación de pogo colectivo que generan.

Con la distorsión quebrada sobre un público llevado al punto más alto del salvajismo estertórico. Tras una ligera pausa para lamer heridas, recomponerse y enjugarse el sudor; la debacle: “I Wear Black” y “Gilfriend” fueron las encargadas de cerrar una noche para recordar. Tiempos pasados en los que un concierto no era tan solo una puesta en escena meticulosa, exacta y perfeccionista. Y donde la acústica de la sala, el control del sonido, o lo desmedido del mismo, no eran inconvenientes para que la complicidad de músicos/público provocara tales efectos. Sobretodo cuando la rabia que genera el actual panorama, solo te deja la opción de descargar la ira.


El Californiano emana en cada gesto y acorde, ese salvajismo innato de quien vive y exterioriza la música desde la más pura euforia. Tiene ese instinto natural tan falto hoy en día, acierta de pleno yendo al grano del meollo, melodía/cultura musical/ejecución fresca: Sin posturas, aditivos, colorantes, ni producciones innecesarias que lastren ese talento nativo que posee.
Ojala dure y siga disfrutando de lo que hace sin objetivos comerciales aparentes. Mientras eso pase, aquí estaremos, ojo avizor, atentos... Mientras bandas como Black Keys, Kasabian entre otros, siguen deslumbrados por el efectivismo de los neones y las pistas de baile, los hay que siguen arando con yunta de Bueyes el legado de la mejor música; por suerte para nosotros, de momento.

2 comentarios:

  1. Muy grande Segall. Mi hermano era fanático de él y en casa era una escucha obligada. Creo que nunca se me irá esa imagen suya tan salvaje moviéndose de forma tan hiperactiva en un escenario. Un abrazo, caballero.

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  2. Sí Alex, de los pocos que pasan olímpicamente de las formas y las poses. Pura energía natural y contagiosa, mola ver a un tio sobre el escenario creer tanto en lo que hace.

    SALUDOS!!

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